El Congreso Nacional Africano gana las elecciones generales en Sudáfrica

Eloísa Cózar Navarrete

Pie de foto: El presidente electo de Sudáfrica y presidente del Congreso Nacional Africano (CNA), Cyril Ramaphosa, saluda a la multitud después de pronunciar un discurso ante la Casa Lithuli, sede del CNA en Johannesburgo, el 12 de mayo de 2019. AFP/WIKUS DE WET

La Comisión Electoral Independiente (IEC) ha anunciado el 11 de mayo la victoria oficial del Congreso Nacional Africano (ANC) en las elecciones generales celebradas el pasado 8 de mayo. El partido representado por el actual presidente del país Cyril Ramaphosa ha obtenido un 57,5% del total de los votos emitidos, seguido del partido Alianza Democrática (AD) con el 20,7% de las papeletas a su favor. En tercer lugar se posiciona el partido Luchadores por la Libertad Económica con el 10,79% y por último Libertad Inkatha, quien únicamente consiguió un poco más del 3% de los votos depositados durante los comicios. 

Estas cifras suponen la quinta victoria consecutiva del Congreso Nacional Africano, que permanece en el poder desde hace 25 años. Con una participación electoral baja, tan solo el 65,9% del total de los 27 millones de sudafricanos que estaban llamados a las urnas acudieron a votar, el partido en el poder continúa demostrando su fuerte influencia y clara hegemonía. Pese a ello, los resultados para el Congreso Nacional Africano han sido los peores desde la victoria de Nelson Mandela en 1994, cuando la población sudafricana pudo ejercer por primera vez su derecho democrático a elegir a sus representantes en el Gobierno.

Pie de foto: Resultados oficiales de las elecciones generales en Sudáfrica.  AFP/AFP

Con una bajada de casi cinco puntos con respecto a los resultados de 2014, el partido ya sufrió un fuerte varapalo en las municipales del año 2016, cuando únicamente consiguió el 54% de los votos y llegó a perder el control sobre Pretoria, la capital del país. Todos los estratos sudafricanos parecen coincidir en señalar los alarmantes niveles de corrupción que han envuelto a las esferas políticas del partido durante los últimos años como el desencadenante principal del fuerte descenso de los apoyos populares. De hecho, el propio Ramaphosa es visto por sus simpatizantes como un peón llamado a acabar con el legado del expresidente Jacob Zuma.

Jacob Zuma, quien subió al poder en 2009, tuvo que dimitir definitivamente como presidente de Sudáfrica en febrero de 2018 por los numerosos escándalos de corrupción en los que se vio implicado, el lento crecimiento al que avanzaba la economía del país y las altas cifras de desempleo de la población. Para el momento de su dimisión ya había acumulado más de 800 cargos por corrupción relacionados con contratos de armas y sobornos de finales de la década de los 90.

Tras dicha dimisión Ramaphosa, quien ya había sido nombrado dirigente del partido en diciembre, logró el beneplácito de éste y fue proclamado presidente hasta las elecciones del pasado 8 de mayo. Ahora, visto a ojos de muchos votantes como la única solución para poner fin a las décadas de corrupción de su predecesor, Ramaphosa deberá ser investido el próximo 22 de mayo por la nueva Asamblea Nacional, reunida conforme a los nuevos escaños repartidos proporcionalmente según las elecciones generales. El presidente tendrá que enfrentarse a retos tanto económicos como sociales. Estimular la economía de Sudáfrica se vislumbra como esencial para poder superar las dificultades y los obstáculos a los que se ha enfrentado todo el país en los últimos años.

En un gesto de reconocimiento de los fallos del Congreso Nacional Africano y consciente de la baja participación de los votantes en estas elecciones, Ramaphosa pidió a la hora de depositar su voto en la urna el regreso de la confianza del pueblo sudafricano: “Hemos cometido errores y sentimos mucho esos errores, por lo que decimos a nuestra gente que vuelvan a confiar en nosotros”. El exsindicalista también ha dejado claro su intención de cerrar las puertas a aquellos sospechosos de corrupción y de abrir la senda de un nuevo camino de prosperidad para su partido y para el pueblo sudafricano. En su cuenta de Twitter, al saber los resultados, escribía: “Estamos listos para servir a la gente de Sudáfrica. El mensaje de lo que se espera del ANC es claro. Serviremos con humildad, disciplina y dedicación. Demostraremos por qué el ANC es un movimiento glorioso. ¡El ANC vive!”.

A pesar de que en líneas generales las elecciones han sido pacíficas y han acabado sin ningún incidente especialmente reseñable, alrededor de 22 personas han sido detenidas por sospechas de posible voto múltiple. A la apertura de los colegios electorales, apenas se han detectado pequeños retrasos o traspapeles.

Pie de foto: Composición del Parlamento sudafricano, después de las elecciones generales. AFP/AFP/VINCENT LEFAI

Celebración de la victoria en las calles

Al compás de un discurso pronunciado por Ramaphosa en la sede del partido (la Casa Luthuli) los simpatizantes del Congreso Nacional Africano se han agolpado a las puertas del edificio y han vitoreado al que será previsiblemente investido presidente el próximo 22 de mayo. Enarbolando e izando los colores del partido de Mandela, verde, negro y dorado, el exsindicalista agradeció a sus seguidores: “Estos comicios fueron una de las elecciones más decisivas para nosotros. Hemos aprendido nuestras lecciones, hemos escuchado a la gente de Sudáfrica”.

En el mismo encuentro a las puertas de la Casa Luthuli, Ramaphosa insistió en la necesidad de incentivar el crecimiento económico de Sudáfrica mediante la invitación y la atracción de inversores extranjeros, para abrir el país a nuevas oportunidades.

Hace 25 años comenzó “el camino hacia la libertad”

Las elecciones celebradas este año han sido especialmente significativas por tratarse del 25 aniversario del fin del apartheid. Aunque los ciudadanos han ido a votar con las heridas aún abiertas por décadas de discriminación e injusticias, también se es consciente del avance logrado estos últimos años.

Los de 1994 fueron unos comicios que pasarán a la Historia del país. Aquel 27 de abril, los sudafricanos tomaron las calles y Nelson Mandela se convirtió en presidente tras aunar el 63% del total de los votos. Los que habían sido calificados hasta entonces como ciudadanos de segunda lograban enterrar el régimen de segregación racial en el únicamente podían votar los ciudadanos blancos.

Un “camino hacia la libertad” que se sigue consolidando cada cinco años en urnas, en uno de los procesos democráticos más sólidos y con menos incidentes de todo el continente africano.