La tensión entre el Estado y los salafistas sigue presente en Tánger


Redacción Atalayar      
Foto:Una vista del distrito tangerino de Beni Makada.      
La tensión entre el Estado marroquí y los salafistas  no ha desaparecido en Marruecos y Tánger es uno de los focos donde pululan los grupos radicales. Una veintena de salafistas fueron detenidos en una redada policial después de haber protagonizado disturbios callejeros y agresiones a miembros de las Fuerzas de Seguridad el pasado 17 de mayo. Los hechos ocurrieron en el barrio de Mabruka, en el popular distrito de Beni Makada de la capital del Estrecho. Según la Policía, los disturbios estallaron cuando unos agentes quisieron detener a un militante salafista conocido con el nombre de ‘Aduala’.  La operación policial  no pudo llevarse a cabo, porque un grupo de islamistas radicales armados con sables y palos agredieron a los agentes. Los salafistas contaron con el apoyo de varios pequeños traficantes de drogas de la zona. Cuatro agentes resultaron heridos durante los incidentes. Al día siguiente, numerosos efectivos policiales dotados con material antidisturbios y algunos armados con metralletas  se desplegaron por el barrio y practicaron unas 20 detenciones. En la redada,  los agentes no pudieron localizar y detener a ‘Aduala’, al que la Policía acusa de ser el cabecilla de un grupo salafista. Las tensiones entre policías y salafistas en el distrito tangerino de Beni Makada no son nuevas. Hace un par de meses estallaron violentos enfrentamientos entre agentes del orden y jóvenes islamistas radicales en la barriada de Ard Daula.  En esta ocasión, la Policía también quiso detener a un islamista radical y  tuvo que disparar al aire para repeler la agresión de un grupo de violentos que volcaron un coche patrulla.

El distrito de Béni Makada es una zona pobre de Tánger  donde viven unas 250.000 personas y los grupos salafistas radicales están implantados y bien organizados, sobre todo en las barriadas de Mabruka, Ard Daula y Bir Chaîri. Muchos terroristas yihadistas marroquíes que se fueron a Siria a luchar contra el poder proceden de estos barrios populares de Tánger. Pero los salafistas son una ínfima minoría en un distrito donde miles de personas luchan a diario por la supervivencia económica vendiendo en la calle utensilios de plástico, alimentos, ropa barata y contrabando de todo tipo. En Beni Makada han ocurrido en los últimos años protestas populares de ciudadanos que exigen trabajo y mejores condiciones de vida y en más de una ocasión la Policía ha tenido que hacer uso de gases lacrimógenos para dispersar a los descontentos. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos en Tánger (AMDH) denuncia que la Policía suele hacer un uso desproporcionado de la fuerza, lo que genera descontento en la población. Muchos jóvenes se quejan de que en los barrios pobres donde viven no hay nada que hacer, excepto drogarse,  pasarse el día en la calle, o sentarse en una cafetería. La crispación social está cada vez más a flor de piel entre los habitantes de Beni Makada  y los grupos salafistas intentan aprovecharse de la situación para manipular a los descontentos.