Una delegación turca visita Moscú para tratar de acercar posturas con el Kremlin en lo que respecta a ambos conflictos

Siria y Libia, dos dolores de cabeza para Rusia y Turquía

PHOTO/SERGEI CHIRIKOV via REUTERS - El presidente ruso Vladimir Putin (derecha) y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan

Turquía cada vez está más cerca de Rusia. El alejamiento de Washington y sus aliados ha llevado a Ankara a estrechar sus lazos con Moscú en busca de nuevos aliados en el panorama internacional. Sin embargo, las relaciones entre los dos países no son todo lo fluidas que a ambos les gustaría. Siria y Libia son, en la actualidad, dos piedras en los zapatos de las dos potencias, pues mantienen intereses divergentes en ambos escenarios. Una delegación de Turquía ha acudido a la capital rusa para discutir las dos situaciones y consensuar, en la medida de lo posible, posturas comunes. El encuentro se interpreta como una previa de la cumbre que mantendrán el mes que viene Putin y Erdogan.

La representación de Ankara ha estado encabezada por el viceministro de Exteriores Sedat Önal. Le han acompañado de altos funcionarios del ministerio de Defensa Nacional y representantes de la comunidad de inteligencia. La cumbre bilateral ha estado precedida por una conversación telefónica que han mantenido los ministros de Exteriores de ambos páises, Mevlut Çavusoglu y Sergei Lavrov. Según el portal Sputnik News, ambos cancilleres mostraron su preocupación por la crisis humanitaria en Siria. Igualmente, manifestaron su intención de cooperar para estabilizar la situación en Libia.

Idlib: una cuestión espinosa

El encuentro en Moscú se ha caracterizado, en líneas generales, por desarrollarse en un tono similar. Siria se halla en uno de los momentos más delicados de los últimos meses; los coletazos de la guerra están afectando también a las potencias que están presentes en el país levantino. El presidente Bashar al-Asad ha lanzado una ofensiva terrestre para recuperar la región de Idlib, último bastión de la resistencia contra el régimen, a pesar de que los acuerdos de Astaná de septiembre de 2018 la califican como una zona de desescalada.

Desde el aire, los aviones rusos apoyan el avance de las tropas gubernamentales. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado este martes de que ocho personas han muerto, incluidos cinco niños, en un bombardeo sobre una escuela en la ciudad de Saraqib. La población civil está abandonando las localidades de la región, que caen, una tras otra, en manos del oficialismo.

Ciudad de Maaret Al-Numan, en la provincia noroccidental de Idlib

Decenas de miles de personas -hasta 120.000, según la ONG Humanitarian Relief Foundation- se dirigen en caravana hacia el norte. Su destino es la frontera con Turquía. Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, ya ha manifestado que su país no podrá hacerse cargo por sí solo de una nueva oleada de refugiados de ese calibre, en lo que se ha percibido como una seria advertencia a la Unión Europea. El mandatario turco, por su parte, también ha metido mano en el norte de Siria. Aprovechando el vacío dejado por la retirada estadounidense, Turquía ha desplazado efectivos a la zona de seguridad ocupada por los kurdos, cuyo futuro es más que incierto. En el curso de su avance, algunas unidades turcas han entablado enfrentamientos con fuerzas aliadas de Damasco y Moscú.

La delicada situación de los miles de refugiados que se dirigen a territorio turco desde Idlib ha centrado buena parte de las conversaciones entre Önal y los anfitriones rusos, según ha informado la agencia TRT. Dada la contraposición de intereses entre rusos y turcos, es difícil encontrar una solución que convenga a las dos partes. La lucha contra el terrorismo, sin embargo, sí ha sido un punto de unión entre Moscú y Ankara, al menos sobre el papel; informes recientes apuntan a que Turquía ha prestado financiación en secreto a grupos afines al antiguo Frente al-Nusra, grupo asociado a Al-Qaeda que ha tenido una gran implantación, precisamente, en la región de Idlib.

Desplazados sirios del sur de la provincia de Idlib reciben ayuda alimentaria de un camión en el campo al oeste de la ciudad de Dana, en la región noroccidental de Siria, el 23 de diciembre de 2019
Libia: bandos opuestos

En Libia, el conflicto de intereses es todavía más patente. Las amplias reservas de petróleo y gas en la costa libia están en el centro de todo el embrollo. Turquía viene apoyando, desde hace meses, al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) reconocido por Naciones Unidas con equipamiento militar que incluye vehículos blindados y drones. Rusia, sin embargo, ha prestado su ayuda al mariscal Jalifa Haftar, al que también respaldan la Francia de Macron, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Al mando del llamado Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), este antiguo aliado de Gadafi está tratando de tomar Trípoli para deponer el precario régimen establecido.

Los mecanismos del Gobierno turco se han activado a raíz del asalto sobre la capital de Haftar, asistido por batallones de mercenarios rusos. En la última semana, el Parlamento de Ankara -donde el partido de Erdogan disfruta de una amplia mayoría- ha aprobado un plan militar para ofrecer sustento militar al Gobierno de Fayez Sarraj, en caso de que fuera necesario. El portal Alwaght informa de que el GNA tiene pensado pedir el despliegue de tropas turcas en territorio libio para febrero de 2020. Este plazo, sin embargo, podría adelantarse en función de cómo se desarrollen los acontecimientos en los próximos días.

El primer ministro de Libia, Fayez Sarraj

Aunque, en apariencia, los intereses de ambas potencias en el país norteafricano son antagónicos, la reunión de este lunes ha servido para que los dos países discutiesen sobre los pasos que pueden darse a partir de ahora. Las dos representaciones, favorables a fomentar un diálogo que desemboque en un alto el fuego, han puesto especial énfasis en el asunto del dominio del mar.

El pasado día 8, entró en vigor un nuevo memorando de entendimiento que modifica los derechos de explotación sobre las aguas del Mediterráneo oriental por parte de Turquía y la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre. Egipto, Grecia y Chipre criticaron en su día el movimiento. Consideraban que el contenido del acuerdo viola las normas de derecho internacional.

Un combatiente leal al Gobierno Libio del Acuerdo Nacional (GNA), durante los enfrentamientos con las fuerzas leales a Jalifa Haftar en Ain Zara, suburbio de Trípoli, el 7 de septiembre de 2019

No obstante, este encuentro ha finalizado sin propuestas concluyentes. Más bien, ha servido como preludio a la cumbre bilateral que mantendrán los dos países el próximo 8 de enero, cuando está previsto que el presidente ruso Vladimir Putin visite oficialmente Turquía. Se espera que Putin y Erdogan continúen dialogando acerca de las situaciones en Siria y Libia. Además, también se ultimarán los detalles sobre la entrega de misiles tierra aire rusos del modelo S-400 a Ankara, por cuya adquisición la Casa Blanca ha impuesto severas sanciones a Turquía. Es probable, además, que se aproveche el encuentro para inaugurar el gasoducto TurkStream, que conectará los dos países.