María Telo y Thoraya Obaid, España y Arabia Saudí

Curioso: los cambios que están mejorando la situación de las mujeres saudíes, desde prescindir de la tutela masculina a la posibilidad de crear una empresa, se ignoran o se infravaloran en la mayoría de los medios españoles. Sobre que suponen cambios radicales para los derechos de las saudíes hay pocas dudas, pero ¿por qué tantas reservas sobre algo tan evidente? Mi impresión: muchos temen que hablar bien de estas reformas pueda interpretarse como un apoyo al Gobierno saudí. Las víctimas son las pioneras saudíes que llevan tantos años y tantos esfuerzos invertidos en su lucha. ¿Dónde vi antes algo parecido?
No son muy conocidas la vida y la obra de la jurista española María Telo, ni sus afanes por los derechos de las españolas hace solo 50 años. Esta pionera, a la que admiro, murió en 2014, y, si comparo sus reivindicaciones de entonces con las de las pioneras saudíes con las que me entrevisté hace dos años para mi libro ‘Pioneras en Arabia Saudí’, sorprendería el grado de coincidencias. 50 años les separan. Si se conociera la experiencia de luchadora de la jurista Telo, se comprenderían mejor en España los cambios que se están produciendo en Arabia Saudí y se sabría valorar su trascendencia para esa sociedad.
María Telo Núñez se dedicó con pasión a un objetivo que le ocupó toda su vida, el de lograr la igualdad jurídica de las españolas. Muchos la recordamos por una frase que resume su lucha: “Se me ha metido entre ceja y ceja cambiar el Código Civil”. Desde los años 50, en plena dictadura franquista, cuando mantenía correspondencia con Clara Campoamor, mostró su preocupación por lograr cambios en la situación discriminatoria de las mujeres. Participó activamente en la Federación Internacional de Mujeres Juristas y consiguió crear una corriente de opinión, en la España de aquellos años, favorable a la reforma del Derecho de Familia y elevó la correspondiente petición al Ministerio de Justicia para una revisión legal.
En un artículo publicado en ABC escribió: “Cuando en septiembre de 1969 yo inicié la lucha por liberar a la mujer de las cadenas jurídicas, su situación era tan vejatoria y alienante dentro de la familia, con proyección en lo público, que había artículos como el 1263, que situaba a la mujer casada entre los menores, los locos o dementes y los sordomudos que no sabían leer ni escribir. El artículo 57 obligaba a la mujer a obedecer al marido y la licencia marital era como su sombra para todos los actos de la vida. Sin licencia, prácticamente, la mujer sólo podía hacer testamento”. Es de recordar que la mujer casada debía obediencia al marido por imperativo legal, no tenía patria potestad sobre sus hijos hasta la viudedad e incluso podía el marido, hasta 1970, darlos en adopción sin consentimiento de la madre. La mujer, además, no podía trabajar sin consentimiento del cónyuge, ni podía ejercer ningún cargo público.
En 1971 Telo consigue con otras tres mujeres letradas su participación en el comité general encargado de la revisión del Código Civil franquista. En 1975 ese código es modificado y se aprueba la ‘Ley de la situación jurídica de la Mujer Casada y los Derechos y Deberes de los Cónyuges’, que traería consigo la devolución a la mujer de su mayoría de edad con la eliminación de la licencia marital y la obediencia al marido. Su lucha continúa y en 1981 se aprueba finalmente la ‘Ley de Filiación y Patria Potestad y Régimen Económico del Matrimonio’, que establece la patria potestad conjunta y la igualdad jurídica de toda clase de hijos, así como la igualdad de los cónyuges en la administración de los bienes gananciales y, finalmente, la ‘Ley sobre Matrimonio Civil, Separación, Nulidad y Divorcio’.
Cuando estaba trabajando en la biografía de Thoraya Obaid, una saudí con una impresionante carrera en Naciones Unidas, recordaba la lucha de María Telo, que moría en aquel año, 2014. Las mismas preocupaciones, similares dificultades, y la misma pasión por la igualdad. Me impresionaron igualmente las ideas firmes de la pionera saudí sobre la voluntad de reformas a favor de las mujeres en su país cuando confesaba: “Deberíamos eliminar todos los obstáculos que se interponen en el camino de las mujeres. Necesitamos igualdad de ciudadanía entre mujeres y hombres ante la ley e igualdad de oportunidades en el mercado laboral. Arabia Saudí necesita un entorno fortalecido para conseguir alcanzar los derechos de la mujer. Yo promovería los derechos de la mujer a través de una sociedad muy activa, y orientaría a las mujeres jóvenes profesionalmente”.
Thoraya Obaid ha sido una defensora de los Derechos Humanos con una actitud incansable y un compromiso permanente. Desde su liderazgo en el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), su reto a lo largo de más de 30 años ha sido lograr que la salud sexual y reproductiva de las mujeres se reconozca como un derecho humano más. Su labor más destacada ha estado centrada en lograr la desaparición de una de las prácticas más aberrantes contra las mujeres, la violencia sexual en situaciones de conflicto y postconflicto, así como la mutilación genital femenina. Y, cuando termina su reconocida carrera profesional en Naciones Unidas, decide centrar su pasión por la igualdad de las mujeres en su país, aprovechando su inclusión en La Shura, un Consejo Consultivo del Reino que tendrá un papel decisivo en el proceso reformista conocido como la Visión 2030, especialmente en los cambios que estamos conociendo sobre la situación jurídica de las mujeres.
Valora que el Consejo, ahora con un 30% de mujeres, puede lograr que los puntos de vista femeninos pasen a formar parte de las propuestas legislativas. Ella podía aportar su larga experiencia internacional y veía así el camino que se abría en su país: “Lo que importa es saber que tanto los hombres como las mujeres son miembros de la misma familia. No hay que ver los problemas de la mujer de forma aislada, sino que están integrados en la sociedad y hay que resolverlos avanzando con la propia sociedad. No vamos a ser capaces de aprobar las recomendaciones que garanticen los derechos de las mujeres y faciliten su vida sin el apoyo de nuestros hermanos de La Shura”. Thoraya Obaid espera “poder ser capaz de elaborar recomendaciones que sean equilibradas y pertinentes, y se ajusten al contexto de la sociedad”. Teniendo en cuenta los cambios que se van produciendo en un goteo continuo, sus esfuerzos y los de sus compañeras están dando frutos.
Thoraya Obaid no está sola. Pude comprobar allí que muchas saudíes, en todos los campos de actividad, tenían ideas muy claras sobre cómo lograr la igualdad de derechos, y un deseo enorme por encontrar comprensión y visibilidad internacional. La doctora Al-Moalmi, que dirige el centro Rey Abdulaziz dedicado a la propuesta de reformas, me entregó un documento con 62 medidas que, en coordinación con el grupo de mujeres de la Shura, se ha convertido en un programa de mínimos. Normas que van de la lucha contra los abusos y el maltrato a la cancelación del agente para mujeres en las transacciones comerciales, de la libertad para viajar al extranjero a la posibilidad de acceso a espectáculos públicos. Y la hoja de ruta se está cumpliendo.
Si se analizan las reformas que están impulsando las mujeres que forman parte de La Shura, con Thoraya Obaid al frente, pueden parecer muy elementales, pero importa conocer qué piensan las saudíes como la escritora Omaima al-Khamis, que escribió sobre el decreto del rey Salman esto en su cuenta de Twitter: “Con este decreto, mi ciudadanía está completa. Los hombres se pararán a mi lado afirmando su valor como esposo y hermano. Juntos avanzamos hacia el futuro”. Tienen su propia voz, que, como en la España de María Telo, es la voz que más importa.
Lo que nunca ayuda, ni entonces en España ni ahora en Arabia Saudí, es el recurso a estereotipos, sea para justificar la decisión de no televisar un partido de fútbol o para ningunear la importancia de reformas que suponen inequívocos avances para las mujeres saudíes. José Varela Ortega ha publicado recientemente un interesante estudio, ‘España, un relato de grandeza y odio’, sobre la construcción de estereotipos contra nuestro país a lo largo de la historia. Los define como “una manera peculiar de aproximarse a la realidad que prescinde del análisis, la investigación y la comprobación para colgar etiquetas simplistas”. Se pueden hacer muchas críticas al sistema político saudí, pero es muy injusto enterrar bajo tópicos los avances que mujeres saudíes como Thoraya Obaid están conquistando. No se lo merecen.