La tensión se recrudece en Libia con Turquía como protagonista

Un buque de bandera turca ha sido interceptado por el Ejército de Liberación Nacional de Libia (LNA, por sus siglas en inglés), encabezado por el mariscal Jalifa Haftar. El barco, que se encontraba navegando frente a la costa libia, ha sido trasladado al puerto de Ras al-Helal, ubicado en las inmediaciones de la ciudad oriental de Derna, con el objetivo de “buscar y verificar su carga”.
Hasta este momento, se desconoce qué tipo de material transportaba el navío, aunque, según los precedentes, es probable que guardase suministros militares, en una clara violación del embargo de armas adoptado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Un informe de dicha organización al que tuvo acceso Reuters en el mes de noviembre reveló que las autoridades turcas habían enviado material bélico al Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) libio liderado por el primer ministro Fayez Sarraj, socio al que apoya Ankara en el conflicto norteafricano.
Este movimiento se produce tan solo un día después de que el Parlamento turco aprobara un plan militar para ofrecer sustento al GNA, lo que ha sido entendido como “un primer paso antes de un posible despliegue de personal para ayudar con el entrenamiento y la orientación de defensa si lo solicita Trípoli”, como recogen los expertos Nadeem Hamid y Samer Al-Atrush en Bloomberg. Aunque el documento ratificado por la Cámara no permite el envío de tropas combatientes a Libia, sí posibilita enviar personal militar y fuerzas de seguridad para fines de capacitación y educación, algo que ya se habría producido el pasado 17 de diciembre.
En el caso de que Sarraj solicitara una intervención turca, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan requeriría del consentimiento explícito del poder legislativo, del mismo modo que sucede en otros países como Irak y Siria a donde envía fuerzas de combate.
Cabe recordar, en este punto, que este jueves, el GNA activó dos memorándums de entendimiento firmados con Turquía el pasado 27 de noviembre. Uno de ellos permite el rediseño de la frontera marítima entre los dos países, en una zona donde las aguas también están reclamadas por Grecia. El segundo memorándum amplia el horizonte de cooperación en los ámbitos de inteligencia, terrorismo, industria de defensa y migración.
El trasfondo de estos acuerdos son los intereses energéticos, que, a raíz de los recientes descubrimientos de yacimientos de gas, han provocado que dos bloques hayan entrado en disputa, con consecuencias ya palpables sobre el terreno diplomático: por un lado, Turquía y Libia, y, por otro, Grecia, Chipre y Egipto. “Ankara ofrece a Trípoli su apoyo militar a cambio de permitirle excavar en el Mediterráneo, especialmente porque si las fuerzas de Haftar ingresan en Trípoli, significaría el fin del sueño turco en Libia”, explica en esta línea el analista Al-Takbali.
El GNA también está buscando el apoyo de otros países como Italia, Reino Unido, Argelia o Estados Unidos. Sin embargo, este último, a través de un alto funcionario del Departamento de Estado, parece haber adoptado indicios de una postura neutral. Según ha manifestado la fuente consultada por Reuters, las autoridades del gigante norteamericano han mostrado su preocupación por la intensificación del conflicto en Libia, al mismo tiempo que han calificado los acuerdos entre Turquía y Libia de “inútil” y “provocativo”.
“Con los nuevos límites marítimos, atraes a Grecia y Chipre […] desde la perspectiva estadounidense esto es una preocupación, porque no es el momento de provocar más inestabilidad en el Mediterráneo”, ha indicado la fuente al respecto, quien también ha advertido sobre el papel de Rusia en este escenario, cada vez más sangriento. “Estamos viendo a los rusos usando tácticas de guerra híbrida, usando drones y aviones… Esto no es bueno”, ha señalado el oficial.
Por su parte, la Unión Europea está profundamente dividida: mientras se ve obligada consuetudinariamente a seguir las directrices de la ONU, que apoya al GNA, así como otros países miembros como Italia; Francia -y parece ser que Grecia y Chipre- se decantan por la facción rival. En esta línea, el analista Babak Taghvaee ha desvelado que una delegación del Gobierno griego ha viajado a Bengasi para discutir nuevas vías de cooperación con los oficiales de Haftar.
El LNA lanzó la ofensiva final sobre la capital libia el pasado 13 de diciembre, tras una serie de intentos en los últimos meses que fueron repelidos por los efectivos gubernamentales de Sarraj. Según ha informado el medio israelí Debka, también habría incurrido en violación del embargo de armas al recibir material militar procedente de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Egipto. “Un cargamento de tanques egipcios T-72 y vehículos blindados habría llegado el 19 de diciembre a Libia para apoyar al LNA. Este envío habría sido ordenado en persona por el presidente Abdel Fattah al-Sisi”, revela la publicación. El mandatario habría tomado esta decisión “en respuesta la decisión de Turquía de enviar 3.000 asesores y miembros de sus fuerzas especiales, así como armamento, misiles antitanques y drones, al GNA”, añade al respecto.
El conflicto intraterritorial ha dejado ya 200 víctimas mortales civiles y 2.000 militares, así como más de 5.000 heridos y casi 150.000 desplazados, según datos de la ONU.