Mozambique: la amenaza yihadista se expande en el sur de África

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Introducción: la amenaza yihadista prende en el sur de África

En octubre de 2017, la violencia extremista de carácter salafista prendió en el sur de África. Por entonces, la milicia Al Sunnah wa Jama’ah (ASWJ) —reconocida por la población local como Al-Shabaab, sin conexión con el grupo homónimo de Somalia— reivindicó la autoría de su primer ataque armado contra una comisaría de policía en Mocimboa da Praia. Así, esta localidad costera en la zona más septentrional del país y limítrofe con Tanzania —de población mayoritariamente musulmana y con unos niveles ínfimos de desarrollo— se convertía en el foco yihadista más meridional del continente africano.

En apenas tres años, y mientras el Gobierno de Maputo desatendía todos los indicios que alertaban de la expansión y la gravedad de la amenaza, los yihadistas se hicieron fuertes en la región; comenzaron a captar, reclutar y adoctrinar adeptos a su causa; y desplegaron una creciente campaña de terror, en forma de masacres, saqueos y destrucción, que culminó con la toma de ciudades ante la inoperancia e incapacidad de las fuerzas policiales y militares nacionales. Mientras, la población huía masivamente de sus hogares, aterrorizada por la violencia extrema de los secuaces de la yihad.IEEE

Como pretexto, los yihadistas mozambiqueños enarbolaban el rigorismo islámico y la imposición de la sharía (ley islámica); y en el trasfondo social, una población ahogada en la frustración y el subdesarrollo, una juventud sin expectativas de vida y con altas tasas de desempleo, y un sentimiento generalizado de abandono por parte del Estado, que se había forjado lentamente en la región desde la época colonial portuguesa y, más aún, tras la independencia del país en 1975. De hecho, las provincias centrales y septentrionales de Mozambique fueron la cuna de los movimientos guerrilleros que lucharon contra Portugal por la emancipación nacional, y también la principal zona de combate durante la guerra civil que concluyó en 1992, así como el epicentro de la insurgencia armada de baja intensidad que se ha prolongado prácticamente hasta la actualidad.

En este contexto, el descubrimiento de yacimientos de petróleo y gas en la región septentrional a finales de la década de los noventa y más recientemente la llegada de compañías internacionales gasísticas a la provincia de Cabo Delgado agudizaron el malestar de la población, que poco confiaba en los beneficios que pudiese reportarle la nueva empresa nacional. Todo indica que, como reacción, muchos jóvenes se unieron entonces a las filas de Al-Shabaab, cuya vinculación con el autodenominado Estado Islámico en África Central (ISCA) ha puesto aún más de relieve la gravedad de la amenaza yihadista que enfrenta el país y, por extensión, toda la región de África del Sur.

Este análisis, tras un somero repaso del devenir de la República de Mozambique, profundiza en los orígenes del movimiento extremista en el norte del país y en la campaña de terror desplegada por el grupo yihadista, en sus apenas cuatro años de existencia, que ha provocado una enorme crisis humanitaria en toda la región. Frente a esta creciente amenaza, la reacción y la estrategia del Gobierno de Maputo ha sido insuficiente para frenar la violencia terrorista, que no será posible sin un apoyo más determinante y contundente de la comunidad regional e internacional.

De la época colonial a la configuración actual de la República

Con la llegada del navegante Vasco de Gama en 1498 a la isla de Mozambique, durante su ruta comercial hacia las Indias, comenzó la incursión de Portugal en el África Oriental. A partir de entonces, desde los enclaves costeros controlados por comerciantes musulmanes, los militares portugueses avanzaron hacia el sur (Solafa) y se adentraron hacia las tierras del interior en busca de las minas de oro. Durante siglos, se expandieron territorialmente, fundaron ciudades a lo largo del río Zambeze, cristianizaron a los oriundos que habitaban la región y, finalmente, consiguieron dominar al poderoso Imperio Mwenemutapa en 1629. A partir de entonces, militares portugueses y compañías privadas comenzaron a implantar un férreo sistema colonial en Mozambique, que fue internacionalmente reconocido en la Conferencia de Berlín en 1885, y llegó a convertirse, al igual que Angola y Guinea Bissau, en Provincia de Ultramar de Portugal en 1951.

En aquellos años, y a pesar de los planes de desarrollo para extender las infraestructuras nacionales y mejorar la economía, las ideologías comunistas y anticoloniales, junto a los movimientos de liberación, comenzaron a calar entre el tribus y comunidades nativas. En 1964, el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) —especialmente fuerte en la zona rural del centro y norte del país, y liderado, entre otros, por Samora Machel— declaró la guerra a Portugal, cuyo poder se limitaba entonces a las grandes ciudades; entre ellas, la capital Maputo.

Comenzó así una larga y cruenta «guerra de guerrillas» por la independencia —que en Lisboa denominaron campañas ultramarinas, pues nunca consideraron colonias a las provincias africanas, sino parte de la nación «pluricontinental y multirracial»—, que exigió a la metrópoli el refuerzo militar para doblegar a los rebeldes de FRELIMO, apoyados con armas y financiación de la URSS y la República de China. Sin embargo, el final de la guerra no se resolvió en el estancado frente de batalla, sino que fue propiciado por la Revolución de los Claveles de 1974 en Lisboa y el derrocamiento del Estado Novo fundado por Salazar en 1933. Así, el nuevo gobierno revolucionario de Lisboa, sustentado en un ideario socialista y proclive a los movimientos guerrilleros con igual pensamiento, dio orden de regresar a los militares de ultramar y declaró la independencia de Mozambique el 25 de junio de 1975.

Mozambique: el convulso devenir como nación soberana

La independencia de Mozambique no respondió a ningún plan prestablecido, y tampoco hubo un relevo entre la potencia colonial y las nuevas autoridades soberanas, lo que provocó una conformación caótica de la República y mantuvo la violencia como arma de poder en todo el país. En 1977, bajo el férreo mandato del antiguo rebelde Samora Machel —convertido en el primer presidente de una República sustentada en un régimen de partido único de tendencia marxista-leninista, el FRELIMO—, estalló la guerra civil y la lucha contra la Resistencia Nacional de Mozambique (RENAMO), un movimiento rebelde anticomunista apoyado y financiado, en un primer momento por Rhodesia (al actual Zimbabue), más tarde por Sudáfrica y también, en el contexto de la Guerra Fría, por Estados Unidos.

Tras 15 años de brutal contienda, en la que todos los bandos fueron acusados de violar sistemáticamente los derechos humanos de la población, el presidente Joaquim Chissano —que había relevado a Machel en 1986, tras su muerte en un cuestionado accidente aéreo— y el jefe de la RENAMO, Afonso Dhlakama, firmaron el Acuerdo General de Paz de Roma en 1992. Este acuerdo, además de asentar un cambio de régimen y la celebración de unas elecciones democráticas, motivó el despliegue de la misión de Naciones Unidas ONUMOZ1 que permaneció en el país hasta finales de 1994 para vigilar la implementación del alto el fuego y asegurar una transición política pacífica.

Finalmente, Mozambique afrontó por primera vez un proceso electoral multipartidista que, en octubre de 1994, dio la victoria al FRELIMO —como, desde entonces, ha ocurrido en todas las elecciones nacionales— y reeditó la presidencia de Joaquim Chissano. Más tarde, en las elecciones de 2004 y de 2009 (presidenciales, legislativas y provinciales), el nuevo líder de FRELIMO, Armando Emilio Guebuza, se hizo con la presidencia del país, frente a las acusaciones de fraude electoral por parte de RENAMO que, al tiempo que perdía peso político y sufrió la escisión del Movimento Democrático de Mozambique (MDM), decidió boicotear las elecciones municipales de 2013. Con el trasfondo de una tensión bélica de baja intensidad, en octubre de 2014 —tras la reedición de un acuerdo de alto el fuego con Afonso Dhlakama— se celebraron los comicios presidenciales, que se resolvieron con una aplastante victoria algo más exigua de FRELIMO (57 % de los votos) —frente al 36,6 % de RENAMO— y con el ascenso al poder de Filipe Jacinto Nyusi.

Sin embargo, las elecciones no apaciguaron la lucha armada2 —especialmente en el subdesarrollado y olvidado norte del país—; y los líderes políticos mantenían sus sempiternas negociaciones de paz. A principios de 2018, tras acodar con los rebeldes un cese definitivo de las hostilidades en mayo de 2017, el presidente Nyusi anunció un proceso de descentralización política3, con el objetivo de afrontar una distribución más equitativa del poder. Meses después, se acordó el desarme, la desmovilización y la reintegración a la vida pública de las fuerzas de RENAMO4, que apenas se ha hecho efectivo, no ha conseguido requisar las armas que circulan sin control por el centro y norte del país, ni tampoco ha permitido cerrar una definitiva reconciliación nacional.

En este contexto, y con una población hastiada del olvido del omnipresente dominio de Maputo y hundida en un profundo sentimiento de frustración, el yihadismo eclosiona en la región septentrional del país, con su epicentro en la provincia de Cabo Delgado, donde comienza su campaña indiscriminada de terror entre todas las comunidades tribales, los cristianos y musulmanes; además de atacar a las ineficaces fuerzas de seguridad y unidades militares desplegadas en la zona costera.

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Entre el resurgimiento económico y la persistencia de la violencia

Desde finales de los noventa, la rivalidad política y el enfrentamiento armado han convivido con un periodo de bonanza económica, el fuerte repunte del sector turístico y el descubrimiento de grandes reservas de hidrocarburos y gas en la región central y norte del país, que están llamadas a convertirse en el motor de desarrollo de Mozambique. En el siglo XXI, el crecimiento medio del Producto Interior Bruto se ha mantenido por encima del 7 %5, pero de poco ha servido frente a la ingente deuda externa del país, provocada por unos desorbitados y generalizados niveles de corrupción estatal. Además, el desarrollo nunca ha revertido en una población de 22 millones de personas que, con un promedio de edad de 17 años y bajos niveles educativos, emigra de forma masiva o malvive con unas pésimas condiciones de vida sin apenas expectativas de cambio. Tal es así que el Índice de Desarrollo Humano de Mozambique—vida larga y saludable, nivel educativo e ingresos per cápita— es de lo más bajos del mundo (el puesto 180 de 189 en 20196), mientras que la inestabilidad política sigue marcando el devenir nacional.

En agosto de 2019, llegó el tercer pacto de paz desde la independencia, el Acuerdo de Paz y Reconciliación Nacional de Maputo7, que se anunció como definitivo y dio paso a una campaña electoral —marcada por la insurgencia rebelde, el extremismo yihadista y la represión gubernamental—, que finalizó con la celebración de unos nuevos comicios presidenciales en octubre8, financiados por la Unión Europea. Como siempre, la lealtad de los votantes concedió una aplastante victoria (73 %) al FRELIMO y a su candidato, el presidente Nyusi, ante su principal rival (21,8 %): el nuevo líder de RENAMO, Ossufo Momade, que volvió a denunciar fraude electoral e irregularidades en el recuento de los votos9.

Desde entonces, poco ha cambiado la realidad de la población mozambiqueña, que sigue esperando la reconstrucción del país tras décadas de conflicto armado y devastadores desastres naturales10, el desarrollo de las precarias infraestructuras de comunicación, la mejora de sus condiciones de vida y el acceso al mercado laboral. Todo ello debe estar basado en una distribución más equitativa de la riqueza nacional y de los beneficios de los recursos petroleros y gasísticos. Sin embargo, y tras la súbita aparición del yihadismo en el norte del país, la protección de la población debe convertirse —de una vez por todas, y como base para asentar el progreso social— en la primera prioridad nacional, que ahora requiere de un contundente consenso político interno y, al tiempo, de un decidido apoyo exterior.

Eclosión del yihadismo en Mozambique

En 2017, con su primer ataque en Mocimboa da Praia, el yihadismo tomó carta de naturaleza en Mozambique, pero sus orígenes se remontan muchos años atrás. Todos los análisis los sitúan en torno al año 200011, cuando un grupo de jóvenes —muchos de ellos, con influencia externa tras haber cursado estudios superiores en países africanos y del Golfo— se escindió del Consejo Islámico de Mozambique (CISLAMO) para formar la secta fundamentalista Ansar al Sunna, también conocida como Al Sunnah wa Jama’ah (ASWJ) o, de manera local y coloquial, como Al-Shabaab («los jóvenes», en idioma árabe), que no tiene conexión reconocida con su homónimo somalí12.

14Desde hacía décadas, la provincia norteña de Cabo Delgado reunía las condiciones propicias para que germinase y se propagase el ideario extremista, debido a la confluencia de una serie de factores. En primer lugar, Cabo Delgado es una región paupérrima, donde más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y con escasas expectativas de vida, y todo ello a pesar de sus ingentes recursos naturales. Además, las tradicionales tensiones étnico-religiosas, que han sido una causa permanente de enfrentamiento entre la población Mwani, musulmana y mayoritaria en los distritos del norte del país, y la Makonde, minoritaria y cristiana; y, por último, el sentimiento de marginalización de las etnias musulmanas respecto a las cristianas, a las que se les atribuyen beneficios en la distribución del poder político y económico17.

Por otro lado, la corrupción generalizada y la economía ilícita han convertido a Cabo Delgado en núcleo regional del tráfico de migrantes, madera, piedras preciosas o marfil, lo que ha fomentado el arraigo de extensas y difusas redes criminales trasnacionales y nacionales18. Asimismo, el país cuenta con extensas reservas de gas, por valor de 100 billones de pies cúbicos (Tcf) —la mayor parte de ellas en la cuenca de Romuva, al norte de la provincia de Cabo Delgado—, que sitúan a Mozambique como tercer país africano en reservas de gas natural19.

En este contexto económico y social, las redes sociales e Internet han jugado un papel fundamental en la expansión de ASWJ, especialmente en la difusión de vídeos y materiales de propaganda —en árabe y en swahili— entre los jóvenes mozambiqueños.

En este ámbito, es primordial la figura de Sheik Aboud Rogo20, una de las principales fuentes ideológicas de los movimientos extremistas de la costa oriental africana. Sus soflamas se centran en «la marginalización de la población musulmana, como parte de una estrategia por parte de los Estados seculares o cristianos para acabar con el islam»21; y en la defensa del uso de la violencia como respuesta legítima «a las élites y corporaciones, enriquecidas a expensas de la población local»22. Existen indicios de que algunos de los seguidores de Rogo se trasladaron al sur de Tanzania como consecuencia de la ofensiva del gobierno keniata contra círculos extremistas23 y que podrían haberse infiltrado en el norte de Mozambique a partir del año 201524.

En cuanto a la transición de ASWJ de secta religiosa a organización yihadista violenta no está del todo clara. No obstante, muchos autores —como Habibe, entre otros25— señalan que los líderes del grupo comenzaron a abrir campos de entrenamiento en los distritos de Mocimboa da Praia, Macomia, Montepuez, Nangade y Pamalo a finales del año 2015. De acuerdo con sus entrevistas sobre el terreno, las primeras células militares fueron entrenadas por un agente expulsado de la Policía de la Guardia Fronteriza y un comerciante tanzano. En este proceso, el creciente enfrentamiento con las comunidades y líderes musulmanes locales jugaría un papel determinante26, así como la estrategia gubernamental en contra de miembros del grupo, a los que acusaba de desobediencia a las autoridades estatales27.

La campaña de terror yihadista en el norte de Mozambique

El 5 de octubre de 2017, una treintena de hombres armados atacaron varias dependencias policiales en Mocimboa da Praia, punto focal del origen de ASWJ. Este ataque armado fue el primero atribuido a ASWJ, y marca el inicio de su acción violenta de carácter yihadista.

Desde entonces, la milicia yihadista ha incrementado de manera exponencial tanto el rango geográfico de actuación, como la frecuencia e impacto de sus ataques, lo que revela un crecimiento constante de su entidad y sus fuentes de financiación. Al tiempo, ASWJ ha intensificado la sofisticación, complejidad y coordinación —y también la crueldad— de sus ataques y atentados. Así ha quedado patente en sus principales acciones violentas: el ataque contra Mocimboa da Praia en agosto de 2020, desde donde los yihadistas controlan el puerto local; o el perpetrado en marzo de 2021 en Palma, localidad ubicada a escasos kilómetros de las instalaciones del proyecto gasístico liderado por Total. En ambos, los extremistas demostraron un alto nivel de coordinación y lograron sorprender a las fuerzas y cuerpos de seguridad mozambiqueños: en apenas unas horas, se hicieron con el control de gran parte de esta ciudad costera de 75 000 habitantes.

Sin duda, el masivo ataque de Palma se ha convertido en un punto de inflexión del yihadismo en Cabo Delgado, pues es la primera acción en la que ciudadanos e intereses extranjeros han sido objetivo directo. En este ataque, y aunque la cifra real de víctimas mortales y desplazados es probablemente mucho mayor, fueron asesinadas al menos una docena de personas28—entre ellos, varios ciudadanos extranjeros—, y más de 17 000 huyeron a otros distritos y provincias del país. Con todo, y desde el comienzo de la actividad terrorista en 2017, se calcula que Al-Shabaab de Mozambique ha causado más de 2600 víctimas mortales y más de 700 000 desplazados de sus hogares29. Asimismo, los yihadistas han ejercido una violencia atroz contra la población indefensa, como señala la periodista e investigadora Zenaida Machado desde el terreno: «han estado decapitando gente, en algunos casos de forma masiva, además de destruir propiedades y escuelas»30

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Además de los ataques tierra adentro, la dimensión marítima de ASWJ es otro factor determinante de la estrategia yihadista en Mozambique. Así, desde la ocupación del puerto de Mocimboa da Praia, se han multiplicado los incidentes violentos contra pequeñas embarcaciones y en archipiélagos de la zona, normalmente robos violentos y saqueos. Si bien por el momento estos incidentes no pueden considerarse piratería marítima, desde marzo de 2020 el grupo ha demostrado una creciente capacidad para utilizar el control marítimo en el ataque a sus objetivos31.

En cuanto a su financiación, esta proviene de dos fuentes principales: por un lado, la economía ilícita y, por otro, las donaciones y transferencias de dinero de sus afines. Aunque no hay constancia de que los yihadistas controlen ninguna de las rutas de contrabando ni de que tengan participación directa en las redes criminales, es evidente que ASWJ se beneficia de manera indirecta de estas actividades delictivas. En ocasiones, por la vinculación directa de sus secuaces con este entramado, a través de un complejo sistema de recaudación de impuestos y donaciones; y también por el cobro de peajes de paso de ciertas mercancías por zonas costeras, fronterizas y marítimas que están bajo su control o en las que están presentes32

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El entramado de Al-Shabaab/ASWJ

Respecto a su estructura, la organización yihadista estaría liderada por un «Consejo Supremo»33, órgano superior encargado de la toma de decisiones relativas a la estrategia armada y los asuntos ideológicos. Entre sus miembros, hay milicianos extranjeros con experiencia en actividades terroristas y enfrentamientos con fuerzas estatales de seguridad. Por otro lado, se organiza en células que, aunque subordinadas al Consejo, son autónomas para tomar decisiones logísticas y sobre la consumación de ataques y atentados34. En cuanto a la cúpula de ASWJ, el Departamento de Estado de EE. UU. apunta al tanzano Abu Yasir Hassan como supuesto líder35; pero otros análisis apuntan a que un nacional de Gambia y otro originario de Mozambique, que pudieron se adoctrinados y formados en Somalia36, comparten el liderazgo.

Estrategia gubernamental de lucha contra el yihadismo

En un principio, se cuestionó la reacción gubernamental frente a la amenaza de ASWJ, al considerarla tardía, poco contundente y descoordinada. En cierto modo, la respuesta del Gobierno mozambiqueño, que siempre ha denunciado la participación de actores externos en la fundación de ASWJ40, conecta con la propia descoordinación imperante en el seno del partido gobernante FRELIMO. De esta forma, se puso en evidencia la dificultad de generar un punto de vista común y preciso sobre la situación real en la región y, como consecuencia, de acordar la estrategia política y de seguridad para enfrentar la amenaza yihadista41.

A este escenario político se une la baja preparación y el precario equipamiento de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) desplegadas sobre el terreno, y especialmente de las Fuerzas Armadas de Defensa de Mozambique (FADM) que —como subraya el embajador de España en Mozambique, Alberto Cerezo— «siempre han estado por detrás, pues la iniciativa la ha llevado siempre el grupo extremista»42. Muchos militares apenas tienen experiencia 38de combate y proceden del sur del país, por lo que muchos desconocen las costumbres sociales y el idioma de la zona. Esta realidad acrecienta el descontento y el rechazo de la población local43, que ha llegado a enfrentarse directamente con los soldados «extranjeros»; y también el clima de desconfianza social hacia el Estado que, en muchas ocasiones, ha supuesto un obstáculo para las operaciones militares contra AWSJ44.

A pesar de que fuentes oficiales han anunciado, en varias ocasiones, que las fuerzas nacionales tenían la situación bajo control; en agosto de 2019, diversos medios y analistas informaron de la llegada al país de unos 200 agentes rusos pertenecientes al Grupo Wagner45, así como de material de combate. Aunque Moscú ha negado reiteradamente la presencia de ciudadanos rusos en Mozambique, la cooperación ruso- mozambiqueña ha aumentado desde la llegada del presidente Filipe Nyusi al poder en 201546. Por otro lado, también se tiene constancia de la presencia de las empresas sudafricanas Dyck Advisory Group y Paramount, que proporcionan apoyo aéreo militar y terrestre a las FDS en la lucha antiterrorista. Sin embargo, la información oficial sobre la intervención extranjera es todavía escasa.

Más allá de cualquier controversia, la realidad es que las FDS —aun con el presunto apoyo de las citadas compañías privadas de seguridad— no han sido capaces de prevenir y contener las acciones yihadistas, de impedir la destrucción de las principales infraestructuras, ni de asegurar las localidades atacadas; entre ellas, las zonas próximas al proyecto gasístico, como ha quedado patente en los ataques a Mocimboa da Praia y Palma. Además, muchas ONG internacionales y locales han denunciado la violación reiterada de los derechos humanos de la población civil47, tanto por parte de miembros de las FDS como de integrantes de las compañías privadas de seguridad; e, incluso, algunas organizaciones de ayuda humanitaria han tenido que abandonar la región por razones de seguridad.

Desde el pasado mes de febrero, el presidente ha puesto en marcha distintas acciones para reforzar la lucha antiterrorista en Cabo Delgado. No obstante, la celeridad y agresividad con que los yihadistas atacaron Palma, controlaron la ciudad y sembraron el caos durante más de una semana, ha vuelto a demostrar que las capacidades, recursos y medios de las FDS no son suficientes para responder a la amenaza yihadista. Además, como señala el embajador Cerezo, «los esfuerzos en tierra probablemente serán infructuosos si no se controla, de forma paralela, la vía marítima»48. También son preocupantes los recientes ataques contra periodistas y medios independientes mozambiqueños, así como la expulsión de periodistas extranjeros, fruto de un nuevo proyecto de ley que pretende limitar la acción de periodistas y medios de comunicación extranjeros en el país.

Extensión y regionalización de la amenaza yihadista

Los investigadores Salvador Forquilha y Joao Pereira49 han alertado del riesgo de que la acción terrorista se extienda, no solo dentro de la provincia de Cabo Delgado, sino también a provincias vecinas con características sociodemográficas, étnicas, económicas y políticas muy similares. De hecho, existen indicios de una presencia asentada y extendida de ASWJ en Niassa y Nampula, que se han convertido en centros de reclutamiento de nuevos yihadistas, así como puntos de llegada para extremistas de países limítrofes, como Malawi. También, en muchas ocasiones, refiere Zenaida Machado, el grupo yihadista «recluta por la fuerza a hombres, y secuestra a mujeres y niñas, lo que interrumpe cualquier progreso en sus vidas»50.

Por otra parte, el riesgo de regionalización de la violencia yihadista es otra de las principales preocupaciones. Desde su origen, la dimensión internacional del grupo terrorista ASWJ ha sido manifiesta, pues se han identificado extremistas extranjeros tanto en la cúpula de la organización como en los campos de entrenamiento y en los canales de financiación, incluso antes de divulgarse su presunta conexión con Dáesh52. Así, la captación de nacionales tanzanos se remonta al origen del grupo y, además, su adhesión se ha incrementado por la presión del Gobierno tanzano contra círculos extremistas nacionales, lo que ha propiciado el traslado de muchos de estos al norte de Mozambique52.

En cuanto a la dimensión regional del yihadismo, además de su proyección en Tanzania, también existen indicios de presencia en Mozambique de miembros del grupo homónimo Al-Shabaab de Somalia53, así como de una conexión fluida con las milicias de República Democrática del Congo (RDC). Según Sergio Chivava54, en RDC se localizan centros de entrenamiento y adoctrinamiento de los jóvenes reclutados en Mozambique. Esta conexión se enmarca en una dinámica de extensión regional del ideario salafista y de movimientos extremistas a lo largo de la costa oriental del continente africano, con Somalia y Kenia como centros neurálgicos. Ambos países tienen una estructura sociodemográfica y religiosa similar, especialmente en lo que se refiere a la población musulmana y su oposición férrea a la distribución del poder político y económico del país55.

Reacción regional e internacional frente a la violencia yihadista

Hasta el momento, la respuesta regional a la amenaza terrorista en Mozambique ha sido una de las principales deficiencias en la gestión de la situación. Ni la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC) ni la Unión Africana (UA) han articulado, por el momento, una estrategia común y consensuada para enfrentar la violencia yihadista. Durante la reunión de emergencia del pasado 8 de abril, los países de la SADC decidieron el despliegue inmediato de un equipo técnico en el país, aunque no precisaron sus cometidos ni medidas más concretas. En el plano bilateral, Mozambique ha firmado acuerdos con varios países de la zona para coordinar y aunar sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo salafista. Así, en noviembre de 2020, firmó un memorándum de entendimiento con Tanzania para cooperar en la erradicación del terrorismo, del tráfico de drogas y de otros delitos transfronterizos.

En la actualidad, Naciones Unidas (ONU) centra su apoyo en la asistencia a las autoridades estatales, a través de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC). Esta unidad colabora en el establecimiento de medidas e instrumentos para la formación de los funcionarios en materia de investigación, enjuiciamiento y adjudicación de delitos de terrorismo y crimen trasnacional, así como en el campo de la cooperación institucional56.

Por su parte, la UE ha recibido la solicitud del Gobierno mozambiqueño para el adiestramiento y la capacitación de sus tropas para combatir el terrorismo. Como respuesta, se estableció una misión exploratoria para establecer las necesidades reales de las administraciones estatales y fuerzas de seguridad mozambiqueñas. Esta misión es clave para acordar la cooperación y asistencia sobre el terreno que la UE proveerá a este país africano.

Entre los socios europeos, Portugal, con quien Mozambique mantiene estrechos lazos de cooperación, ha liderado los esfuerzos para impulsar una mayor cooperación con el Gobierno mozambiqueño en la lucha antiterrorista, y así lo ha dejado patente incluyendo Mozambique como una de las prioridades en la presidencia rotatoria de la UE de Portugal. Las autoridades portuguesas se han mostrado partidarias del establecimiento de una misión no ejecutiva europea de entrenamiento, similar a las desplegadas en República Centroafricana, Mali o Somalia57. Además de sus esfuerzos en el marco europeo, Portugal anunció la firma de un nuevo acuerdo de cooperación militar con Mozambique, que incluye su apoyo para el adiestramiento del personal militar. En este sentido, los primeros militares portugueses —de un total de unos sesenta— está previsto que desplieguen durante este mes de abril.

Por otro lado, y en los últimos meses, Estados Unidos también ha intensificado sus esfuerzos en Mozambique. Así, el pasado 15 de marzo, anunció el lanzamiento de un programa de capacitación de intercambio conjunto de dos meses de duración. Como parte de dicho programa, las Fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses adiestrarán a las fuerzas homólogas de Mozambique en materia de lucha contra el terrorismo y el extremismo violento58.

A modo de conclusión: una respuesta integral frente al yihadismo

La violencia yihadista en Mozambique ha evolucionado rápida y dramáticamente desde el primer ataque de Mocimboa da Praia en 2017, con una escalada de ataques, violencia y brutalidad que no tiene indicios de mejorar, si no media una estrategia integral de respuesta —nacional, pero con el imprescindible apoyo de la comunidad regional e internacional— que trascienda las medidas en el ámbito de la seguridad: necesarias para proteger a la población, pero insuficientes para abordar un problema tan complejo. El profundo descontento social, el sentimiento de frustración y la falta de expectativas de vida se han convertido en el caldo de cultivo perfecto para que arraigue un movimiento yihadista basado en una visión rigorista del islam, que está muy lejos de la práctica  religiosa de los mozambiqueños: para revertir esta situación, y entre otros factores, es urgente atender a la gobernanza, la educación o el desarrollo.

Hasta el momento, el yihadismo ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en la provincia de Cabo Delgado, una de las regiones más empobrecidas de África, y esta amenaza local tiene profundas raíces y vinculaciones regionales, que pueden provocar su extensión a otros países limítrofes con estructuras sociales, económicas y religiosas similares. En este contexto, la conformación de ISCAP pone en evidencia la rápida extensión del yihadismo en África, así como su pretensión de proyectar su extremismo violento hacia sur y este del continente. Cuanto más tardemos en reaccionar —con contundencia y determinación— ante esta amenaza internacional, mayor será el sufrimiento humano que provocará y más complicado será su erradicación definitiva.


Alba Vega Tapia, Analista y Jesús Díez Alcalde, Coronel. Analista
 

Referencias 
  1. La Operación de Naciones Unidas en Mozambique (ONUMOZ) desplegó para ayudar en la aplicación del el Acuerdo General de Paz, y su mandato incluía supervisar el alto el fuego; supervisar la retirada de las fuerzas extranjeras y proporcionar seguridad en los corredores de transporte; además de proporcionar asistencia técnica y supervisar todo el proceso electoral. Llegó a contar con más de 8000 militares y civiles y concluyó —el 9 de diciembre de 1994— tras la celebración de las elecciones de octubre del mismo año. Disponible en: https://peacekeeping.un.org/sites/default/files/past/onumoz.htm.
  2. 2 PALACIÁN, B. Mozambique: Ni guerra ni paz. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), 08/06/16. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_informativos/2016/DIEEEI05- 2016_Mozambique_BPI.pdf Fecha de consulta: 19/04/21.
  3. 3 President announces decentralisation reforms. The Economist, 12/02/18. Disponible en: http://country.eiu.com/article.aspx?articleid=616402845&Country=Mozambique&topic=Politics_1 Fecha de consulta: 19/04/21.
  4. 4 Mozambican gov't, opposition Renamo sign MoU on disarmament. Xinhua, 07/08/18. 
  5. Mejora    PIB    en    Mozambique.    Expansión/Datosmacro.com,    2015.    Disponible    en: http://www.xinhuanet.com/english/2018-08/07/c_137372081.htm Fecha de consulta: 19/04/21.
  6. Informe sobre Desarrollo Humano 2019. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2020. Disponible en http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_overview_-_spanish.pdf. Fecha de consulta: 19/04/21.
  7. 7 Mozambique Peace Accord Is Signed, Paving Way for Elections. The New York Times, 06/08/19. Disponible en https://www.nytimes.com/2019/08/06/world/africa/mozambique-peace-accord-signed- paves-way-for-elections.html. Fecha de consulta: 19/04/21.
  8. 8 Sobral, L. Mozambique: elecciones 2019 en un contexto hostil. Anuario en Relaciones Internacionales 2002, IRI. Disponible en https://www.iri.edu.ar/wp-content/uploads/2020/09/a2020africaArtSobral.pdf. Fecha de consulta: 20/04/21
  9. 9 Mumbere, D. Mozambique polls: key stats from president Nyusi, Frelimo's victory. African News, 28/10/19. Disponible en https://www.africanews.com/2019/10/28/all-you-need-to-know-about-mozambique-s- election/. Fecha de consulta: 20/04/21.
  10. 10 Los desastres naturales son recurrentes en esta región africana. El último de ellos en diciembre de 2020, cuando la tormenta tropical Chalane asoló la provincia de Sofala en la región central de Mozambique; el mismo lugar en el que en marzo de 2019 irrumpió el ciclón Idai, considerado el peor desastre natural del sudeste africano en su historia reciente, y que causó al menos 600 muertos solo en este país. Tormenta tropical golpea áreas de Mozambique asoladas por ciclón Idai en 2019. Efe, 30/12/20.
  11. SAALFELD, J. “Before and Beyond Al-Shabaab: National Islamic Councils, Contentious Politics and the Rise of Jihadism in East Africa”, Institute for Development and Peace. 2019. Disponible en: https://www.uni- due.de/imperia/md/content/inef/ir113_saalfeld_web_neu.pdf Fecha de consulta 19/04/2021.
  12. 12 MORIER-GENOUD, E. “Mozambique’s own version of Boko Haram is tightening its deadly grip”, The Conversation. 11/06/2018. Disponible en: https://theconversation.com/mozambiques-own-version-of- boko-haram-is-tightening-its-deadly-grip-98087 Fecha de consulta 19/04/2021.
  13. 13 CHICHAVA. S. “Os primeiros sinais do “Al-Shabaab”em Cabo Delgado: Algumas histórias de Macomia e Ancuabe”, Instituto de Estudos Sociais e Económicos. 24/04/2020. Disponible en: https://www.iese.ac.mz/ideias-no-129/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  14. 14 HABIBE, S, FORQUILHA, S y PEREIRA, J. “Radicalizaçao Islâmica no Norte de Moçambique, O caso de Mocímboa da Praia”, Instituto de Estudos Sociais e Económicos. 2019. Disponible en: https://www.iese.ac.mz/wp-content/uploads/2019/09/cadernos_17.pdf Fecha de consulta 19/04/2021.
  15. 15 Journey to Extremism in Africa. Drivers, Incentives and the Tipping Point for Recruitment. UNDP. 2017
  16. HABIBE et al. op cit.
  17. 17 MORIER-GENOUD, E. “A insurgência Jihadi em Moçambique. Origens, Natureza e Início”, Instituto de Estudos Sociais e Económicos. 2021. Disponible en: https://www.iese.ac.mz/cadernos-iese-no-21-emg/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  18. 18 HAYSOM, S. “Where crime compounds conflict. Understanding northern Mozambique’s vulnerabilities”, The Global Initiative against Transnational Organized Crime. October 2018. Disponible en: https://globalinitiative.net/wp-content/uploads/2018/10/TGIATOC-North-Mozambique-Report-WEB.pdf Fecha de consulta 19/04/2021.
  19. 19 La exploración de las reservas de gas está dividida en tres proyectos, liderados por las empresas francesa Total, la italiana Eni y la estadounidense Exxon Mobile. Tras el ataque a Palma, a tan solo una decena de kilómetros de distancia de las instalaciones onshore de Total, la empresa anunció la evacuación de todo su personal y la paralización de sus trabajos hasta que la seguridad en Palma estuviera garantizada. Exxon Mobile decidió retrasar el comienzo de sus operaciones. 
  20. 20 Clérigo fundamentalista keniata fallecido en 2012, clave en la extensión de los movimientos extremistas de la costa oriental africana, con un supuesto papel activo en ataques en Kenia y Tanzania y con conexiones con Al-Shabaab Somalia.
  21. 21 HAYSOM, S. op cit.
  22. 22 BEKOE, D; BURCHARD, S y DALY, S. “Extremism in Mozambique: Interpreting Group Tactics and the Role of the Government’s Response in the Crisis in Cabo Delgado”, Institute for Defense Analysis. March 2020. Disponible en: https://www.ida.org/-/media/feature/publications/e/ex/extremism-in-mozambique- interpreting-group-tactics-and-the-role-of-the-governments-response/d-13156.ashx Fecha de consulta 19/04/2021.
  23. 23 En el marco de esta estrategia estatal, Aboud Rogo fue abatido por fuerzas de seguridad keniatas en 2012.
  24. 24 HANLON, J. “How Mozambique’s smuggling barons nurtured jihadists”, BBC. June 2018. Disponible en: https://www.bbc.com/news/world-africa-44320531 Fecha de consulta 19/04/2021.
  25. 25 HABIBE, S et al. op. cit.
  26. 26 MORIER-GENOUD, E. “How a local Mozambique Islamic group became Africa’s latest terror threat”, Quartz Africa. 24/02/2019. Disponible en: https://qz.com/africa/1558111/mozambiques-islamist-threat-al- shabaab-has-roots-in-tanzania/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  27. 27 MORIER-GENOUD, E. op cit.
  28. “Twelve people, possibly foreigners, beheaded in Mozambique attack – police”, Reuters, 08/04/21. Disponible en: https://www.reuters.com/article/uk-mozambique-insurgency-idUSKBN2BV1S1 Fecha de consulta: 19/04/21.
  29. 29 “Mozambique: Cabo Delgado Emergency Situation”, UNHCR. 9/04/2021. Disponible en: https://reliefweb.int/report/mozambique/mozambique-cabo-delgado-emergency-situation-flash-update-3-
  30. Intervención en el Webinar ¿Qué está pasando en Mozambique?, organizado por Casa África el 25 de febrero de 2021. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=40dP35682sE Fecha de consulta: 19/04/21.
  31. 31 MOSS, K y PIGEON, M. “ASWJ: What we know”, Stable Seas. December 2020. 
  32. HAYSOM, S. op cit.
  33. 33 HABIBE, S et al. op. cit.
  34. 34 WEST, S. Ansar al Sunna: A New Militant Islamist Group Emerges in Mozambique. The Jamestown Foundation. June 2018. Disponible en: https://jamestown.org/program/ansar-al-sunna-a-new-militant- islamist-group-emerges-in-mozambique/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  35. 35 State Departament Terrorist Designations of ISIS Affiliates and Leaders in the Democratic Republic of Congo and Mozambique. U.S 10/03/2021. Disponible en: https://www.state.gov/state-department-terrorist- designations-of-isis-affiliates-and-leaders-in-the-democratic-republic-of-the-congo-and-mozambique/
  36. PIRIO, G; PITTELLI, R y ADAM, Y. “The Emergence of Violent Extremism in Northern Mozambique”, Africa Center for Strategic Studies. 25/03/2018. Disponible en: https://africacenter.org/spotlight/the- emergence-of-violent-extremism-in-northern-mozambique/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  37. 37 “The Islamic State in East Africa”, EIP. September 2018. Disponible en: https://www.eip.org/wp- content/uploads/2020/07/Report_IS-in-East-Africa_October-2018-3.pdf Fecha de consulta 19/04/2021.
  38. 38 Dáesh anunció la formación del autodenominado Estado Islámico en África Central el 19 de abril de 2019, tras la reivindicación de una serie de ataques en República Democrática del Congo. Desde la primera reivindicación en Mozambique, Dáesh utiliza la designación ISCA para referirse a los ataques reivindicados en RDC y el norte de Mozambique, donde alegan haber desarrollado alianzas con los grupos armados locales ADF en RDC y Al-Shabaab en Mozambique.
  39. 39 HAMMING, T. “The Islamic State in Mozambique”, Lawfare. 24/01/2021. Disponible en: https://www.lawfareblog.com/islamic-state-mozambique Fecha de consulta 19/04/2021.
  40. 40 CHICHAVA, S. “Ugandeses e Tanzanianos do Al-Shabaab. Um olhar à dimensao internacional do https://www.iese.ac.mz/wp-content/uploads/2020/12/SChichava-Desafios-2020.pdf Fecha de consulta 19/04/2021.
  41. 41 FORQUILHA, S y PEREIRA, J. “After all, it is not just Cabo Delgado. Insurgency dynamics in Niassa and Nampula”, Instituto de Estudos Sociais e Económicos. 11/03/2021. Disponible en: https://www.iese.ac.mz/ideias-n-138e-sf-jp/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  42. 42 Intervención en el Webinar ¿Qué está pasando en Mozambique? Op. cit. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=ZLDrzmRaNVQ Fecha de consulta: 19/04/21.
  43. 43 After all, it is not just Cabo Delgado. Insurgency dynamics in Niassa and Nampula. Op. cit.
  44. 44 Las entrevistas llevadas a cabo por Habibe et al denotan un sentimiento de estar luchando en una guerra que no les corresponde: «Esta guerra no es la nuestra».
  45. 45 SUKHANKIN, S. “Russia prepares a foothold in Mozambique: Risks and Opportunities”, The Jamestown Foundation. 15/10/2019. Disponible en: https://jamestown.org/program/russia-prepares-a-foothold-in- mozambique-risks-and-opportunities/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  46. 46 OPPERMAN, J. “An expanded Russian interest in northern Mozambique could be a new game changer”, Daily Maverick. 14/10/2019. Disponible en: https://www.dailymaverick.co.za/article/2019-10-14-an- expanded-russian-interest-in-northern-mozambique-could-be-a-new-game-changer/
  47. “What I saw is death: war crimes in Mozambique’s Forgotten Cape”, Amnesty International. 2/03/2021. Disponible en: https://www.amnesty.org/en/documents/afr41/3545/2021/en/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  48. 48 Webinar ¿Qué está pasando en Mozambique? Op. cit
  49. 50 Webinar ¿Qué está pasando en Mozambique? Op.cit.
  50. 51 ALI-KOOR, A. “Islamist Extremist in East Africa”, Africa Center for Strategic Studies. August 2016. Disponible en: https://africacenter.org/publication/islamist-extremism-east-africa/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  51. 52 HAYSOM, S. op cit.
  52. 53 Carta del Panel de Expertos en Somalia dirigida al presidente del Comité del Consejo de Seguridad conforme a la resolución 751 (1992) concerniente a Somalia. S/2020/949.
  53. LOIMEIER, R. “Muslims Societies in Africa. A Historical Anthropology”, Bloomington, Indianapolis, Indiana University Press, 2013.
  54. 56 UNODC in Southern Africa. Disponible en: https://www.unodc.org/southernafrica/index.html Fecha de consulta 19/04/2021
  55. BARIGAZZI, J. “Portugal wants EU to help Mozambique military fight jihadists”, POLITICO. 12/03/2021. Disponible en: https://www.politico.eu/article/portugal-wants-eu-to-train-mozambique-military-in-isis-fight/ Fecha de consulta 19/04/2021.
  56. 58 “U.S Government Provides Military Training to Mozambican Marines”, U.S. Embassy in Maputo. 15/03/2021. Disponible en: https://mz.usembassy.gov/u-s-government-provides-military-training-to- mozambican-marines/ Fecha de consulta 19/04/2021.