Los programas espaciales de los Estados Unidos, Rusia y China: ¿militarización creciente?
Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.
Actualmente, estamos siendo testigos de una creciente militarización de países como Estados Unidos, Rusia y China en el espacio exterior. Pese a ser parte de tratados internacionales que abogan por la cooperación espacial y el uso y explotación pacífica del espacio exterior, lo cierto es que sus documentos estratégicos, declaraciones y acciones apuntan a una creciente confrontación y agresividad en dicho ámbito, al que están comenzando a calificar como un «nuevo dominio de guerra». Precisamente, en este trabajo se analizan los programas espaciales y declaraciones de estas grandes potencias, con el objetivo de descubrir si realmente se está produciendo una militarización del espacio exterior por parte de estos Estados, en qué términos se refieren a ella y a qué justificaciones se están acogiendo. En un contexto como el actual en el que existe una cada vez mayor dependencia del espacio exterior y una creciente confrontación entre las grandes potencias mundiales, este es sin duda un tema de gran relevancia.
Introducción
El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética lanzó con éxito el primer satélite artificial del mundo: el Sputnik I. Aunque era más pequeño que una pelota de playa (58 cm), este lanzamiento marcó el inicio de una era de avances científicos, técnicos, militares y políticos, encontrando actualmente aspiraciones que van desde viajes tripulados a Marte hasta la construcción de hoteles en la Luna1. Meses antes de este lanzamiento, también comenzaron los esfuerzos de Naciones Unidas para garantizar el uso pacífico y la cooperación en el espacio exterior, creándose para este fin la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos en 1959.
Esta Comisión jugó un papel decisivo en la creación de los cinco tratados internacionales que actualmente regulan el espacio ultraterrestre, entre los cuales, para el presente análisis, destaca especialmente el «Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes» (1967). En este tratado, se recogen importantes principios como la utilización exclusiva de la Luna y otros cuerpos celestes con fines pacíficos, la prohibición del emplazamiento de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en el espacio ultraterrestre, y el empleo y la exploración de este en beneficio de toda la humanidad2. Sin embargo, a pesar de recoger el derecho internacional estos principios, en los últimos años estamos asistiendo a una creciente militarización del espacio ultraterrestre. Cada vez son más los Estados que se refieren al espacio exterior como un «nuevo dominio bélico», desarrollando tecnología, armamento o fuerzas espaciales para prepararse para una futura confrontación en dicho dominio y defender sus infraestructuras. Este es el caso de Estados Unidos, Rusia y China, los cuales, pese a formar parte de cuatro de los cinco tratados internacionales mencionados anteriormente, reflejan en sus actuaciones y declaraciones una creciente agresividad en el espacio exterior.
El programa espacial de los Estados Unidos
Estados Unidos es la primera potencia espacial mundial, siendo el país que más financiación destina a sus programas espaciales (alrededor de 62.000 millones de dólares en el año 2022)3, y el país con más satélites operativos en el espacio (3.433 de los 5.465 en el año 2022)4.
La actual política espacial estadounidense se rige por la Política Espacial Nacional de los Estados Unidos de América (2020), un documento emitido por el gobierno de Donald Trump que sustituyó a la Política Espacial Nacional de 2010. Sin embargo, es el Marco de prioridades espaciales de Estados Unidos (2021), publicado durante la administración de Joe Biden, el que establece las principales prioridades actuales del programa espacial estadounidense. Entre los muchos puntos recogidos en dicho documento, para el presente trabajo destaca la necesidad de proteger las infraestructuras críticas relacionadas con el espacio y reforzar su seguridad, defender los intereses de seguridad nacional en el espacio y contrarrestar las amenazas espaciales, al argumentar que países competidores están desarrollando sus capacidades contraespaciales para reducir la efectividad militar estadounidense y ganar guerras futuras, razón por la cual el país debe reforzar su capacidad para actuar contra estas amenazas.
En este mismo sentido, la Estrategia de Defensa Nacional (2022) señala la importancia estratégica del espacio exterior, y la necesidad de reforzar las capacidades militares estadounidenses para disuadir y hacer frente a las amenazas en este dominio. Además, en la «Revisión de la defensa antimisiles» integrada en este documento, se considera que la defensa antimisiles (basada principalmente en la infraestructura espacial para su funcionamiento, al depender del sistema de navegación GPS) tiene cada vez mayor importancia, ya que contribuye a la disuasión frente a ataques enemigos.
De esta forma, vemos que, aunque el gobierno estadounidense alega centrarse en el uso científico, comercial y civil del espacio (pacífico), la realidad demuestra que la percibida militarización de este por parte de otros Estados está conduciendo a los Estados Unidos a una mayor agresividad en este dominio. En esta línea, destaca la creación de la Fuerza Espacial de Estados Unidos en el año 2019, cuyo objetivo es proteger las instalaciones espaciales del país, con especial énfasis en los satélites. Según una declaración del entonces presidente Donald Trump, la creación de estas fuerzas era totalmente necesaria al haberse convertido el espacio exterior en el «dominio más nuevo en el mundo para combatir la guerra», precisando por ende de una Fuerza Espacial capaz de disuadir la agresión y mantener la superioridad estadounidense5.
Esta misma visión del espacio exterior como un nuevo dominio bélico puede encontrarse asimismo en la Doctrina de poder espacial para fuerzas espaciales, publicada por el Cuartel General de la Fuerza Espacial de Estados Unidos en 2020, en el que, pese a afirmarse que el país desea «un dominio espacial pacífico, seguro, estable y accesible», también se indica que debe estar preparado para enfrentarse a «agresores pensantes, competentes y letales que intenten frustrar las acciones de agresores, según señaló el general Jay Raymond (jefe de operaciones de la Fuerza Espacial estadounidense) en el año 2021, serían principalmente Rusia y China7, algo que también había declarado anteriormente el entonces vicepresidente Mike Pence, al afirmar que la posesión de láseres aéreos y misiles antisatélite por parte de estos países suponía una gran amenaza para los Estados Unidos que este debía contrarrestar8.
La preocupación estadounidense por el desarrollo de armas antimisiles es algo que encontramos a lo largo de muchos de sus documentos estratégicos, siendo un ejemplo de ello la respuesta de Estados Unidos al secretario general sobre su Informe sobre la reducción de las amenazas espaciales mediante normas, reglas y principios de comportamientos responsables de 2021 (en adelante, Informe sobre la reducción de las amenazas espaciales). En este documento, la principal amenaza detectada es el desarrollo de armas antisatélite (ASAT), señalándose que algunos Estados están produciendo armas que pueden ser utilizadas para interrumpir temporalmente los servicios espaciales o destruir permanentemente satélites.
Las armas ASAT son armas capaces de destruir o dañar satélites con fines militares, existiendo principalmente dos tipos: cinéticas y no cinéticas. Las ASAT cinéticas (KE- ASAT) son aquellas que destruyen satélites colisionando físicamente con ellos o detonando en su proximidad, mientras que las ASAT no cinéticas son las que emplean mecanismos no físicos para inutilizar un satélite, como ciberataques, interferencia de frecuencias o cegamiento de satélites con láseres. El primer país en desarrollarlas fue Estados Unidos durante la Guerra Fría, ya que el lanzamiento del Sputnik I por parte de Rusia había avivado los temores estadounidenses de que el país desarrollara armas nucleares con alcance mundial. En respuesta, la Unión Soviética desarrolló su propio programa de armas antisatélite durante los años sesenta y setenta, ante lo que Estados Unidos reaccionó con un mayor desarrollo de sus sistemas espaciales en la década de los ochenta. Treinta años después, China se unió a esta carrera espacial, realizando su primera prueba pública de un arma ASAT KE-ASAT en el año 2007 mediante la destrucción de un antiguo satélite meteorológico9. En los últimos años, otros Estados como la India se han sumado a la creación de este tipo de armas.
Aunque China y Rusia publicaron en el año 2014 una propuesta revisada para un
«Tratado sobre la prevención del emplazamiento de armas en el espacio ultraterrestre y de la amenaza o el uso de la fuerza contra objetos situados en el espacio ultraterrestre», fue rechazada por Estados Unidos porque permitiría a China y Rusia seguir desarrollando ASAT lanzados desde tierra. Sin embargo, el 18 de abril de 2022, después de que Rusia hubiera realizado una prueba antisatélite de ascenso directo el 15 de noviembre de 2021, la Administración Biden declaró que Estados Unidos se comprometía a no realizar pruebas destructivas de misiles antisatélite de ascenso directo, buscando promover así una nueva norma internacional de comportamiento responsable en el espacio10.
El motivo por el que Estados Unidos buscaría la finalización del desarrollo de este tipo de sistemas, así como de otros sistemas espaciales como armas de energía dirigida, sistemas de guerra electrónica, amenazas orbitales, amenazas ciberespaciales y amenazas de energía cinética terrestre, se debe a la gran dependencia estadounidense del espacio exterior, algo que se traduce en una especial vulnerabilidad ante los posibles ataques de sus competidores11. La mayor dependencia espacial de Estados Unidos posibilitaría que potencias con menos recursos militares pudieran obtener ventajas estratégicas sobre el país, razón por la cual el país está poniendo tanto énfasis en el desarrollo de tecnología y programas espaciales que le permitan defender sus intereses y seguridad nacionales.
El programa espacial de la Federación Rusa
Rusia, con 3.420 millones de dólares, es el quinto país que más dinero invierte en su programa espacial12, siendo asimismo el tercero con un mayor número de satélites operativos (172 unidades en el año 2022)13. En la actualidad, el sector espacial público del país se encuentra en crecimiento, tras haber invertido el Estado en aumentar su poder espacial desde el colapso de la Unión Soviética, en detrimento de la empresa espacial comercial del país.
Al igual que Estados Unidos o China, Rusia es parte de cuatro de los cinco tratados internacionales anteriormente mencionados (no ha ratificado el Acuerdo de la Luna [1979], como tampoco China o Estados Unidos), y su propia legislación nacional establece una serie de prohibiciones en las actividades espaciales del país, como son el despliegue o la realización de pruebas de armas nucleares y otros tipos de armas de destrucción masiva en el espacio exterior, el uso de tecnología y otros objetos espaciales para influir en el medio ambiente con fines militares u otros fines hostiles, la utilización de la Luna y otros cuerpos celestes con fines militares o la amenaza deliberada de la seguridad de las actividades y los objetos espaciales14. Sin embargo, a través de los documentos estratégicos, declaraciones o acciones llevadas a cabo por Rusia en los últimos años, vemos que el país cada vez percibe en mayor medida el espacio como un dominio de confrontación militar.
En la Doctrina Militar Rusa del año 2014, se identificaban como algunas amenazas importantes para el país la «implementación del concepto de ataque global» y la
«intención de emplazar armas en el espacio», recogiéndose entre las principales tareas de los militares rusos el resistir los intentos de algunos Estados de alcanzar la superioridad militar mediante el despliegue de sistemas de defensa antimisiles, el emplazamiento de armas en el espacio o el desarrollo de sistemas estratégicos no nucleares de armas de alta precisión15. De igual modo, en la respuesta rusa al ya mencionado informe del secretario general de las Naciones Unidas sobre la reducción de las amenazas espaciales, se afirma que cada vez son mayores los riesgos de agresión y guerra en el espacio ultraterrestre, especialmente como consecuencia del desarrollo por parte de determinados Estados de armas antisatélite.
Así, vemos que, al igual que Estados Unidos, Rusia considera el desarrollo de este tipo de armas una gran amenaza para sus intereses, algo que no ha impedido al país desarrollar y probar sus propias armas ASAT. Un ejemplo de ello fue el lanzamiento, el 15 de noviembre de 2021, de un misil antisatélite de ascenso directo para destruir uno de sus propios satélites, algo que fue fuertemente condenado por el gobierno estadounidense16. Sin embargo, no hay que olvidar que dichas pruebas antisatélite rusas no violan ningún tratado o acuerdo espacial existente, y que, Estados Unidos, tal y como China o Rusia, lleva años probando armas ASAT, ya que su compromiso de no utilizarlas es muy reciente17.
Por otra parte, además de por el contenido de los documentos estratégicos o el desarrollo de armas en el ámbito espacial, la militarización rusa y su creciente agresividad en el espacio también es visible a través de la existencia de las Fuerzas Espaciales Rusas y de determinadas declaraciones y amenazas realizadas por el país. Comenzando por el primer punto, Rusia cuenta con unas Fuerzas Espaciales que actualmente se encuentran integradas dentro de sus Fuerzas Aeroespaciales (2015), y cuya misión es vigilar los objetos del espacio exterior, identificar posibles amenazas, prevenir ataques desde el espacio exterior, lanzar satélites y controlar las operaciones de estos18. Por otra parte, en relación con las declaraciones y acciones rusas, especialmente desde el comienzo de la guerra de Ucrania encontramos actuaciones que reflejan una mayor agresividad y confrontación, como fue la amenaza de interrumpir el funcionamiento de la nave espacial rusa que presta servicio a la Estación Espacial Internacional en caso de no retirar las sanciones impuestas al país. Así, en los primeros días de la guerra, Dimitri Rogozin, jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, hizo la siguiente declaración: «Si bloquean la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la Estación Espacial Internacional de una órbita incontrolada y de caer en Estados Unidos o Europa?»19.
Otro ejemplo fue la declaración realizada por el presidente Vladímir Putin en el año 2019, cuando explicó que la expansión espacial estadounidense es una amenaza para los intereses rusos, ya que «el liderazgo político-militar estadounidense considera abiertamente el espacio como un escenario militar y planea llevar a cabo operaciones en él»20. Declaraciones así nos muestran cómo, si bien existe una amenaza creciente procedente del desarrollo de armas espaciales por parte de Rusia, las acciones de Estados Unidos están fomentando una escalada del conflicto. En cualquier caso, lo cierto es que, mientras que Rusia afirma que percibe el espacio como un entorno pacífico y busca prevenir el uso de armas en el espacio exterior, sus programas contraespaciales y armamentísticos sugieren lo contrario.
El programa espacial de China
China lanzó su primer satélite al espacio en 1970 y, tan solo 33 años después, se convirtió en el tercer país en enviar un astronauta al espacio. Actualmente, es una potencia espacial con un excelente historial de vuelos espaciales tripulados con éxito, orbitadores lunares, y un programa para enviar taikonautas a la Luna. Además, ha creado su propio sistema global de navegación por satélite (BeiDou), y está construyendo la estación espacial china Tiangong. El objetivo del país es convertirse en una gran potencia espacial mundial para 2030, y en el líder mundial en tecnología y equipamiento espacial para 2045, y, ciertamente, no está lejos de ello21. Actualmente, el gobierno chino es el segundo que más invierte en el programa espacial (11.940 millones de dólares en 2022)22, y el segundo país con un mayor número de satélites operativos (541 unidades)23. En este desarrollo espacial, ha sido fundamental la cooperación con Rusia, la cual, a pesar de contar con numerosos obstáculos y limitaciones, ha permitido a ambos países reducir los costes de esfuerzos lucrativos, como la exploración lunar, y equilibrarse frente a Estados Unidos.
En su libro blanco titulado El programa espacial de China: una perspectiva para 2021 (2016), reeditado y vuelto a publicar este año 2022, el gobierno chino afirma que su programa espacial se rige por los principios de desarrollo impulsado por la innovación, coordinación, eficiencia, cooperación y fines pacíficos, señalando que «China siempre ha defendido el uso del espacio ultraterrestre con fines pacíficos y se opone a cualquier intento de convertir el espacio ultraterrestre en un arma o campo de batalla o de lanzar una carrera armamentística en el espacio ultraterrestre»24. Sin embargo, explica que se está produciendo una creciente militarización del espacio exterior, como refleja en el libro blanco titulado La defensa nacional de China en la nueva era (2019), al defender que, mientras que su utilización del espacio exterior es pacífico, las acciones estadounidenses están provocando un incremento de la tensión en el espacio exterior y socavando la estabilidad estratégica global. Aunque también mencionará el caso de la OTAN, Rusia y la Unión Europea, los términos empleados no serán tan negativos como los empleados con Estados Unidos.
En relación con este último aspecto, especialmente destacable resulta la respuesta del Gobierno chino al informe del secretario general sobre la reducción de las amenazas espaciales, en el que China defiende que la creciente militarización espacial se está produciendo principalmente porque «cierto país se aferra a la mentalidad de la Guerra Fría, persigue la superioridad militar y estratégica unilateral en el espacio, y aumenta sus intentos, planes y acciones para buscar el dominio en el espacio»25. Según las afirmaciones chinas en este documento, las declaraciones estadounidenses de que el espacio exterior es un nuevo dominio de guerra, o acciones como el establecimiento de una Fuerza Espacial y un Mando Espacial independientes y la construcción de un sistema de combate en dicho ámbito estarían fomentando una carrera armamentística e incrementando drásticamente la inseguridad en el espacio ultraterrestre.
Así, vemos que, al igual que Estados Unidos alega que las acciones rusas y chinas están incrementando la inseguridad espacial y fomentando una creciente confrontación, China utiliza una retórica muy similar contra el país occidental, especificando que una de las principales amenazas sería el desarrollo de armas antisatélite, armas de ataque de precisión de largo alcance y sistemas de defensa antimisiles por parte de Estados Unidos. No obstante, lo cierto es que China también ha estado realizando este tipo de pruebas y cuenta, en cierta medida, con fuerzas espaciales.
Con relación al primer punto, China ha efectuado múltiples pruebas de estas capacidades desde 2005, y, en 2018, tenía al menos uno y probablemente tres programas para desarrollar capacidades antisatélite de ascenso directo26. Por otra parte, en relación con las fuerzas espaciales, el Ejército Popular de Liberación creó en el año 2015 la Fuerza de Apoyo Estratégico, el cual centraliza la mayor parte de las capacidades de guerra espacial, cibernética, electrónica y psicológica del Ejército (y tiene plena autoridad sobre gran parte de las actividades espaciales contraespaciales del país), con el objetivo de ampliar la proyección de poder más allá de la defensa terrestre y proteger los intereses chinos en las «fronteras estratégicas» del espacio, el ciberespacio y los mares lejanos27.
De esta forma, vemos que, pese a defender China constantemente que su enfoque hacia el espacio es exclusivamente pacífico, la realidad es que vemos una creciente militarización y agresividad del país en el espacio exterior. Aunque, tal y como hacían Rusia o Estados Unidos, China argumentará que estas actuaciones son necesarias para defenderse ante la creciente amenaza estadounidense, en Occidente existe el temor de que este desarrollo no sea únicamente con fines disuasorios y defensivos, sino en preparación para un futuro conflicto.
Conclusión
A lo largo de este análisis hemos podido comprobar que una creciente militarización de los programas espaciales de Estados Unidos, Rusia y China está teniendo lugar, dichos países perciben cada vez más el espacio como un nuevo dominio bélico, a pesar de ser partes en tratados que abogan por su uso pacífico, y de incluir en su propia legislación tales principios. Así, estas potencias están creando y financiando sus propias fuerzas espaciales, al igual que desarrollando y probando armamento espacial, entre los que destaca el desarrollo de armas antisatélite como medida disuasoria o para prepararse para una futura guerra. Sin embargo, lo que está ocurriendo en el espacio exterior no es más que un reflejo de lo que también está sucediendo en el panorama internacional sobre la superficie terrestre: el «estado de temor» en grandes potencias como Estados Unidos, Rusia y China está conduciendo a un dilema de seguridad. En este dilema, la incertidumbre y temor que provoca el no conocer las intenciones del resto de los Estados conduce a la aplicación de medidas para aumentar su propia seguridad, lo cual a su vez incrementa la inseguridad del resto de los países. De esta forma, comienza un círculo vicioso de acumulación de poder y seguridad que, en el peor de los casos, puede terminar en guerra.
Esta inestabilidad es aún mayor en un sistema de distribución de poder de «multipolaridad desequilibrada», sistema en el que actualmente nos encontramos. Al ser el sistema más inestable y peligroso de todos, los Estados deberían cuidar en mayor medida que sus acciones y declaraciones no puedan conducir a una escalada del conflicto, evitando, por tanto, declaraciones como que el espacio exterior se ha convertido en un «nuevo dominio bélico» y acciones que reflejen una mayor agresividad. En su lugar, se debería fomentar una mayor cooperación, los Estados pueden utilizar los mecanismos que ofrece Naciones Unidas para abordar el espacio ultraterrestre de la forma más pacífica, unida y cooperativa posible. No obstante, en caso de continuar por este camino de creciente agresividad y militarización, el resultado podría ser la guerra, algo que, dado el gran desarrollo de las armas y la tecnología espaciales, podría desembocar en un elevado grado de sufrimiento y destrucción. Dependerá de nuestros gobiernos y de cada uno de nosotros qué camino tomaremos.
Lidia Sanderson Moreno*
Graduada en Relaciones Internacionales (URJC) Estudiante del Máster en Geopolítica y Estudios Estratégicos (UC3M)
Referencias:
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2 «Treaty on Principles Governing the Activities of States in the Exploration and Use of Outer Space, Including the Moon and Other Celestial Bodies», UNOOSA. Febrero de 2013. Disponible en: https://www.unoosa.org/oosa/en/ourwork/spacelaw/treaties/introouterspacetreaty.html [consulta: 22/2/2023].
3 STATISTA RESEARCH DEPARTMENT. «Global Governmental Spending on Space Programs of Leading Countries 2022», Statista. 6 de febrero de 2023. Disponible en: https://www.statista.com/statistics/745717/global- governmental-spending-on-space-programs-leading-countries/ [consulta: 9/2/2023].
4 «UCS Satellite Database», Union of Concerned Scientists. Mayo de 2022. Disponible en:
https://www.ucsusa.org/resources/satellite-database [consulta: 3/2/2023].
5 BBC NEWS MUNDO. «Fuerza Espacial: Qué es el nuevo servicio militar de EE. UU. que Donald Trump lanzó oficialmente», BBC. 21 de diciembre de 2019. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional- 50876950 [consulta: 6/1/2023].
6 UNITED STATES SPACE FORCE. «SpacePower. Doctrine for Space forces», Space Capston. Junio de 2020,p. 21. Disponible en: https://www.globalsecurity.org/space/library/policy/national/space-capstone- publication_20200810.pdf [consulta: 22/2/2023].
7 MOON CRONK, Terry. «U.S. access to space is a vital national interest», U.S. Department of Defense. 25 de febrero de 2021. Disponible en: https://www.defense.gov/News/News-Stories/Article/Article/2516139/us-access-to- space-is-a-vital-national-interest/ [consulta: 22/2/2023].
8 BBC NEWS MUNDO. «Fuerza Espacial: qué es el nuevo servicio militar de EE. UU. que Donald Trump lanzó oficialmente», BBC. 21 de diciembre de 2019. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional- 50876950 [consulta: 6/1/2023].
9 BLATT, Talia M. «Anti-Satellite Weapons and the Emerging Space Arms Race», Harvard International Review. 31 de agosto de 2020. Disponible en: https://hir.harvard.edu/anti-satellite-weapons-and-the-emerging-space-arms-race/ [consulta: 15/1/2023].
10 «National security strategy», The White House. Octubre de 2022. Disponible en: https://www.whitehouse.gov/wp- content/uploads/2022/11/8-November-Combined-PDF-for-Upload.pdf [consulta: 22/2/2023].
11 McCLINTOCK, Bruce. «Russia's National Security Space Strategy: How to Avoid Repeating History», ISPI. 19 de noviembre de 2022. Disponible en: https://www.ispionline.it/en/publication/russias-national-security-space-strategy- how-avoid-repeating-history-28335 [consulta: 15/1/2023].
12 STATISTA RESEARCH DEPARTMENT. «Global Governmental Spending on Space Programs of Leading Countries 2022», Statist. 6 de febrero de 2023. Disponible en: https://www.statista.com/statistics/745717/global- governmental-spending-on-space-programs-leading-countries/ [consulta: 22/2/2023].
13 UCS Satellite Database. Union of Concerned Scientists. Mayo de 2022. Disponible en: https://www.ucsusa.org/resources/satellite-database [consulta: 22/2/2023].
14 Ley de la Federación Rusa sobre la actividad espacial. Decreto nº. 5663-1 de la Cámara de los Soviets de Rusia, 1993. Artículo 4.2.
15 MCCLINTOCK, Bruce. «Russia's National Security Space Strategy: How to Avoid Repeating History», ISPI. 19 de noviembre de 2022. Disponible en: https://www.ispionline.it/en/publication/russias-national-security-space-strategy- how-avoid-repeating-history-28335 [consulta: 16/1/2023].
16 OFFICE OF THE SPOKESPERSON. «Russia Conducts Destructive Anti-Satellite Missile Test» (comunicado de prensa), U.S. Department of State. 15 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.state.gov/russia-conducts- destructive-anti-satellite-missile-test/ [consulta: 21/1/2023].
17 PANDA, Ankit & SILVERSTEIN, Benjamin. «The U.S. moratorium on anti-satellite missile tests is a welcome shift in space policy», Carnegie Endowment for International Peace. 20 de abril de 2022. Disponible en: https://carnegieendowment.org/2022/04/20/u.s.-moratorium-on-anti-satellite-missile-tests-is-welcome-shift-in-space- policy-pub-86943 [consulta: 22/2/2023].
18 AEROSPACE SECURITY PROJECT. «Space Threat 2018: Russia Assessment», Aerospace. 12 de abril de 2018. Disponible en: https://aerospace.csis.org/space-threat-2018-russia/ [consulta: 22/2/2023].
19 HUET, Natalie. «Russia to halt cooperation on the ISS unless the west lifts sanctions», Euronews. 4 de abril de 2022. Disponible en: https://www.euronews.com/next/2022/04/02/russia-says-it-will-end-cooperation-on-iss-and- other-space-projects-if-sanctions-are-not-l [consulta: 25/1/2022].
20 BBC NEWS MUNDO. «Fuerza Espacial: qué es el nuevo servicio militar de EE. UU. que Donald Trump lanzó oficialmente», BBC. 21 de diciembre de 2019. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional- 50876950 [consulta: 22/2/2022].
21 BOWE, Alexander. «China's Pursuit of Space Power Status and Implications for the United States», U.S.- China Economic and Security Review Commission. 11 de abril de 2019. Disponible en: https://www.uscc.gov/research/chinas-pursuit-space-power-status-and-implications-united-states [consulta: 22/1/2023].
22 STATISTA RESEARCH DEPARTMENT. «Global Governmental Spending on Space Programs of Leading Countries 2022», Statista. 6 de febrero de 2023. Disponible en: https://www.statista.com/statistics/745717/global- governmental-spending-on-space-programs-leading-countries/ [consulta: 22/1/2023].
23 «UCS Satellite Database», Union of Concerned Scientists. Mayo de 2022. Disponible en:
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24 THE STATE COUNCIL INFORMATION OFFICE OF THE PEOPLE'S REPUBLIC OF CHINA. «China's Space Program: A 2021 Perspective», CNSA. Enero de 2022. Disponible en: http://www.cnsa.gov.cn/english/n6465645/n6465648/c6813088/content.html [consulta: 1/1/2023].
25 OFICINA DE ASUNTOS DE DESARME. Document of the People’s Republic of China pursuant to UNGA Resolution 75/36 (2020). Disponible en: https://front.un-arm.org/wp-content/uploads/2021/05/Chinas-Position-on- Outer-Space-SecurityEnglish.pdf [consulta: 22/2/2023].
26 Global Counterspace Capabilities: An Open Source Assessment». Secure World Foundation. Abril de 2018. Disponible en: https://swfound.org/media/206118/swf_global_counterspace_april2018.pdf [consulta: 10/1/2023].
27 COSTELLO, John & McREYNOLDS, Joe. China’s Strategic Support Force: A Force for a New Era. China Strategic Perspectives, n.º 13. Center for the Study of Chinese Military Affairs, Institute for National Strategic Studies. Octubre de 2018. Disponible en: https://inss.ndu.edu/Portals/68/Documents/stratperspective/china/china- perspectives_13.pdf [consulta: 22/2/2023].