La intersexualidad: mutilación en nombre de la normalidad

La intersexualidad no es una identidad de género, no es una orientación sexual, ni es una enfermedad, es una alteración de los cromosomas XX y XY, que nos han hecho el flaco favor de enseñarnos que son los únicos válidos para cada uno de estos dos géneros. Sin embargo los recién nacidos intersexuales presentan genitales ambiguos y existen 40 tipos de interesexualidades distintas. Se calcula así que hay un 1,7‰ de población intersexual en el mundo, la misma cantidad que de pelirrojos, en España no hay cifras exactas dado que el Ministerio de Salud se niega a darlas, se estima que anualmente nacen entre 225 y 230 niños intersexuales, según publicó el profesor Daniel J. García López, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, en su libro "Sobre el derecho de los hermafroditas", de la Editorial Melusina.
A estos niños se les lleva a cabo una cirugía normalizadora en sus primeros 18 meses para evitar la memoria que el bebé empieza a desarrollar a partir del año y medio de vida, como ha explicado el propio profesor Daniel J. García López en diversas conferencias. Existe un régimen político heterosexual, en el que la biomedicina actúa conforme una “vigencia psicosocial neonatal”, con un supuesto fin de no producir estrés a los padres o evitar las dificultades de integración de un niño con genitales ambiguos, por lo tanto según el Protocolo de Money, se diagnostica, fija y construyen unos genitales y paralelamente se hormona al bebé con el fin de construir su sexualidad, como señaló el profesor García López.
Según ha explicado en diversas conferencias el profesor Daniel J. García López, el medidor de esto es el llamado “Falómetro”, en el que un pene inferior a 2,5 cm que consideran un pene inviable, mientras por otro lado un clítoris superior a 1cm se destina a una amputación por protuberancia. La mayoría de estas cirugías se hace sin el consentimiento oficial de los padres o un consentimiento obtenido de maneras poco éticas, ya que según el Hospital de Johns Hopkins University donde se promovió el protocolo de Money, se encomendaba a los médicos de pediatría y ginecología decirle a los padres que sus hijos a menos que no fuesen sometidos a dichas cirugías iban a padecer de cáncer en la adolescencia, cuando es demostrable que son ínfimas las posibilidades de un cáncer en la adolescencia. Esta vejación que deja graves huellas tanto físicas como psicológicas está amparada por el Sistema Jurídico, el mismo que condena la ablación de clítoris, sin entender que ambos casos son mutilaciones genitales que se debe prohibir.
Los recién nacidos se corrigen para acabar con la diferencia, como bien podemos entender con la connotación del verbo “corregir”. Se corrige para inducir a la existencia de dos únicos géneros, porque se funciona conceptuando que sólo son válidos y deben ser aceptados esos dos. Que sólo aquellos que sean hombre o mujer y respectivamente macho o hembra merecen la tolerancia, el respeto y el derecho a nivel social. Se corrigen los intersexuales para atribuirles una identidad sexual masculina o femenina, pero la pregunta es ¿viene la deficiencia en los intersexuales manifestada o es el descarte de otras formas génicas o genéricas el que nos induce a llamarlas así?
La ablación del clítoris y el protocolo Money son operaciones quirúrgicas aberrantes que se producen, la primera por la perpetuación de una cultura, por la necesidad arraigada de sodomizar a las mujeres privándolas totalmente del deseo sexual y vejándolas para su llegada virgen al matrimonio. Porque no las consideran suficientemente aptas como para utilizar sus genitales para los fines que ellas escojan, y con esa práctica las niñas y mujeres ya comienzan a ser válidas para la vida en sociedad o cultura. Es un proceso de integración sin ir más allá semejante al protocolo de Money, que eso sí, vende el eslogan de la “normalización” privando ya no sólo a las mujeres de buena parte de la sensibilidad clitoriana, sino reelaborando las estructuras genitales sin el consentimiento de la persona.
Y sí, efectivamente, cuando un médico habla con los padres de una niña y les dice que su clítoris podría molestar a sus compañeros sexuales en un futuro, está hablando directamente de política o medio de integración en el que las mujeres debemos estar claramente a la misma altura en nuestros genitales, porque si no, no seremos igualmente aceptadas socialmente. El discurso del bien común del protocolo Money, es muy parecido al de las tribus nigerianas. Se vela pues por la clasificación y la supuesta “integración”, cuando en realidad es un instrumento político y social por miedo a la diferencia, a los esquemas preconcebidos de los sistemas sobre la población.
La doctora Piró Bosca, justifica que el leitmotiv de dichas cirugías es intrínsicamente la salud y el desarrollo normal del individuo en sociedad. La Ley Autonómica del paciente lo que promueve a su vez es una ley básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica ante todos los procedimientos quirúrgicos que se puedan llevar a cabo. Se trata de la protección de los derechos humanos y de la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la biomedicina.
En relación a ello cabe definir la lex artismédica, utilizada en la mayoría de los casos por la jurisprudencia en el ámbito de la responsabilidad médica. Según la sentencia de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo del 18 de diciembre de 2016, se define como “aquel criterio valorativo para calibrar la diligencia exigible en todo acto o tratamiento médico”. Dicho esto podemos afirmar que abarca no sólo el cumplimiento estricto de las técnicas aceptadas y previstas por la comunidad médica y adecuadas a una buena praxis, sino también la precisión exigible en cada una de las circunstancias en función a la situación de los pacientes y con toda la responsabilidad con respecto a los riesgos inherentes que puede sufrir en dichas intervenciones.
Malta y Chile prohibieron esta práctica en 2015, en la Comunidad de Madrid también se logró ilegalizar, sin embargo hay denuncias contra muchos hospitales de quienes son ya adultos y fueron víctimas de estas prácticas que deberían condenarse una por una, dado que la propia ONU, considera que estos delitos son crímenes contra la humanidad.
Fuentes de las que se ha extraído la información del artículo:
- Libro "Sobre el derecho de los hermafroditas", Ed. Melusina, 2015, escrito por el profesor Daniel J. García López, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada
- Artículo "La intersexualidad en el discurso médico-jurídico", revista Eunomía, 15, 2015, pp. 54-70, de Daniel J. García López, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada
- Columnas de Daniel J. García López, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, en eldiario.es: https://www.eldiario.es/autores/daniel_j_garcia/
- Conferencias pronunciadas por Daniel J. García López, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, en Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=HqI61UJDSFw&t=104s (27 de octubre de 2016)
https://www.youtube.com/watch?v=-O29jt7yLNA (12 de mayo de 2017)
https://www.youtube.com/watch?v=JGCD1DIHhqk&t=2676s (7 de febrero de 2019)