La UE y la riqueza mineral de África: el pastel se reparte y hay que conseguir una porción
Por su riqueza en recursos minerales y energéticos sin explotar, necesarios para la transición ecológica y digital, las naciones africanas están atrayendo cada vez más la atención de grandes potencias

- Introducción
- La Ley de materias primas fundamentales: ambiciosa y necesaria
- Una nueva mirada de la UE a África
- Conclusiones
Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.
Con la entrada en vigor de La ley de materias primas fundamentales la Unión Europea (UE) pretende fortalecer las cadenas de valor, diversificar las fuentes de suministro, mejorar la capacidad para monitorizar los riesgos del mismo y mejorar la sostenibilidad. La UE necesita reducir la dependencia de fuentes únicas de minerales esenciales para las transiciones ecológica y digital y para ello necesita fortalecer sus relaciones con los países productores.
Por su riqueza en recursos minerales y energéticos sin explotar, necesarios para la transición ecológica y digital, las naciones africanas están atrayendo cada vez más la atención de grandes potencias como Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, India, Japón y Australia que buscan cómo llevar a cabo sus proyectos ante una presencia consolidada de China en el continente. La lucha por los recursos en el continente no es comercial es geopolítica.
Introducción
El suministro seguro de determinadas materias primas necesarias para la economía del futuro y la digitalización es actualmente uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la economía mundial. Durante las próximas décadas se estima que la demanda de determinadas materias estratégicas necesarias para la transición energética y digital aumente de forma considerable mientras se corre el riesgo de que la oferta no lo haga a la misma velocidad. Tal y como ha declarado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres: «Un mundo impulsado por energías renovables es un mundo hambriento de minerales críticos»1.
La pandemia de covid-19, la guerra de Ucrania o la paralización del comercio marítimo han constatado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro del proceso económico globalizador que había eclosionado en las últimas décadas. Si además se añaden las restricciones a las exportaciones2 —por motivos de seguridad nacional— de materias primas críticas y tecnologías asociadas fruto de la competencia tecnológica entre EE. UU. y China, el resultado es un entorno económico incierto que cada vez se rige más por la geopolítica.
La transición energética ha dado paso a una competencia estratégica de los Estados para asegurar sus cadenas de suministro de los minerales necesario para llevarla a cabo. En la COP28, los gobiernos acordaron triplicar la capacidad de energía renovable para 2030 y no hay camino para lograr este objetivo sin un aumento significativo del suministro de minerales críticos para la transición energética.
En este contexto, muchos países han adoptado políticas para asegurar su suministro de materias primas críticas y de tecnologías asociadas seguro y sostenible para intentar disminuir la dependencia que tienen de China. De lo contrario corren el riesgo de perder competitividad en la transición energética y digital. Por ejemplo, EE. UU. ha desarrollado la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 (IRA, por sus siglas en inglés) y para contrarrestarla la UE ha desarrollado una serie de iniciativas encuadradas en el Plan Industrial del Pacto Verde 3 . A la reforma de la configuración del mercado de la electricidad4 y la Ley sobre la industria de cero emisiones netas (NZIA)5, hay que añadir la recientemente aprobada Ley de materias primas fundamentales6. Con ello se pretende crear un entorno regulador propicio para mejorar competitividad de la industria europea y lograr los objetivos climáticos y digitales de la UE.
Con la Ley de Materias Primas Fundamentales, la UE busca mejorar la capacidad para supervisar y mitigar los riesgos de las dependencias estructurales del exterior en el suministro de determinadas materias primas estratégicas. Estas materias primas son imprescindibles no solo para avanzar en la descarbonización y digitalización, sino que también son necesarias en sectores estratégicos como el de la defensa o el aeroespacial.
La UE tiene que reforzar su compromiso con socios de confianza para desarrollar y diversificar la inversión en materias primas críticas y en sus cadenas de valor, promover la estabilidad en el comercio internacional y fortalecer la seguridad jurídica para los inversores. En particular, la UE buscará asociaciones que proporcionen beneficio mutuo con los mercados emergentes y las economías en desarrollo, principalmente en América Latina y África, especialmente en el marco de su estrategia Global Gateway7. Todo ello, en un ambiente geopolítico complejo de creciente tensión entre EE. UU., Rusia y China.
La Ley de materias primas fundamentales: ambiciosa y necesaria
Acorde con sus compromisos climáticos y de sostenibilidad, la UE estableció el Pacto Verde Europeo como la senda que debía seguir la economía de la Unión para salir de la crisis de la pandemia de covid-198. Esta apuesta hacia la transición energética y la descarbonización se ha visto reforzada por la iniciativa RePower —surgida a raíz de la guerra de Ucrania con la que se pretende avanzar hacia una mayor independencia energética de combustibles fósiles—, la iniciativa Fit55 —que establece el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 % en el 2030— y el Plan industrial del Pacto Verde con el que la UE está decidida a liderar la revolución de las tecnologías limpias. Derivadas de este Plan han surgido tres iniciativas legislativas. La primera ha sido la Ley de industria neta cero con la que se pretende atraer inversiones y crear mejores condiciones y acceso al mercado para las tecnologías limpias simplificando el marco reglamentario. A esta Ley se han unido la Reforma del mercado de la electricidad de la Unión Europea para impulsar la electrificación de la demanda energética y, recientemente, la Ley de materias primas fundamentales.
Desde 2011, en el que se estableció por primera vez la lista de materias primas críticas, la UE había elaborado iniciativas para abordar el creciente desequilibrio entre la oferta y la demanda de minerales y de toda la cadena de producción de tecnologías relacionadas con la descarbonización y la digitalización. La Ley de materias primas fundamentales establece ese reglamento que faltaba —de carácter estratégico— necesario para generar confianza en las inversiones y mitigar los riesgos de interrupción de la cadena de suministro de las materias primas necesarias para la transición energética y la digitalización de las economías.
Con la entrada en vigor de La ley de materias primas, la UE pretende fortalecer las cadenas de valor, diversificar las fuentes de suministro, mejorar la capacidad para monitorizar los riesgos del mismo y mejorar la sostenibilidad. Para ello, se han establecido una serie de objetivos que pueden considerarse ambiciosos teniendo en cuenta la situación de dependencia del exterior de la que parte la UE. También se ha actualizado la lista de materias primas relevantes, de las cuales 17 se han considerado estratégicas porque son esenciales no solo para la transición verde, la digitalización, el sector aeroespacial y de la defensa, sino también porque se espera un aumento de la demanda, no obstante su producción no puede aumentar al mismo ritmo.
En cuanto a los objetivos planteados en la ley relacionados con las materias primas críticas, se establece que el 2030 el 10 % del consumo anual de la UE debe proceder del sector minero dentro de la Unión, al menos un 40 % debe proceder de materiales procesados dentro de la UE y el 25 % del reciclado. Para las importaciones se establece un máximo de un 65 % de dependencia de un tercer país. Este objetivo es, especialmente, ambicioso dado que 97 % del suministro de magnesio a la UE procede de China, 100 % de las tierras raras utilizadas para imanes permanentes se refina en China, el 98 % del suministro de borato a la UE procede de Turquía y el 71 % del platino lo proporciona Sudáfrica9.
Para implementar la ley se crea el Consejo Europeo de Materias Críticas (art. 34 de la Ley Europea de materias primas fundamentales) cuyas tareas se van a centrar en la financiación de proyectos, circularidad, exploración de nuevos yacimientos, almacenamiento, monitorización de riesgos e impulsar el conocimiento del público sobre el reto que representan las materias estratégicas. También se pretende que este Consejo ofrezca un apoyo a la hora de evaluar proyectos estratégicos, así como la coordinación de asociaciones con países con intereses comunes.
Los retos para implementar la Ley de materias primas fundamentales no son pocos ni fáciles ya que la geopolítica rige cada vez más el comercio de estas materias estratégicas. Aunque la UE mejorará de forma rápida su capacidad minera interna con la apertura de nuevos yacimientos y aumentará la circularidad de los minerales estratégicos, la realidad es que la UE va a seguir dependiendo del suministro exterior debido a que algunos de estos minerales no están presentes en territorio europeo como el cobalto y el níquel que son necesarios para la producción de baterías.
Las cadenas de suministro globales de materias primas críticas están siendo cada vez más disputadas. Para la UE, el riesgo de no abordar de forma seria el acceso seguro y sostenible podría derivar en una espiral de desindustrialización y disminución de su competitividad que le alejaría de las primeras economías del mundo.
La desindustrialización de la economía europea es especialmente preocupante en el caso de Alemania que había mantenido su fortaleza económica y productiva gracias a los bajos precios del gas ruso10. Peter Buchholz, director de la Agencia Alemana de Recursos Minerales (DERA) describe la situación actual como una competencia sistémica: «La carrera por las materias primas es también una carrera por nuestra prosperidad futura»11.
A la UE le ha faltado esa visión estratégica necesaria para establecer prioridades a la hora de garantizar su autonomía en materias primas. Como ejemplo, se puede citar el galio que es esencial para la industria de los semiconductores. Alemania dejó de producirlo porque la producción en China era mucho más barata y los estándares ambientales son más laxos. Ahora China, con todo el conocimiento adquirido, no solo domina la producción sino que, por motivos de seguridad, ha implantado restricciones a la exportación provocando una guerra de chips 12 . De esta forma, las cadenas de suministro se están convirtiendo en un arma geopolítica.
La situación en Europa contrasta con la de Estados Unidos, donde la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) ofrece 369.000 millones de dólares en exenciones fiscales a lo largo de diez años para la producción nacional de vehículos eléctricos, baterías, hidrógeno o paneles solares. La empresa alemana Vacuumschmelze (VAC) está trabajando con General Motors para construir una instalación en EE. UU. para fabricar imanes permanentes de tierras raras para respaldar el crecimiento en la producción de los vehículos eléctricos13. Hasta ahora, el mayor productor de imanes del mundo occidental ha estado en Alemania14. Dentro de poco, lo más probable es que se encuentre en Estados Unidos.
Aunque la minería nacional en territorio de la UE surge como parte de la solución frente a los riesgos de suministros, su desarrollo no está exento de dificultades. El potencial de la UE para aumentar sus capacidades de extracción, procesamiento o reciclaje sigue subexplotado. En todos los Estados miembros, el conocimiento de los depósitos minerales a menudo se remonta a una época en la que las materias primas fundamentales no eran los recursos tan buscados que son hoy. A veces, el difícil acceso a la financiación, los procedimientos de obtención de permisos largos y complejos y la falta de aceptación pública, así como las posibles preocupaciones medioambientales, son importantes impedimentos para el desarrollo de proyectos de materias primas críticas. La minería sostenible si bien puede lograrse lo cierto es que es más cara y puede hacer que los proyectos sean poco rentables y se siga apostando por la importación. Otro factor a tener en cuenta es el largo plazo necesario para el desarrollo de un proyecto minero puede llegar a prolongarse más de diez años. En este plazo se corre el riesgo de que los depósitos puedan resultar más pequeños de lo esperado. El marco político puede cambiar o los precios del mercado global pueden caer desplomando la rentabilidad de las inversiones de las explotaciones mineras.
Por lo tanto, los objetivos de la Ley de materias primas solo se podrán cumplir si la UE y sus países miembros trabajan con socios de ideas afines en todo el mundo para ayudar a ampliar sus capacidades de extracción y procesamiento. En el futuro, la mayor creación de valor tendrá lugar en regiones ricas en materias primas por lo que se necesitan establecer acuerdos comerciales y asociaciones de materias primas para garantizar el acceso a los recursos. La situación es urgente15.
Una nueva mirada de la UE a África
La carrera hacia la búsqueda y explotación de nuevos yacimientos de minerales estratégicos se está intensificando en varias regiones del planeta entre las que cabe destacar África. Por su riqueza en recursos minerales y energéticos sin explotar, necesarios para la transición ecológica y digital, las naciones africanas están atrayendo cada vez más la atención de grandes potencias como Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, India, Japón y Australia que buscan cómo llevar a cabo sus proyectos ante una presencia consolidada de China en el continente. La lucha por los recursos no es comercial es geopolítica.
África alberga alrededor del 90 % de los minerales críticos mundiales necesarios para la producción de energía renovable, como el cobalto, el cromo, el platino, el aluminio y el uranio. Se prevé que la producción de litio de África casi se triplique en 2024 en comparación con el año anterior16.
Se estima que África subsahariana posee el 30 % de las reservas mundiales de minerales críticos, incluidos los depósitos de litio, cobalto y cobre, que son cruciales para la cuarta revolución industrial, lo que presenta enormes oportunidades para la asociación y la inversión mundiales17. En concreto, la República Democrática del Congo (RDC), Tanzania y Zambia tienen inmensas reservas de estos tres minerales por lo que se han convertido en un nuevo escenario de competencia estratégica entre China, EE. UU. y la UE.
En 2023, África contribuyó con el 4 % de la producción mundial de litio, pero este año se espera que alcance el 10 % de la oferta mundial. Se espera que la mayor parte del aumento de la oferta provenga de Zimbabue. Se estima que el país produjo 3.400 toneladas en 2023, lo que lo ubica entre los siete mayores productores a nivel mundial18. Este aumento significativo se debe en gran medida al incremento de la inversión china en el continente. Las empresas chinas tienen un monopolio virtual sobre la extracción de litio en África, con más del 90 % del suministro de litio proyectado del continente para esta década proveniente de proyectos que son propiedad parcial de entidades chinas19.
China ha transformado las cadenas de suministro globales, pero también la diplomacia internacional, aprovechando su éxito para convertirse en el principal socio comercial y de desarrollo de las economías emergentes de Asia, África y América Latina.
Esta estrategia china ha tenido un enorme éxito en África y también ha obtenido resulta- dos favorables. En la República Democrática del Congo (RDC), que suministra el 70 % del cobalto del mundo, las entidades chinas poseen o tienen participaciones en casi to- das las minas productoras del país. Las empresas mineras y de baterías chinas han invertido 4.500 millones de dólares en minas de litio en los últimos dos años y están detrás de gran parte de los proyectos de litio de África en países como Namibia, Zimba- bue y Mali. Se estima que China podría asegurar un tercio de la capacidad minera de litio del mundo para 202520.
China ha invertido alrededor de 22.400 millones de dólares en todos los sectores econó- micos importantes de África Central. El 80 % de todos los préstamos concedidos y las inversiones realizadas por China en toda esta región, se ha invertido a través de otros sistemas de flujo financiero sin estar conectado con el sistema financiero internacional liderado por Estados Unidos, por lo que resulta extremadamente difícil investigar este flujo de efectivo y esta inversión china. Esta es la razón por la cual las empresas estatales y privadas de China dominan el 85 % de la industria de procesamiento de minerales a nivel mundial. Además, las empresas chinas tienen una participación significativa o con- trol total sobre más del 65 % de las reservas mundiales actualmente activas de todo tipo de minerales21.
La realidad es que China y África han forjado una sólida relación económica22. Sin embargo, la relación puede considerarse desigual ya que la riqueza generada no ha repercutido en el aumento del desarrollo de las poblaciones locales.
Europa y Estados Unidos se apresuran a desafiar el dominio de China sobre el mercado de minerales africanos y surge la pregunta de si tendrán éxito o ya llegan tarde. Cada vez son más los Estados que han mostrado su interés en establecer relaciones comerciales estratégicas guiadas por el peso de la geopolítica. Por ejemplo, la plataforma de inversión de los Emiratos Árabes Unidos, F9 Capital Management se ha asociado con la empresa minera sudafricana Q Global Commodities para inyectar 1.000 millones de dólares en la exploración y desarrollo minero de Sudáfrica23. Japón y el Reino Unido también se han comprometido a destinar conjuntamente 3.700 millones de dólares a la producción de minerales críticos en África, lo que ejemplifica el creciente interés de los inversores en la riqueza mineral de África24.
La creciente influencia de Rusia en los países africanos y su enfoque en los minerales críticos plantean importantes desafíos para Occidente. En un anuncio histórico el 16 de marzo de este año, Níger declaró el cese inmediato de su cooperación militar con Estados Unidos. El país anuló un acuerdo militar que permitía la presencia de bases estadouniden- ses en su territorio. Si bien las minas de litio y oro son claramente relevantes, en Níger los rusos se esfuerzan por obtener concesiones del acceso a las minas de uranio desalojando a las empresas francesas con el riesgo añadido de que el uranio pueda llegar a Irán gracias al apoyo ruso25.
La participación de Rusia en la extracción de minerales africanos va más allá de las operaciones mineras tradicionales. Rusia ha establecido nuevas alianzas militares y po- líticas para reducir la influencia occidental en las naciones africanas. Específicamente, Rusia ofrece «paquetes de supervivencia del régimen» a cambio de derechos de extrac- ción de recursos naturales, reforzando su posición geopolítica26. Además, parte de su estrategia radica en forzar el cambio de legislación minera en África Occidental, con la ambición de desalojar a las empresas occidentales de un área de importancia estraté- gica27. Por ejemplo, en Mali, las nuevas normas permiten al gobierno maliense tener una participación del 10 % en proyectos mineros y la opción de comprar un 20 % adicional dentro de los primeros dos años de producción comercial. Otra participación del 5 % podría cederse a los locales, lo que elevaría la participación estatal y privada maliense en nuevos proyectos al 35 %, desde el 20 % actual. Ese proceso ya ha hecho que una mina de litio australiana suspenda la negociación de sus acciones, citando la incertidumbre sobre la implementación de esta legislación28.
A pesar de que China y Rusia se pueden considerar importantes barreras de entrada en el sector minero del continente africano no son insalvables. Así lo consideran la UE y EE. UU. que están intentando fomentar su presencia en el sector minero y de infraes- tructuras en África para no quedarse atrás en la transición energética y digital.
Por su proximidad geográfica, África se sitúa como un socio clave para Europa. Se prevé que la población de África alcance los 2.500 millones de personas en 205029, lo que presenta prometedoras oportunidades de comercio e inversión, pero también plantea desafíos críticos en torno a la seguridad y la estabilidad. Por lo tanto, la UE tiene un interés económico y de seguridad vital en un continente africano estable y cada vez más próspero.
Para fomentar estas relaciones, la UE debe ser percibida como un actor fiable y para ello deben alinearse los intereses económicos y estratégicos del acceso a materias primas con una política exterior coherente con estos intereses30. Para ello, y a semejanza de la BRI de China que le ha permitido establecer relaciones con países ricos en recursos y crear una red de infraestructuras para conectar con su industria, la UE pretende utilizar su iniciativa Gateway para diversificar su suministro de materias primas. Una de las primeras medidas de esta iniciativa es que los dirigentes de África y de la UE se han comprometido a invertir 150.000 millones de euros para impulsar las conexiones inteligentes, limpias y seguras en los sectores digital, energético y del transporte, así como para reforzar los sistemas sanitarios, educativos y de investigación en África31.
La UE debe fomentar su diplomacia comercial entendida como el uso de medios diplomáticos para apoyar las actividades comerciales32. A diferencia de las estrategias de China y Rusia, el enfoque sobre el acceso a las materias primas del continente africano está basado en la creación de valor local, el aumento de la sostenibilidad y el respeto a los derechos humanos.
Desde el año 2021, la UE ha iniciado una serie de asociaciones con países africanos mediante la firma de un Memorándum de Entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés) que luego debe materializarse en la creación de medidas concretas. Además de los acuerdos firmados entre la Comisión Europea y la República Democrática del Congo, Namibia y Zambia, cabe destacar el firmado entre la Comisión Europea y el Gobierno de los Estados Unidos con los Gobiernos de Angola, la República Democrática del Congo y Zambia, junto con el Banco Africano de Desarrollo y la Corporación Financiera Africana (AFC), para desarrollar el Corredor de Lobito33, que establecerá una ruta de exportación rápida y rentable para los minerales producidos en los tres países africanos hacia el Atlántico. Además del cobalto de la RDC, en Zambia se han descubierto importantes reservas de cobre y litio, que podrían ampliar la oferta de estos elementos para satisfacer una demanda que se está disparando como consecuencia de la electrificación de las economías34.
El corredor Lobito está concebido como un proyecto para desarrollar una nueva infraestructura bajo la iniciativa de la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (PGII) del G735. Este corredor está emergiendo rápidamente como un poderoso contra- ataque a la Iniciativa Belt and Road (BRI) de China36. Además, por su vertiente atlántica, el corredor Lobito contribuye a fomentar la visión estadounidense de «Hemisferio Occidental».
Para que la UE pueda llevar a cabo estos proyectos mineros necesita conseguir financiación. Las instituciones financieras no están invirtiendo capital en este sector. Las empresas europeas son reacias a invertir en países frágiles que no reúnen las condiciones de seguridad ni infraestructuras si no hay una respaldo de financiación por parte de los Estados que garantice la rentabilidad de los proyectos37. En este caso el apoyo de los gobiernos es fundamental. En este sentido, Francia con Infravia, Alemania con KFW e Italia han presentado planes de inversión nacionales por valor de 2.500 millones de euros que incluyen apoyo para proyectos de minerales críticos. Los tres han realizado un llamamiento a la inversión privada para igualar la financiación pública para desarrollar la cadena de valor de las materias primas críticas38.
A nivel europeo el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) desempeñan un papel significativo en la participación del sector privado, prestando apoyo financiero en forma de préstamos y servicios conexos. Estos esfuerzos financieros están dirigidos a promover el progreso sostenible en sectores críticos, como la minería, la infraestructura y la energía.
Por ejemplo, el gobierno de Ruanda y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) firmaron una declaración conjunta, el 19 de diciembre de 2023, que permite una alianza estraté- gica para mejorar la inversión en cadenas de valor de materias primas críticas. Se trata del primer acuerdo sobre materias primas fundamentales entre el BEI, el mayor banco público internacional del mundo, y un socio africano39. Sin embargo, la RDC con quien la UE también tiene en marcha acuerdos de colaboración como se ha comentado ante- riormente, ha demostrado su malestar por la firma de esta declaración del BEI con Ruanda. Este país no dispone de los recursos minerales, sino que, según la RDC, los obtiene ilegalmente de su territorio40. Este malestar ha provocado protestas en varios lugares de la RDC contra la actitud de algunos países occidentales a los que la población considera hipócritas en el tratamiento del conflicto en la RDC41.
África también está fomentando estratégicamente las cadenas de valor regionales facilitadas por la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA). Pero para potenciar el AfCFTA no solo es preciso fomentar el comercio sino también convertir África en una zona de fabricación industrial. La riqueza de África ya no debe depender de las exportaciones de materias primas, sino de productos terminados con valor agregado42.
El fomento de la mano de obra cualificada en la industria manufacturera y ecológica impulsaría la economía verde de África y la prepararía para la evolución de las normas mundiales de sostenibilidad. Desde el punto de vista empresarial, África está llamada a constituir una parte importante del mercado mundial de consumo en el futuro, un hecho que debería incentivar a las empresas a proporcionar un valor tangible a las comunidades en las que operan.
Por lo tanto, las economías africanas requieren una transformación económica a través de la industrialización, lo que implica: aumentar la productividad dentro de los sectores mejorando la eficiencia a través de la actualización tecnológica, la infraestructura y las habilidades, y aumentar la productividad al moverse entre sectores, expandiéndose a nuevas áreas con mayor valor agregado43.
Se ha estimado que el tamaño del mercado de vehículos eléctricos alcanzará los 7 billones de dólares en 2030 y los 46 billones de dólares en 2050. El desarrollo de un mercado laboral para la producción de baterías de iones de litio en África será tres veces más barato que en otras partes del mundo44.
Aquí es donde la UE puede ayudar a África: «Con su conocimiento institucional y su poder de inversión para apoyar el desarrollo de capacidades», como señaló Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea. «Esto puede promover una mejor calidad del producto, más innovación y reducir los costos. Como resultado, nuestros países socios estarán en una posición sólida para ascender en la cadena de valor por sí mismos»45.
En el contexto de una asociación equitativa basada en el respeto mutuo y en un futuro compartido, Europa y África deben crear marcos jurídicos y reglamentarios que faciliten la integración comercial intercontinental, impulsen la transparencia y refuercen la recaudación de impuestos, y mejoren las condiciones de inversión 46 . A su vez las naciones africanas están participando en negociaciones directas y simplificando los procesos de permisos para acelerar las actividades de exploración.
Bajo esta visión, la transición energética surge como una segunda oportunidad para industrializar las economías africanas y agregar valor a los productos extraídos47. La oportunidad de desarrollo de África y a la vez contribuir a los objetivos mundiales de transición energética y digitalización existe, pero es un camino no exento de dificultades.
Por un lado, los países africanos, a diferencia de Estados Unidos y la UE, no tienen el espacio fiscal para apoyar estas industrias altamente intensivas en tecnología, energía y capital a través de subsidios, lo que afecta aún más su competitividad por lo que es necesario la cooperación entre los Estados africanos, los Estados inversores y las empresas que realicen los proyectos.
Por otro lado, la situación de inseguridad a la que están sometidos algunos Estados africanos genera incertidumbre en las inversiones tanto en la exploración de minerales como en la implantación de la cadena de valor.
El reto es de tal magnitud que el único camino debe trazarse mediante la colaboración regional con Estados africanos para permitir la creación de las cadenas de valor y la colaboración entre inversores para disminuir los riesgos. En este sentido no es descar- table que al igual que hacen las empresas, se pudiera llegar a una situación en las que potencias rivales alineen sus objetivos48.
De momento, la cooperación internacional está enfocada hacia el agrupamiento de paí- ses afines. En este sentido cabe destacar el recientemente creado Foro de Asociación de minerales49 que recoge la idea del club de materias primas críticas que tenía la UE. Este Foro, que está coliderado por EE. UU. y la UE está vinculado a la ¿Asociación para la seguridad de los minerales? (MSP). El Foro reunirá a países ricos en recursos y a países que tienen una gran demanda de los mismos. Podrán formar parte de él los socios que estén dispuestos a comprometerse con los principios clave de la MSP, que incluyen la diversificación de las cadenas de suministro, altos estándares ambientales, buena go- bernanza y condiciones de trabajo justas. Con la creación de este Foro se refuerza la cooperación trasatlántica entre la UE y EE. UU. relativa al suministro de materias críticas para la transición verde y digital50.
Conclusiones
El acceso a materias primas estratégicamente importantes ha sido un factor determi- nante de la riqueza económica y el desarrollo a lo largo de la historia.
Sin un suministro seguro de materias primas fundamentales, la UE no podrá cumplir su objetivo de un futuro verde y digital. Las restricciones a la exportación y el auge de los del proteccionismo estatal relacionados con los minerales críticos han demostrado que los mecanismos de mercado para suministrar adecuadamente estas materias primas están perdiendo capacidad dando paso a que cada vez estén más influenciados por la geopolítica.
La ley de materias críticas, además de fomentar la explotación minera en el seno de la UE y apostar por la circularidad tiene como objetivo disminuir la alta dependencia del exterior que tiene la UE en determinadas materias primas y la vulnerabilidad de las cadenas de suministros. La situación es crítica ya que, sin el acceso a estas materias necesarias para la transición energética y digital, la UE corre el riesgo de derivar en un proceso de desindustrialización acelerada y en una pérdida de competitividad que le alejaría de los primeros puestos de la economía mundial.
En este contexto África se alza como la gran esperanza de la UE para la diversificación de las cadenas de suministro dada la riqueza mineral del continente. Pero este mismo pensamiento lo tienen también otras potencias como China, EE. UU., Rusia o Japón por lo que el continente africano corre el riesgo de convertirse en el foco principal de rivalidad estratégica. A su vez, África, en toda su extensión y en toda su diversidad debe de en- contrar la forma de convertir su riqueza en desarrollo y prosperidad para su creciente y numerosa población.
Mar Hidalgo García
Analista Principal del IEEE
@ieee_mhidalgo