Delincuentes, no refugiados
Javier Fernández Arribas
Hay muchas ocasiones, en el ámbito del análisis, que es muy complicado ir contracorriente. Sin embargo, es una obligación de quien realiza este trabajo no dejarse influir por unas evidencias que parecen concluyentes. En el caso de las intolerables agresiones sexuales de Nochevieja en Alemania, más de 500 denuncias solo en la ciudad de Colonia, todo indica que los refugiados son un peligro público indeseable. No, los indeseables son aquellos delincuentes que se han comportado como animales y criminales con abusos a mujeres y robos que son absolutamente intolerables lo hagan en Alemania o en Siria o en Turquía o donde fuera. Habría que conocer el triste historial de unos cobardes que amparados en la masa son capaces de agredir sexualmente a una mujer que tiene todo el derecho del mundo a celebrar la llegada del año nuevo y a divertirse como le venga en gana. Es muy cínico rasgarse las vestiduras por lo ocurrido en Alemania, y no preocuparse si las mujeres sirias o turcas o de cualquier país sufren la acción de estos energúmenos. Podemos pensar muchas cosas con la información que vamos conociendo pero lo más peligroso es demonizar a más de medio millón de refugiados por un grupo de medio centenar que, sin duda, debe recibir el más severo de los castigos por una acción abominable contra los derechos más básicos de la mujer. Esa falta de respeto es punible, debe serlo en cualquier país del mundo, y no solo en Alemania y, sobre todo, no porque sean refugiados. Los más recalcitrantes ya están aprovechando la opinión xenófoba creada para exigir la expulsión de los refugiados. La canciller Merkel ha tenido que adaptar la norma para expulsar automáticamente a cualquier refugiados que cometa un delito. Oiga, esa decisión debería estar vigente aunque no se hubieran producido las agresiones sexuales. Insisto en la necesidad de conocer el historial de los delincuentes porque resulta inconcebible que una persona en la situación de un refugiado, habiendo pasado las penurias que ha sufrido para llegar a Alemania, se comporte como un imbécil que se descalifica asimismo, que perjudica a su familia y contribuye a crear gran animadversión, e, incluso, agresiones por parte de grupos de extrema derecha. Surge la pregunta de si, ¿estos grupos de vándalos han actuado por alguna indicación extremista o por coacción de grupos terroristas? Nada es casual en este mundo de intereses inconfesables.