Turquía cierra sus fronteras ante la pandemia del coronavirus tres semanas después de abrírselas a los refugiados
“Mantendremos las condiciones actuales en nuestras fronteras hasta que se abran nuevos capítulos (de adhesión a la Unión Europea), como la libertad de movimiento, se actualicen los tratados de aduanas y la asistencia financiera”. Con estas palabras, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, detallaba hace solo una semana que la frontera turca seguiría abierta hasta que Bruselas decidiera una nueva vía de negociación para la adhesión de Ankara a la UE. Pero en el camino del sultán neootomano se ha cruzado un invitado inesperado: el coronavirus.
Tres semanas después de abrir sus fronteras a los refugiados que deseaban pasar a la UE, Ankara anuncia ahora que impedirá la entrada a su territorio desde Grecia y Bulgaria para intentar prevenir la expansión del COVID-19.
Erdogan sigue las estrategias de los demás países de cerrar sus fronteras para evitar una mayor propagación del COVID-19, pero esta decisión choca radicalmente con la llevada a cabo hace unas semanas, cuando el presidente turco anunció la apertura de las fronteras del a UE tras quejarse de la falta de respaldo de Europa a la presencia militar turca en la región de Idlib en Siria y a la gestión de la crisis migratoria.
En una rueda de prensa celebrada este martes, el ministro de Sanidad turco, Fahrettin Koca, ha reportado que hay un total de 98 personas contagiadas y una víctima mortal.
El cierre de las fronteras afecta a los tres pasos fronterizos con Bulgaria y los dos con Grecia, así como la conexión ferroviaria. Este cerrojazo afecta solo al tránsito de personas, pues el de mercancías continuará sin restricciones, según recoge la agencia Anadolu, citando fuentes de los Ministerios de Salud y Comercio. Asimismo, las conexiones marítimas entre Turquía y las islas griegas también se han visto suspendidas.
También se anunció la repatriación de 3.600 ciudadanos turcos que están dispersos en nueve países europeos, y que serán devueltos a Ankara. “Aquellos 3.614 ciudadanos serán devueltos a sus casas en 34 vuelos charter de Turkish Airlines”, dijo el canciller turco, Mevlut Cavusoglu.
Ahora resta por ver qué pasará con los miles solicitantes de asilo que cruzaron la frontera occidental turca y están en Grecia. Preocupa la situación de los refugiados que se encuentran hacinados en campos con poca higiene y donde hay colas para tener agua potable, para ducharse, comer o renovar documentos, con lo que la prevención de una pandemia en estas circunstancias se vuelve complicada.
El mes pasado, Turquía abrió sus fronteras para los solicitantes de asilo que pretendían ir a Europa, al acusar a la UE de no cumplir sus promesas en virtud del acuerdo de migrantes de 2016. Ankara también advirtió que, debido a los ataques incesantes contra civiles en Idlib, Siria, un millón de refugiados se están desplazando hacia la frontera de Turquía.
Turquía tiene ya 3,7 millones de migrantes sirios y asegura que no puede resistir una nueva oleada de refugiados. Los constantes ataques que en los últimos meses vivió Siria entre el Ejercito de Bachar al-Asad, apoyado por Rusia y el Ejército turco, empujó a miles de personas a intentar escapar.