Réquiem por la mano amiga de Estados Unidos en el mundo

USAID
He visto en acción a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en Bolivia, Botsuana, Pakistán y Europa del Este, y puedo decir que a veces es irregular y a veces derrochadora, pero en general tiene una gran relación calidad-precio

Es la cara de Estados Unidos en 100 países y su trabajo es independiente del Departamento de Estado, lo que ha sido uno de sus puntos fuertes.  

El propósito del Departamento de Estado es representar la política estadounidense en el extranjero y todo lo que ello conlleva. El propósito de USAID es tender una mano amiga.  

Es la agencia que muestra al mundo a través de sus acciones nuestra bondad, nuestra decencia, nuestra humanidad. USAID marca la diferencia, ya sea luchando contra el sida, el ébola y la malaria en África o ayudando a electrificar las Américas. 

He tenido la oportunidad, y esa es la palabra, de ver a USAID en acción en mis viajes. En Bolivia, vi una aldea que disfrutaba del lujo de la electricidad por primera vez. En Pakistán, vi camiones de grano estadounidense que entraban en un campo de refugiados afgano, la única fuente de alimentos para los habitantes. 

Mi familia me ha hablado del trabajo en el sur de África, del tratamiento del sida, la malaria y otras enfermedades, donde más se necesitan. Mi padre sufrió de malaria, y tengo un sentimiento especial por sus estragos.  

Mi esposa, Linda Gasparello, tiene un sentimiento especial por Egipto, donde ha vivido. Ha observado el impacto de USAID en Egipto, donde ha ayudado a construir escuelas y formar profesores, ha ayudado a crear puestos de trabajo en la agricultura y el turismo, ha ayudado a proporcionar acceso a agua potable, ha ayudado a reducir la mortalidad infantil y materna y ha ayudado a eliminar la poliomielitis. 

USAID ha convencido probablemente a más gente de que Estados Unidos es el bueno de la película que la mayoría de los esfuerzos diplomáticos o incluso los reportajes de la Voz de América, Radio Europa Libre y Radio Asia Libre. 

Si el trabajo de USAID cesa, como ha planeado Elon Musk, o se subsume en el Estado, la gente morirá y Rusia y China llenarán el vacío. No lo llenarán con el mismo toque humano, pero ellos estarán allí y nosotros nos habremos ido, y nuestras buenas obras e influencia con la partida. 

Crecí en Zimbabue e incluso antes de que el presidente John F. Kennedy creara USAID, existía una hostilidad generalizada hacia la idea de los “bienhechores” extranjeros. En aquellos tiempos, los bienhechores eran voluntarios y las iglesias. La comunidad blanca se preocupaba por las ideas de democracia e igualdad que alterarían el equilibrio de privilegios en la sociedad colonial. 

Más tarde, en los países que mejor conozco (Zimbabue, Zambia, Botsuana, Malaui y Sudáfrica), ese miedo y resentimiento se trasladó a la comunidad de ayuda internacional. La destronada clase dominante blanca difundió la idea de que la ayuda exterior era corrupta, derrochadora e ineficaz. Los conservadores estadounidenses se apuntaron. 

¿Absorbió Musk, que es irracional y patológico en su odio a USAID y quiere abolirla, y ha llegado muy lejos para lograr ese objetivo, estos prejuicios cuando crecía en Sudáfrica? 

Musk y el presidente Donald Trump no han presentado pruebas, no han buscado información ni han encargado un estudio sobre la eficacia de USAID. Basándose únicamente en rumores y en la paranoia de que el mundo quiere engañar a Estados Unidos, quedarse con su dinero y, de alguna manera, patearle la cara, están desmantelando uno de nuestros pilares de la política estatal. 

Es un mito persistente entre los conservadores del MAGA que la ayuda exterior es un sumidero, corrupta e indefendible. Yo he visto lo contrario. Pero no se puede ver si no se mira. 

¿Recuerdan el Plan Marshall, la costosa pero tan valiosa reconstrucción de la devastada Europa tras la Segunda Guerra Mundial? Aquí y en Europa se aprecia como un acto de magnanimidad y habilidad política estadounidense que fue único en su alcance y en su disposición a utilizar la riqueza estadounidense para el bien de los demás. 

El plan dio sus frutos como una de las inversiones más inteligentes que podríamos haber hecho como país. Es un ejemplo extremo de la eficacia del poder blando.  

Convenció a Europa de la bondad fundamental del proyecto estadounidense y permitió más de 70 años de apertura y compartir, convenciendo a generaciones de que Estados Unidos tenía ciertos valores de preocupación humana que siempre prevalecerían incluso cuando hubiera disputas. 

Al destrozar USAID —¡y qué destrozo tan estúpido ha hecho! —, Estados Unidos ha abierto la puerta a Rusia y China para que se pongan en el papel de los buenos y manipulen la opinión mundial a su favor; y para hacer de un mundo siempre peligroso uno más hostil para Estados Unidos. 

Sin alimentos y medicinas, elementos básicos de los esfuerzos de USAID, los más pobres y desdichados sufrirán indeciblemente. En África, donde Musk y yo crecimos, la gente morirá.  

Resulta una ironía espantosa que lo hagan a manos del hombre más rico del mundo, que actúa en nombre de la nación más rica del mundo. 

En Twitter: @llewellynking2 

Llewellyn King es productor ejecutivo y presentador de “White House Chronicle” en PBS.