Su filosofía, que promueve racismo e intolerancia, se está materializando en muertes y violencia en las calles de distintas ciudades del mundo

Renaud Camus el ideólogo detrás de los terroristas supremacistas blancos

La amenaza del supremacismo blanco que avanza en Estados Unidos, y en otras partes del mundo, con ataques terroristas domésticos, bebe de todo tipo de fuentes. Una de ellas es la del autor francés, Renaud Camus, el ideólogo del supremacismo blanco contemporáneo a través de la teoría de 'le grand remplacement'.

Esa filosofía, que promueve racismo e intolerancia, se está materializando en muertes y violencia en las calles de distintas ciudades del mundo. Solo este año, El Paso (EEUU, 22 personas fallecidas); San Diego (EEUU, 1 muerto); y Christchurch (Nueva Zelanda, 51 muertos). Al poner el foco sobre el terrorismo yihadista la administración estadounidense ha ignorado la amenaza del terrorismo blanco, con una ideología común de violencia, intolerancia y odio, y que este año ha dejado más muertos que la yihadista.

Camus es conocido por popularizar la teoría de 'el gran reemplazo', sobre la que ha publicado un libro, que describe como un cambio de pueblo: la idea de que invadidos por la migración (musulmana,  subsaharaiana o latina) los nativos (blancos y católicos), en unas pocas generaciones, verán su  pueblo y sus valores completamente cambiar. Con ese pretexto filosófico, el terrorismo supremacista blanco avanza en Occidente imparable. Alimentado por una división política y social, la presencia de esta amenaza es patente. Además, la retórica islamófoba y antiinmigratoria, cada vez más común en el discurso político de muchos países, avasalla a su paso. 

El autor francés piensa que los países occidentales se enfrentan a diversos grados de sustitución étnica y de civilización. Señala, por ejemplo, la creciente prevalencia del español y de otros idiomas extranjeros en Estados Unidos como evidencia del mismo fenómeno, según la revista New Yorker, y vive obsesionado con la disminución de la pureza étnica de Europa occidental (y ha mostrado su apoyo a Marine Le Pen).  Como los recientes atentados terroristas exponen, el riesgo es que inspirados por estos mensajes, individuos actúen de manera violenta contra ese supuesto reemplazo.

Las posturas supremacistas blancas existen desde hace mucho tiempo (el Ku Klux Klan se creó en 1865) pero la irrupción del supremacismo actual que combate, al descubierto, contra todo lo que no sea blanco es un gran peligro. Además, hoy en día se caracteriza por luchar contra el multiculturalismo que ha traído la globalización en un mundo cada vez más conectado. La serie de ideologías racistas relacionadas con los últimos ataques de las últimas semanas se ajustan a un perfil de defensa a ultranza de la raza blanca. Como entonces, la supremacía blanca se puede definir como una teoría que se basa en la idea de que los blancos son genéticamente superiores a las demás y que se deben crear sociedades puramente blancas.

La relevancia de los últimos ataques en EEUU demuestra como el foco se ha puesto sobre las comunidades y grupos no blancos y occidentales: el tiroteo en la ciudad de El Paso, en la famosa frontera sur fue escogido por ser una ciudad fronteriza con México con cerca de 700.000 habitantes, y según datos del censo donde más del 80% de la población es de origen hispano. Se convirtió en uno de los ataques más mortales en Estados Unidos motivados por el extremismo blanco. En Christchurch el terrorista perpetró su ataque en dos mezquitas, a la hora del rezo, matando deliberadamente a miembros de la comunidad musulmana. El reconocimiento entre ellos también simboliza su lealtad a la ideología: el autor del manifiesto de El Paso dijo estar inspirado por el terrorista de Nueva Zelanda.

Con todos estos ataques terroristas Camus ha obtenido la notoriedad que busca. El manifiesto del terrorista australiano en Christchurch aludía a la llamada teoría de ' el gran reemplazo'. La influencia que tuvo Camus en el atentado de Nueva Zelanda, el 15 de marzo, precedió al ataque en San Diego contra una sinagoga que también tenía un componente de supremacismo blanco. Su influencia se extiende rápidamente y aunque dice no defender la violencia, lo que sus palabras inspiran tiene unas consecuencias terribles, demasiadas veces mortales.

Los atentados de El Paso, EEUU, y Christchurch tienen otros elementos en común como que ambos terroristas publicaron manifiestos en el foro 8chan que culpaban a los inmigrantes de los problemas del mundo moderno. En esas comunidades online los terroristas han sido capaces de debatir libremente sobre el nacionalismo blanco y otras formas violentas de racismo. En él el terrorista de El Paso colgó un manifiesto en que alertaba de una "invasión" de inmigrantes hispanos.

El miedo de un creciente número de personas de que las poblaciones no locales superen en número a los blancos, provocando cambios en la política y la cultura anglosajona o europea, es infundado y una forma de encontrar chivos expiatorios. El resurgir actual del supremacismo tiene unos componentes políticos y económicos contemporáneos pero el miedo paranoico es el mismo, la extinción de la raza blanca o la exaltación del supremacismo. En el trasfondo del fenómeno contemporáneo esta la composición demográfica de las sociedades mundiales que se encuentran en pleno proceso de cambio. 

Pese a que el presidente de EEUU, Donald Trump, solo diga que detrás de este patrón de atentados terroristas supremacistas se encuentran las enfermedades mentales, la violencia de los videojuegos, y unos medios de comunicación polarizados (que él mismo alimenta), los motivos ideológicos de supremacía están más presentes que en mucho tiempo. El FBI dijo que el ataque "pone de manifiesto la continua amenaza que suponen los extremistas domésticos violentos". Por supuesto, EEUU necesita una regulación más estricta de la tenencia y uso de armas de fuego también. 

La ONU pide trabajar los discursos de odio

La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos pidió hoy a gobiernos y a las empresas que gestionan redes sociales aunar medidas para frenar los discursos de odio dirigidos contra etnias, religiones u otros colectivos, con el fin de prevenir crímenes como el ocurrido el pasado 3 de agosto en El Paso.

"Pedimos a las administradoras de redes sociales y a los gobiernos que trabajen juntos en el desarrollo de legislaciones que tengan en cuenta la base de los derechos humanos con el fin de reducir los riesgos de nuevos crímenes de odio", destacó en rueda de prensa el portavoz de la oficina Rupert Colville.