Los terroristas, ceden

Javier Fernández Arribas
Gran celebración por parte del Ejército de Irak tras la reconquista de la estratégica ciudad de Ramadi, apenas a un centenar de kilómetros de la capital, Bagdad. El apoyo aéreo de aviones norteamericanos ha sido crucial a la hora de facilitar que las tropas iraquíes salieran de su interminable letargo y plantaran cara a los terroristas del Daesh. Ganas una batalla y está bien para la moral de victoria pero lo de ganar la guerra requiere mucho más empeño y esfuerzo. Después de los atentados terroristas del Daesh en París, en Ankara, en Túnez, en el avión ruso de Sharm el Sheij, Egipto; en la localidad norteamericana de San Bernardino y con sus asesinatos diarios a miles de musulmanes de la región, los criminales narcoterroristas del Daesh pierde terreno, tanto en sus posiciones en Irak como en Siria. Estaba claro que los grandes atentados de París podían producir mucho daño, sin duda, pero eran una muestra de debilidad en el conjunto de intereses terroristas. La apuesta por diseminar el terror por todo el mundo para afianzar su poder ha resultado fallida. Ese órdago ha obligado a las potencias internacionales a ponerse de acuerdo para luchar contra una amenaza terrorista que podía golpear en cualquier lugar, en un corto espacio de tiempo y con armas ligeras pero elevadamente mortíferas, como se demostró en París. Sirios e iraquíes están hartos de muerte, sufrimiento y destrucción a cuenta de los fanáticos iluminados del Daesh, pero cada parcela requiere su peculiar tratamiento antiplagas incontroladas. Ramadi ha sido la primera gran pieza cobrada por parte del Ejercito iraquí apoyado por la Coalición Internacional y unos bombardeos que, poco a poco, han mejorado notablemente su precisión, eficacia destructora y operatividad. No es sencillo, en mitad del fragor de la batalla, delimitar lo que está bien y lo que no es tolerable, poner delgadas líneas rojas que solo los combatientes tienen la capacidad de mostrar con rigor. Hay muchas probabilidades de que el aparato que tenga la misión de devolver a primera línea a los combatientes, no sepa distinguir el significado real de esa enseña.
La triste realidad es que se ha acuñado la necesidad vecinal de bajar al patio de la comunidad y defender la posición de los ataques rebeldes. Se creo un monstruo con el Daesh al servicio de determinados intereses que han cambiado. El terrorismo cede porque su matriz y sus enemigos así le obligan.