Moncloa, Ferraz, Defensa, Indra e Hispasat comienzan 2024 con un toque de atención
Un movimiento telúrico que avanza in crecendo está próximo a abatirse sobre el ecosistema aeroespacial y de defensa español. Sus primeros efectos se detectaron hace meses en las placas tectónicas subterráneas que discurren entre el Palacio de la Moncloa y el número 70 de la calle de Ferraz, sede central del PSOE en Madrid.
Las sacudidas iniciales fueron leves, casi imperceptibles, y se manifestaron una aquí y otro allá, sin aparente interconexión entre ellas. Pero la madre naturaleza ha hecho surgir otras dos placas tectónicas de consecuencias impredecibles. Una tiene su origen también en la capital de España, en el paseo de la Castellana, 109, sede del órgano central del ministerio de Defensa.
La otra en la localidad de Alcobendas, en las inmediaciones de Madrid, exactamente en el número 35 de la avenida de Bruselas. Allí se encuentra el cuartel general de Indra, la gran tecnológica nacional, cuyo principal accionista ‒con un 28 por ciento‒ es la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), compañía adscrita al ministerio de Hacienda que dirige la también vicepresidenta primera del gobierno, María Jesús Montero.
Los analistas y sismólogos del Batallón de Asesores del Palacio de la Moncloa, el consabido BATAPLOF, han hecho las obras de ingeniería necesarias para que las placas tectónicas del eje Moncloa-Ferraz y de Castellana-Alcobendas converjan unas hacia otras. Y tras sesudos cálculos, han identificado que el epicentro del próximo terremoto debe partir, al menos de manera formal, desde la sede principal de Indra.
¿Motivo? El BATAPLOF está empeñado en reconvertir el colectivo de PYMES vinculadas con los sectores aeroespacial y militar y constituir en 2024 el añorado campeón nacional de la defensa, pero bajo control del Estado.
Lo anticipó el presidente no ejecutivo de Indra, Marc Murtra, tras la Junta General de Accionistas del 30 de junio: “Indra tiene la vocación y la decisión de ser el gran operador tecnológico en el ámbito de la defensa, de ser la gran empresa de defensa española y, por tanto, sí de ser el campeón nacional”.
Movimientos sobre terceras empresas
Los especialistas todavía no han podido precisar cuál será la intensidad en la escala de Richter del seísmo que se avecina. Un número indeterminado de sensores instalados en diferentes puntos geográficos concuerdan que la magnitud de los temblores será inferior a 6 y tendrá ligeros efectos abrasivos.
Pero los datos recogidos por otros instrumentos de precisión recogen que la intensidad será superior a 6 y desencadenará una gran cantidad de energía que afectará al conjunto del tejido aeroespacial y de defensa nacional. Indra aspira a “aumentar de tamaño sobre sistemas con mayores áreas de crecimiento”, dijo Marc Murtra a mediados de año.
Se habla de movimientos telúricos sobre Arquimea, el Grupo Oesia ‒o sólo sobre Tecnobit e Inster‒, Elecnor Deimos Space e incluso sobre Santa Bárbara. Pero esas acciones, de ser ciertas, todavía no están maduras, al menos en apariencia.
La entrada oficial de José Vicente de los Mozos como consejero delegado de Indra tras su ratificación a finales de junio por la Junta de Accionista ha volcado la mayor parte de los esfuerzos de la compañía en el sector de la defensa. En el marco aeronáutico militar y, en concreto, en la fase 1B de investigación y desarrollo del programa FCAS, el futuro avión de combate que Alemania, España y Francia se afanan en desarrollar.
Pero pocas semanas antes de las 12 campanadas y las uvas del 31 de diciembre, una liberación brusca de energía ha emergido con fuerza. El BATAPLOF había anticipado que las placas tectónicas dominantes iban a describir un movimiento convergente y así ha sido.
Las placas tectónicas de los ejes Moncloa-Ferraz y Castellana-Alcobendas se han posicionado sobre Hispasat, el principal operador español de comunicaciones comerciales vía satélite. También ha ocurrido algo semejante sobre ITP Aero, fabricante de subsistemas clave para motores de aviación militar, que no se ha consumado.
Con los ojos y la cartera mirando al espacio
En el caso de hacerse efectivo que Hispasat se sitúe bajo control de Indra, habrá sido un gran salto que, según la tecnológica “dará paso a una nueva era”. Y es que, hasta la fecha, la vertiente espacial de Indra está centrada en el desarrollo y producción de antenas y equipamientos para centros de seguimiento y control de satélites. Y a través de su filial Startical, compartida con ENAIRE, desarrolla una constelación de satélites de vigilancia y comunicaciones para mejorar la gestión del tráfico aéreo.
El movimiento sísmico activado desde el BATAPLOF pretende constituir una mega compañía que aglutine diferentes capacidades aeroespaciales y de defensa, una idea que data de varias décadas atrás y que requiere audacia y recursos económicos. Un paso previo dado por Indra en octubre fue el relevo de su responsable de espacio, Domingo Castro. Le sustituyó Inmaculada Serrano, profesional de la compañía Elecnor Deimos Space con amplia experiencia directiva en el desarrollo y explotación de satélites.
Para propiciar el suculento posible bocado de Indra-se-come-a-Hispasat, la placa tectónica de Moncloa ha elevado al cargo de presidente del operador de satélites al ex astronauta y ex ministro de Ciencia y Tecnología, Pedro Duque. Fue en la reunión extraordinaria de su Consejo de Administración del 18 de diciembre. Al parecer, no se podía esperar ni un minuto más de cara a la cesta de Navidad y a la retribución extraordinaria de diciembre.
Presidente de Hispasat es un puesto en el que el ex ministro no ejerce responsabilidad alguna. Para eso tiene al consejero delegado, Miguel Ángel Panduro, que ostenta el cargo desde octubre de 2019. Pedro Duque sólo tiene que hacer lo que le digan desde el BATAPLOF y disfrutar, como lo hizo su antecesor, el ex alcalde de Barcelona, Jordí Hereu, hoy ministro de Industria.
Para rizar el rizo, Moncloa ha doblado su imposición del factor K, es decir, Kacen lo que quieren ¿En qué ha consistido? El Consejo de Administración de Hispasat también ha nombrado a Therese Jamaa ‒pareja del ministro de Exteriores, José Manuel Albares‒ como consejera de la compañía. De ese modo, todo queda en familia y más de uno y de dos contemplarán los movimientos telúricos desde la barrera y darán sus votos a lo que el BATAPLOF se digne mandar.
No hay que olvidar que Hispasat y su filial Hisdesat ‒que presta servicios de comunicaciones y observación por satélite al gobierno de España y a terceros países‒ son sociedades controladas por Red Eléctrica, la SEPI y el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), todas ellas en manos del Estado.