Las últimas encuestas dan un empate técnico entre el bloque conservador liderado por Benjamín Netanyahu y la coalición de centroizquierda, encabezada por Benny Gantz

Terceras elecciones en Israel, con la mirada puesta en las cuartas

AP/ODED BALITY - Una pancarta representa a Benny Gantz, líder del partido Azul y Blanco, y al primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu, como parte de la campaña del partido Azul y Blanco para las próximas elecciones, en Tel Aviv, Israel, el 17 de febrero de 2020

Por tercera vez en once meses los israelíes acuden a las urnas para intentar poner fin al bloqueo político en el que está sumido el país. La incapacidad del bloque gubernamental liderada por el Likud de Benjamín Netanyahu, de conseguir la mayoría persiste y la oposición al Likud, encabezada por el centrista Azul y Blanco del ex general Benny Gantz, tampoco ha sido capaz de formar una alternativa. 

La división del Knset (parlamento israelí) es amplia. La Cámara de 120 escaños está enormemente dividida y refleja la imposibilidad de que ningún partido supere la mayoría absoluta por sí solo, por lo que las coaliciones son necesarias para formar gobierno y no llevar al país a las cuarta elecciones. Las predicciones muestran que los israelíes no cambiaran mucho su intención de voto. 

Para esta nueva repetición de elecciones las formaciones políticas se han estructurado en dos bloques y así poder llegar a la mayoría de 61 escaños. Por un lado, está el liderado por Gantz, el bloque de centroizquierda, que cuenta con partidos árabes y con partidos sionistas; y por otro, el de Netanyahu, con formaciones de la derecha y la ultraderecha ortodoxa y nacionalista. Para evitar la pérdida de representación en el bloque conservador se han unido: Nueva Derecha, del ministro de Defensa, Naftali Bennett; Unión Nacional, del ministro de Transportes, Betzalel Smotrich, y Hogar Judío, del responsable de Educación, Rafi Peretz. 

Los partidos árabes, en una coalición llamada Lista Conjunta, que representan al 20% de la población israelí y consiguió 13 escaños, han ofrecido su voto a la asociación de Gantz, junto con los laboristas, en horas bajas, y Meretz.

Las últimas encuestas publicadas dan a Azul y Blanco un 33,2% de los votos y al Likud un 33,4%, lo que equivale a un empate técnico. El diario Maariv prevé que el partido de Netanyahu saque 34 diputados, al igual que Gantz, lo mismo que el diario conservador Israel Hayom. Por su parte, la radio pública Kan da una ligera ventaja de un diputado al Likud. Según los sondeos, el bloque de las formaciones de derecha, ultraderecha y religiosas lograría entre 57 y 58 asientos, a tres o cuatro de poder formar un ejecutivo. El otro, de centroizquierda y árabe se situaría en 56, aún mas alejada de la mayoría.

Entre ambos bloques se sitúa el derechista secular Yisrael Beiteiuno, del exministro de defensa, Avigdor Lieberman. Este partido, nacionalista y conservador, pero contrario a las posiciones de los ortodoxos, formó parte del gobierno de Netanyahu hasta hace solo un año, cuando rompió por un alto el fuego con los palestinos, al cual mostró su contrariedad. El papel de Lieberman es importante, pues tiene las llaves para la gobernabilidad. Pero, por un lado, no quiere pactar con los ortodoxos judíos, y por el otro con los partidos árabes. La negativa de su partido a que los ortodoxos estén exentos de hacer el servicio militar llevó a la convocatoria de elecciones y a su doble repetición. El partido de Lieberman es necesario para que Likud sume una mayoría. 

Imputación y plan de paz, nuevos ingredientes para la campaña

Estas elecciones presentan dos elementos nuevos, pero parece que no van a suponer un cambio en el electorado: el inicio del juicio contra Benjamín Netanyahu, acusado de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos de corrupción; y el plan de paz impulsado por Donald Trump. Según los analistas, ni el proceso judicial de Netanyahu, que comenzará el 17 de marzo, ni la denominada Visión de Paz de EEUU influirán notablemente en un electorado cada vez más polarizado, entre quienes apoyan de manera incondicional a Netanyahu y quienes ven que su tiempo ha terminado.

Además, el tono bronco de la campaña muestra la polarización en la que está sumida el país. Según el periódico Haaretz, una persona relacionada con Netanyahu habría contratado al grupo de inteligencia CGI Grup para buscar informaciones controvertidas de Gantz.

Las preocupaciones del electorado israelí siguen siendo las mismas que en las otras dos elecciones: la economía, la religión y la seguridad. Esta última, sobre todo presente tras el repunte de la violencia en Gaza. El impasse en el que se halla el país hace que estos problemas se estén dejando a un lado, lo que está provocando el hartazgo de la población con la clase política. “Por triste que suene, en base a las encuestas, unas cuartas elecciones son la opción más probable”, ha escrito el periodista Yuval Karni en el diario Yediot Ahronot. Una predicción que comparte el 38% de los israelíes según el sondeo de Israel Hayom.