!! muerte a los traidores !!
José María Bartol Espinosa
De como se las gastan las mafias y los servicios secretos rusos, da una imagen perfecta el excelente film del veterano director británico David Cronenberg, Promesas del Este, película laureada hace unos ocho años con un magnifico elenco de actores capitaneados por Viggo Mortensen.
Existen profesiones que son modos de vida, como es lógico unas más que otras, sacerdote o líder religioso, doctores en medicina, militares ,etc etc, pero probablemente ser “espía” merezca una mención especial, si difícil resulta ingresar en ese gremio, es de sentido común que abandonarlo parece cosa imposible. No se ejerce de espía y al cabo de x años, se dice : oye, que lo dejo, que no me gusta, que me aburro, ahí sus quedáis. Me temo que cuando se es espía, lo más prudente e inteligente es llegar a la vejez tranquila y dedicarse a la vida contemplativa disfrutando de una buena pensión y de recuerdos sin ni siquiera caer en la tentación de eso tan de moda como : “escribir mis memorias” .
Hace unas semanas nos martillearon los informativos con todo lo que rodeo el caso “Litvinenko”. Aleksandr Litvinenko, exteniente Coronel del KGB de profesión espía, decidió autoexiliarse en Londres por el año 2.000 a la temprana edad de 37 años, no es que montase por el lujoso Hammersmith una cafetería o autoescuela con los ahorrillos, no. Tuvo la osadía de trabajar a tres bandas, se convirtió en triple espía al servicio del M16 británico y de los servicios secretos españoles, en ambos casos con diferentes nombres en clave, al tiempo se dedicó cual alma cándida a revelar secretos de Estado de la madre Rusia y poniendo a caer del burro a su Administración en general y a su Jefe de Estado en particular.
Y todo esto, no lo hizo porque de pronto descubriese que no era ruso y que su madre biológica fuese inglesa, ni tampoco porque encontrara el amor de su vida con una bella espía de su nuevo país “cliente”, ni siquiera por desvaríos o fiebres incontroladas de la entrepierna en su nuevo oficio de triple espía. No, es más simple, todo eso lo hacia por dinero. El mayor valor ético de sus acusaciones y vendettas lo hacia exclusivamente por dinero.
Las autoridades de Rusia le enviaron dos agentes (de verdad, profesionales del ajusticiamiento) y lo envenenaron con polonio-210 un producto de alto nivel radioactivo que fue minando su salud hasta acabar con su vida.
Recuerdo que a finales del 2006, cuando no se hablaba de otra cosa en las televisiones y tertulias, cuando la hipócrita Gran Bretaña acusaba veladamente a Rusia del crimen repitiendo que no había sido triple agente a su servicio ( a ver, que iban a decir?), recuerdo que tuve la oportunidad de compartir dialogo y discusión en una improvisada mesa con cuatro amigos del mundo del periodismo. Todos se llevaban las manos a la cabeza por la barbaridad cometida, todos maldecían los métodos de la Rusia de Putin, mezclaban el caso Litvinenko con algunas intervenciones del ejercito en la Chechenia terrorista.
Prácticamente yo era un convidado de piedra en aquella mesa, alguien ajeno al mundo de la información profesional.
Cuando uno de ellos me preguntó directamente que opinaba de todo aquello, se me ocurrió responder de la siguiente forma : “creo que el gobierno en Rusia no se parece a una democracia al uso, pero es la democracia que ellos necesitan, al menos ahora, y … la alternancia de poder entre Putin y Medvédev, por muy precocinada que sea, está sacando al país de la ruina y el abismo en el que, el borrachín de Yeltsin y los trust mafiosos como Gazprom la habían condenado…. Acusáis a Putin de autorizar su muerte?... yo voy mas lejos, no lo ha autorizado, lo ha ordenado.... Si por ventura yo hubiese sido Presidente de Rusia, no habría matado a Litvinenko con polonio, lo habría matado a palos que es lo mínimo que merece un traidor, un canalla que ha vendido a la Gran Patria Rusia”.
Los cuatro me miraron como a un bicho raro, hasta que uno de ellos dijo muy serio: “bueno, reconozco que es una posibilidad en la que no habíamos pensado”. Alcé el tono de voz y recalqué: cualquier Nación que se precie debe dar ¡! muerte a los traidores ¡! … luego apuré mi gin-tonic.