Un nuevo informe sobre los ataques a Saudi Aramco señala a Irán

Nuevas evidencias apuntan hacia Irán en el caso de los bombardeos sobre Saudi Aramco. Una investigación promovida por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos aporta más indicios de que los drones que descargaron el ataque llegaron desde el norte y no desde el sur. El informe, no obstante, no es concluyente todavía, pero vendría a corroborar la tesis defendida por las autoridades saudíes. Teherán, por su parte, ha apoyado la versión según la cual los bombardeos fueron obra de los rebeldes hutíes de Yemen, que reclamaron su autoría en un comunicado.
El contenido del informe ha sido publicado en exclusiva por la agencia de noticias Reuters. El documento, que es preliminar, se ha elaborado a partir de un análisis de los restos encontrados en uno de los lugares bombardeados -la central petrolera de Abqaiq, cerca de la costa oriental del reino wahabita; la otra central atacada fue la de Khorais. Dicho análisis ha revelado que al menos uno de los drones recorrió cerca de 200 kilómetros antes de lanzar sus proyectiles contra el blanco.
Además, los fragmentos de motor encontrados entre los escombros guardan muchas similitudes con un modelo iraní de vehículo aéreo no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés), que se conoce como IRN-05 UAV. Estas aeronaves tienen un alcance de 900 kilómetros y, según el informe, es muy poco probable que los hutíes de Yemen dispongan de tal material bélico. Igualmente, se ha identificado un circuito integrado que lleva la marca de fábrica en idioma farsi y el nombre de SADRA, una empresa vinculada al régimen de los ayatolás, en el cableado de uno de los dispositivos.
Todos estos indicios llevan a los autores del documento a sugerir que el ataque sobre las instalaciones de Saudi Aramco se originó al norte del enclave “con una alta probabilidad”. Una fuente de Reuters, citada pero no identificada, ha afirmado que los 18 drones que bombardearon Abqaiq durante 17 minutos despegaron de la base de Ahvaz, cerca de la frontera con Irán. Esa teoría, sin embargo, no ha sido ni confirmada ni desmentida oficialmente.

“Como muchas naciones han concluido, no existen alternativas plausibles a la responsabilidad iraní”, ha comentado a Reuters Brian Hook, enviado especial de Estados Unidos para Irán. No obstante, el texto de inteligencia no emplea un tono tan taxativo. Sus resultados no son incontrovertibles y se advierte de que la investigación debe continuar: “En este momento, la comunidad de inteligencia de Estados Unidos no ha identificado ninguna información sobre los sistemas de armamento recuperados de los ataques sobre Arabia Saudí del 15 de septiembre que revele definitivamente su origen”.
Las conclusiones del informe han sido presentadas ante la Asamblea General de Naciones Unidas por la embajadora estadounidense Kelly Clark. Por su parte, Rosemary di Carlo, subsecretaria general de Naciones Unidas para la Construcción de Paz y Asuntos Políticos, ha informado a los miembros del Consejo de Seguridad de que la investigación está todavía en marcha.
Los representantes de la república islámica han continuado con su línea de defensa habitual, consistente en negar las acusaciones y desviar la responsabilidad hacia los milicianos yemeníes. El embajador ante Naciones Unidas Majid Takht Ravanchi ha aprovechado, además, para criticar duramente las sanciones impuestas por la Casa Blanca; se ha referido a la política de Washington como “terrorismo económico”.
El ataque sobre la central de Abqaiq supuso un golpe importante para la economía saudí, muy dependiente de las exportaciones de petróleo. A mediados de septiembre, cuando tuvo lugar el bombardeo, la producción estatal de crudo se vio reducida a la mitad. No obstante, unas semanas después, el funcionamiento normal de la maquinaria petrolera del Reino quedó restablecida sin mayores complicaciones. Este mes de diciembre, Saudi Aramco ha protagonizado la mayor salida a bolsa de la historia y su valor se sitúa por encima de los dos billones de dólares.
Los bombardeos sobre Arabia Saudí, el aliado más poderoso de Estados Unidos en el golfo Pérsico, ha erosionado más todavía las tensas relaciones entre Washington y Teherán. La tensión entre ambos actores se ha recrudecido desde que Estados Unidos decidió salir del acuerdo nuclear en 2018. El pasado verano, las fricciones alcanzaron un clímax con la retención de varios barcos petroleros por parte del país asiático en aguas del estrecho de Ormuz.
Las malas relaciones, sin embargo, no se han disipado. Este viernes, el secretario de Estado de Estados Unidos Mike Pompeo ha confirmado sanciones contra los jueces Abdolghassem Salavati y Mohammad Moghisseh por, según el político estadounidense, “abusar de los derechos de activistas como Nasrin Sotoudeh y ciudadanos duales como Xiyue Wang, que acaba de ser liberado después de tres años en prisión”.

El caso de Sotoudeh es particularmente sangrante. Esta abogada, que se ha caracterizado por su compromiso con los derechos humanos y, especialmente, con los derechos de las mujeres, fue condenada el pasado mes de marzo a 33 años de cárcel y a recibir 148 latigazos. El tribunal consideró probada la comisión de siete delitos, entre ellos “incitar a la corrupción y a la prostitución”, “cometer abiertamente un acto pecaminoso al aparecer en público sin un hiyab” y “alterar el orden público”. Esta sentencia ha generado una oleada de peticiones que piden su liberación en los ámbitos de la política y de la sociedad civil. Sin embargo, Sotoudeh sigue en prisión.
Xiyue Wang, a su vez, es un ciudadano que tiene la doble nacionalidad china y estadounidense. Estudiante por la Universidad de Princeton, se encontraba estudiando farsi e investigando sobre historia euroasiática cuando fue detenido. Aquello ocurrió en 2016. Cuando fue juzgado, fue condenado a diez años de prisión por dos cargos de espionaje. No ha sido hasta este mes de diciembre cuando el Gobierno de Irán ha accedido a un intercambio de prisioneros. A cambio de Wang, Estados Unidos ha entregado a Irán al científico Masoud Soleimani, al que un tribunal de Atlanta juzgó por conspiración e intento de exportación de material biológico. Este segundo cargo está prohibido en virtud de los protocolos de sanciones sobre el régimen de los ayatolás.