Marruecos, la locomotora de África
22 de mayo de 2015 (10:09 h.)
Ramón Moreno Castilla
Al situarnos en este ámbito geográfico africano, de indudable importancia geoestratégica, nos tenemos que referir inexcusablemente a nuestro vecino del Este -visto desde Canarias- Marruecos; todo un referente en África y en la Comunidad Internacional. Así lo ha reconocido expresamente el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry en una de sus visitas al Reino de Marruecos, como también el periódico estadounidense “Huffington Post”, que ha puesto de relieve el “impresionante” proceso de reformas políticas económicas y sociales iniciadas bajo la dirección del Rey Mohamed VI. En este sentido, John Kerry declaraba que Estados Unidos “sigue con interés” la apertura de Marruecos hacia África “bajo el impulso de Mohamed VI”. El responsable de la Política Exterior norteamericana se expresó en estos términos durante la apertura de la segunda sesión del Diálogo Estratégico Marruecos-USA, calificando a Marruecos de “motor de prosperidad y seguridad en el Magreb y en el continente africano”; subrayando que este país, que figura al frente de los países africanos que más invierte en el continente, se sitúa como “puerta de entrada a África”.
En el plano interno, el reinado de Mohamed VI se ha caracterizado, desde su proclamación como Rey a la muerte de su padre Hassan II, en julio de 1999, como el reinado de las grandes transformaciones políticas y sociales; no en vano, el 18º Monarca de la Dinastía Alauíta -que reina en el país magrebí desde 1666- llamado el “Rey de los pobres”, ha dotado a su país de las mejoras y los cambios necesarios que demandaba la sociedad marroquí del siglo XXI. Porque hay que reconocer imparcialmente, la inconmensurable labor del Rey Mohamed VI: un verdadero y auténtico innovador, que está situando a su país en las cotas más altas de progreso, justicia social y derechos humanos, tal como es reconocido internacionalmente.
En el plano exterior, Marruecos, que volcó todas sus relaciones internacionales en el UE, ha retomado la política de su continente y apuesta decididamente por la la paz y la prosperidad en África; y más concretamente en los países de su entorno. El Monarca marroquí que destaca, por su innata clarividencia y visión de futuro, como gran hombre de Estado, se ha implicado personalmente -marcando la pauta de la diplomacia marroquí- en esa laboriosa y delicada tarea de “pacificador”, promoviendo soluciones imaginativas, creíbles y serias para solucionar los conflictos en la zona, como en el caso de Mali. Téngase en cuenta que las revueltas del Norte de Mali, encabezadas por el MNLA (Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad) lo que pretenden realmente es reivindicar la identidad del pueblo tuareg, no cuestiones religiosas; siendo perseguido por ello por AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico) y otros movimientos integristas de África. No es de extrañar, pues, que el 31 de enero de 2014 Mohamed VI recibiera en Marrakech al Secretario General del MNLA, Bilal AG Cherif, a quién acompañaba el portavoz del Movimiento, Musa AG Attaher; audiencia que se inscribe en el marco de los constantes esfuerzos del Soberano marroquí encaminados a instaurar una paz y estabilidad duradera en el país hermano, y contribuir a la solución de la crisis maliense que se remonta al año 2012.
Pero la verdadera dimensión como gran estadista de Mohamed VI, y su clarividente visión política, la constatamos en su decidida apuesta por África; continente, del que Marruecos forma parte. En efecto, así como en los años sesenta el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, fue el impulsor y el cabeza visible del panarabismo; ahora, en pleno siglo XXI el Rey de Marruecos se ha convertido en el verdadero impulsor de un nuevo y solidario panafricanismo, como lo demuestra no solo la política exterior de Marruecos, volcada en el continente africano, sino los continuos viajes de Estado del Monarca marroquí. Mohamed VI, como ya hemos señalado en otras ocasiones, es el “Paladín del Panafricanismo”, términos ya acuñados en la nomenclatura internacional.
En el marco de esa multilateral política panafricana se inscribe el viaje que Mohamed VI inició el miércoles pasado, con visitas de trabajo y amistad a las Repúblicas de Senegal, Costa de Marfil y Gabón, así como una visita oficial a la República de Guinea-Bisáu. Durante estas visitas, el Rey de Marruecos mantendrá entrevistas con los presidentes de estos países y presidirá las ceremonias de firma de importantes acuerdos bilaterales y el lanzamiento de proyectos de cooperación relativos al desarrollo humano, el intercambio de experiencias y el fortalecimiento de la cooperación económica con estos países. Y es, que Marruecos quiere ser la locomotora de África; lo que es, además, una forma de protegerse asimismo como país africano que es, contribuyendo al desarrollo y bienestar de los países hermanos. No se olvide, además, el ancestral componente negroide de parte de la población marroquí, que data de la época de la “Armada de Bouknari”.
Estamos pues, ante un nuevo Rey para África; y en este ámbito, se inscribe la diplomacia del Rey Mohamed VI. Marruecos, por otra parte, se ha convertido en el auténtico y verdadero “hub” de África, y en la actualidad es el segundo país del mundo que más invierte en nuestro continente. Es más, Marruecos en el año 2000 sufragó la deuda de los países africanos pobres. Porque lo que se pretende con esta turné africana de Mohamed VI, como en las anteriores, es una acción renovada de la cooperación solidaria con los países hermanos, de cuyas democracias está tirando Marruecos literalmente. Marruecos, encarna asimismo, la estabilidad política y religiosa en un continente convulso; donde la religión es explotada con fines extremistas, y el fundamentalismo islámico campa a sus anchas. Marruecos tiene muy claro los ámbitos de actuación de su política exterior: Europa, por lo que aporta en tecnología; Mundo Árabe, porque ahí están los petrodólares y, por tanto, la financiación de múltiples proyectos para planes de desarrollo; y África porque es el continente más rico del planeta en materias primas.
Es importante resaltar también, que de los 8.000 jóvenes africanos que cursan estudios en las diferentes Universidades de Marruecos, más de 6.500 se benefician de las becas marroquíes. Hay que destacar igualmente, la solidaridad de Marruecos con los países africanos hermanos a través de las diferentes misiones de la ONU para la pacificación, la ayuda a los desplazados por los diferentes conflictos bélicos, y la erradicación del hambre en África. Marruecos es un claro y edificante ejemplo de solidaridad en sus relaciones con los países africanos. Como señalaba en febrero de 2014 la revista del Congreso de Estados Unidos, “The Hill”: “El decidido compromiso de Marruecos en África, bajo el liderazgo de Mohamed VI, es fruto de altas consideraciones estratégicas que colocan en el centro de sus preocupaciones el desarrollo solidario y la evolución de las poblaciones africanas, y pone de relieve la influencia y la gran capacidad de proyección política y económica del Reino de Marruecos en el continente”. En este contexto, y tal como publicara la prestigiosa revista francesa “Jeune Afrique”: “ A diferencia de la política de seguridad de Argelia en el Sahel, la de Marruecos se caracteriza por su enfoque multidimensional”...
No conviene olvidar tampoco, que Marruecos es, sin discusión, el faro del mundo árabo-musulmán; y el Rey Mohamed VI, Amir Al Mouminin (Comendador de los creyentes), se ha convertido en el impulsor y brazo ejecutor de una “Diplomacia Religiosa” que resolverá los graves problemas religiosos de África, y llevará la paz a todo el continente. Eses inmenso caudal conciliador del Rey de Marruecos y, sobre todo, su radical defensa de un Islam auténtico, abierto y tolerante, como es el rito malekita de la variante suní, un extraordinario elemento vertebrador y de cohesión social, sitúan al Soberano marroquí como un gran estadista y en un nuevo y renovador Rey para África. Ese legado milenario de las distintas Dinastías que han reinado en Marruecos, ha sido heredado por el Rey Mohamed VI, que encarna a la Monarquía alauita fundada en 1631 por Muley Ali Sharif.