Después de la guerra, el miedo

 El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, saluda durante el 36.º aniversario de la muerte del líder de la Revolución Islámica de Irán de 1979, el ayatolá Ruhollah Jomenei - Oficina del Líder Supremo de Irán/WANA via REUTERS
Hesamoddin Ashena, exdirector del Centro de Estudios Estratégicos y asesor del presidente iraní, reaccionó al anuncio del alto el fuego declarando: “La guerra no ha terminado. Estamos en el punto más difícil del conflicto”
  1. Movilización de las fuerzas de seguridad tras el alto el fuego: la caza de enemigos 
  2. Un recuerdo reavivado: vuelta al espectro de 1981 
  3. Traslados de presos y simbolismo de la prisión de Evin 
  4. Ejecuciones masivas: una herramienta de terror institucionalizado 
  5. Ola de detenciones en todo el país: el miedo a un levantamiento 
  6. La verdadera batalla: entre el pueblo y la dictadura religiosa 

Para él, la victoria o la derrota se reducen a la resiliencia social, es decir, a la capacidad del régimen para impedir un nuevo levantamiento popular a escala nacional. 

Movilización de las fuerzas de seguridad tras el alto el fuego: la caza de enemigos 

Tras los doce días de guerra y las afirmaciones infundadas del líder supremo Alí Jamenei de que Irán había infligido graves pérdidas a Israel y Estados Unidos, se instalaron rápidamente puestos de control en Teherán y en muchas otras ciudades, con el pretexto de detener a “agentes enemigos (israelíes)”. 

Un recuerdo reavivado: vuelta al espectro de 1981 

Javad Mogouei, documentalista cercano a los servicios de inteligencia del régimen, declaró: “Nos encontramos en una situación similar a la de 1981, que en mi opinión fue la peor de la historia de la revolución. El 20 de junio de 1981, los muyahidines anunciaron la lucha armada, salieron a la calle e incluso el director de la prisión de Evin ya no estaba seguro. Cien mil miembros armados de la organización salieron a las calles”. Describe la situación actual del régimen como inestable e identifica claramente, en una entrevista, a la organización Muyahidines del Pueblo de Irán como el principal enemigo del régimen y la columna vertebral de la Resistencia. 

Traslados de presos y simbolismo de la prisión de Evin 

Preso del pánico, el régimen ha trasladado a algunos presos políticos de las secciones dañadas de las prisiones —en particular las que albergaban a presos políticos— a otros centros, por temor a que fugaran o fueran liberados. La prisión de Evin, en Irán, se ha convertido en un símbolo de la represión contra la resistencia y el movimiento en busca de libertad, comparable a la Bastilla en la historia francesa. 

Ejecuciones masivas: una herramienta de terror institucionalizado 

El ritmo de las ejecuciones se ha acelerado. Según informes recibidos desde el interior del país, solo en el mes de junio se registraron 140 ejecuciones. Entre los ejecutados había cinco mujeres. 

Entre el 15 y el 24 de junio, seis presos fueron ejecutados por espionaje. El miércoles 24 de junio, tres detenidos fueron ahorcados en la prisión de Oroumieh por “espionaje a favor de Israel”. Estos tres individuos, transportistas transfronterizos (kolbars), habían sido detenidos en julio de 2023 y condenados a muerte por supuestamente transportar material relacionado con el asesinato de Mohsen Fakhrizadeh, conocido como el padre del programa nuclear militar del régimen. 

En el marco de esta serie de ejecuciones opacas, Mohammad Amin Mahdavi Shayesteh fue ejecutado en la prisión de Ghezel Hesar el 22 de junio, Majid Masibi en la prisión de Dastgerd, en Isfahán, el 21 de junio, y Esmaeil Fekri, de nuevo en Ghezel Hesar, el 15 de junio, ejecuciones sin transparencia, destinadas a sembrar el miedo. 

Ola de detenciones en todo el país: el miedo a un levantamiento 

Al mismo tiempo, continúa la ola de detenciones masivas en varias ciudades. La agencia Fars, afiliada a los Guardianes de la Revolución, anunció la detención de 700 personas en el marco de una supuesta “red de espionaje”, y añadió que aún no se disponía de cifras precisas para la provincia de Teherán. La Fiscalía de la provincia de Kermanshah ha indicado que se ha detenido a 115 personas, de las cuales solo una minoría por espionaje, mientras que el resto están acusadas de propaganda contra el régimen. Del mismo modo, el comandante adjunto de las fuerzas de seguridad de la provincia de Fars anunció la detención de 53 personas por “alteración del orden público”, mientras que la policía cibernética de la provincia de Isfahán declaró haber identificado a 60 personas acusadas del mismo delito. 

La verdadera batalla: entre el pueblo y la dictadura religiosa 

Todos estos elementos confirman que el verdadero enfrentamiento no se libra en las fronteras, sino en el corazón mismo de Irán, por el pueblo iraní y su resistencia organizada, que luchan por poner fin a la dictadura religiosa e instaurar la libertad y la democracia en Irán. La solución definitiva y profunda no reside ni en la represión ni en la complacencia, sino en el derrocamiento del régimen por el pueblo y su resistencia organizada. 

Publicado anteriormente en La Dépêche du Midi