Niños con pérdida auditiva: todo lo que necesitas saber
Uno de los sentidos más descuidados, a la hora de hacer diferentes revisiones a nuestros niños, es el oído. Durante el crecimiento, es de vital importancia que si nuestro niño tiene algún tipo de dificultad en la escucha se trate correctamente, para que pueda desarrollar todas sus facultades con normalidad. No en vano, los bebés aprenden a hablar a base de imitación de la voz de sus padres, por lo que escuchar juega un papel fundamental.
Algunas de las señales más claras que indican que nuestro niño puede padecer algún tipo de problema en la escucha pueden ser el hecho de que no avanza al ritmo adecuado en lo que respecta al aprendizaje del habla, que no se inmuta o reacciona de forma extraña ante sonidos realmente ruidosos o que se quede habitualmente mirando al infinito, como desconectado de la realidad, fruto de que no está percibiendo (escuchando) nada de lo que sucede a su alrededor.
¿Qué tratamientos tiene?
Lo primero de todo, en caso de detectar alguna anomalía, alguno de los síntomas citados en el anterior párrafo, es acudir al pediatra, para que diagnostique correctamente cuál es el problema y nos indique cuáles son las posibles soluciones.
Una de las más habituales, son los audífonos para niños. Se trata de un dispositivo cuya finalidad es amplíficar los sonidos, especialmente diseñados para los más pequeños, tanto a nivel visual como en lo que respecta a sus funcionalidades. Es realmente importante que comience a usar el audífono lo antes posible, una vez detectado el problema de audición, para que no se agrave y pueda desarrollar todas sus capacidades a un ritmo habitual.
Otras alternativas, dependiendo del tipo de problema, van desde unos implantes, lo cual requiere de intervención quirúrgica, hasta terapia del habla, si el problema es menor y ya se ha solucionado con un audífono. Todo depende del diagnóstico recibido, de la edad a la que se detecte (cuanto antes mejor) y de si se trata de algo congénito o adquirido.
¿Qué puedo hacer?
También está en nuestra mano ayudar en la medida de lo posible a nuestro niño, en caso de que tenga algún tipo de problema auditivo. Debemos evitar ante todo transmitir intranquilidad a nuestro pequeño, por lo que lo primero es concienciarse de que habrá algunos momentos frustrantes, a la hora de tratar de ayudar y no poder hacer todo lo que nos gustaría.
Más allá de eso, lo más importante es hablar con claridad, desde una distancia en la que notemos que nuestro niño está entendiendo bien lo que le estamos diciendo. Igualmente, poner especial atención en el aprendizaje del habla y la lectura, debido a que será el campo que más le costará desarrollar, es una buena opción.
Un consejo general, tanto si hay pérdida auditiva como si no, es no exponer al pequeño a ruidos fuertes y constantes. Los problemas de audición son más habituales de lo que pensamos y en plena etapa de desarrollo es más probable que los órganos se vean afectados por cualquier estímulo demasiado fuerte, por lo que debemos evitar este tipo de situaciones.
Por último, pero no por ello menos importante, ante cualquier tipo de duda, consultar con su pediatra habitual es siempre la mejor opción.