Diab, exministro de Educación, ha recibido el apoyo mayoritario del Parlamento, incluido el de Hizbulá

Hassan Diab será el encargado de formar gobierno en Líbano

PHOTO/DALATI&NOHRA - El recién designado primer ministro libanés, Hassan Diab

El futuro de la política libanesa comienza a aclararse. Por lo menos, ya existe un candidato que cuenta con el respaldo mayoritario del Parlamento para ser el próximo primer ministro. Se trata de Hassan Diab, que desempeñó el cargo de ministro de Educación entre 2011 y 2014. Este ingeniero de sistemas informáticos de 60 años ha recibido 69 votos en la votación vinculante que se ha celebrado este jueves en la cámara legislativa de Beirut. El presidente Michel Aoun ya le ha encargado que forme gobierno.

La nominación de Diab ha llegado al día siguiente de que Saad Hariri, que dimitió hace algo más de un mes y medio, anunciase que no volvería a asumir la responsabilidad de formar un gabinete. La candidatura de Diab, propuesta por Hizbulá y el bloque de Coalición Nacional después de días de largas negociaciones, ha recibido asimismo el apoyo del Movimiento del Frente Patriótico y otros grupos afines. En total, ha obtenido 69 votos de 130 posibles.

El principal rival de Diab era Nawaf Salam, exembajador de Líbano ante Naciones Unidas. Había sido propuesto por la Agrupación Democrática del exministro Walid Jumblatt. Sin embargo, Salam no ha conseguido superar los 13 apoyos parlamentarios. Otros 42 diputados se han abstenido. El resultado de la votación no ha dejado lugar a dudas. 

Cuando ha concluido la sesión parlamentaria, la Presidencia ha invitado a Diab al palacio de Baabda para que se reuniese con el presidente Michel Aoun y Nabih Berri, presidente del Parlamento. Entonces, el jefe del Estado le ha encomendado de forma oficial la tarea de componer un equipo. Diab le ha agradecido su confianza y ha manifestado que trabajará “vigorosamente” para formar un gobierno lo antes posible. “Como político independiente, creo que los libaneses no permitirán un retorno a la era anterior al 17 de octubre”, ha añadido Diab refiriéndose a la ola de manifestaciones que atraviesa el país, en declaraciones recogidas por el diario local Naharnet.

En virtud de los Acuerdos de Coexistencia formulados en 1943, el reparto de los principales cargos oficiales en Líbano se establece conforme a las creencias religiosas de los representantes públicos. Así, la Presidencia le corresponde a un cristiano, como es Michel Aoun; la Presidencia del Parlamento está reservada a los musulmanes chiíes, como es el caso de Nabih Berri; y el cargo de primer ministro lo ocupa un musulmán suní. Sin embargo, Diab apenas ha cosechado seis votos afirmativos entre los diputados adscritos a esta rama del Islam.

Lo más probable es que el futuro gobierno esté constituido por representantes de varios partidos políticos. Es previsible que Hizbulá se lleve, así, una parte sustancial del poder. El líder del partido-milicia, Hasán Nasrallah, ya se ha pronunciado en diferentes ocasiones en contra de la posibilidad de que se forme un gabinete monocolor.

Contar con el beneplácito de Hizbulá era, por tanto, un requisito prácticamente indispensable para poder establecer un gobierno con ciertas garantías de continuidad. Esto se aplica no solo a nivel de alta política, sino también a nivel social. En los últimos días, las protestas contra el aparato de poder se han vuelto más violentas como consecuencia de la intervención de Hizbulá y Amal. Los partidos chiíes han reventado sistemáticamente las concentraciones pacíficas organizadas por otros movimientos ciudadanos en Beirut y otras ciudades. Los enfrentamientos con la Policía han sido los más violentos desde que estalló la crisis.

Si Hizbulá está bajo un relativo control, es posible que la virulencia de los choques descienda. No obstante, Diab tampoco lo tendrá fácil con el resto de los manifestantes. Ya cuenta con el rechazo explícito de una parte importante de la población. A lo largo de este jueves, se han celebrado numerosas concentraciones en las principales ciudades del país. En Beirut, han sido cortadas numerosas carreteras con barricadas de neumáticos ardiendo. 

“Prometemos hacerle caer”, han coreado numerosos manifestantes cuando se ha conocido la noticia de su nombramiento. Desde hace dos meses, las calles de Líbano han estado abarrotadas de ciudadanos que han protestado contra la clase política en general. El nominado no es distinto. El diario libanés L’Orient-Le Jour cita a manifestantes que acusan a Diab de corrupción y mala gestión cuando ocupó la cartera de educación.

Las concentraciones ciudadanas, que comenzaron por el intento de la Administración de Hariri de gravar los servicios de voz de aplicaciones como WhatsApp. Pronto, los libaneses comenzaron a protestar por la rigidez del sistema político y la difícil situación económica. El nuevo gabinete tendrá que hacer frente a unas finanzas que pasan por un momento crítico, con la deuda pública a nivel de bonos basura y la inversión extranjera bajo mínimos.