El papel clave de las tribus en el Sáhara
Es un verdadero placer para mí expresar mi opinión sobre un tema de gran importancia, que toca tanto a la historia, como a la memoria diplomática común de Marruecos y España: el levantamiento de la carga colonial cuyo inicio se formaliza por los acuerdos de Madrid de 1975.
Marruecos ha tenido una experiencia única de colonización y descolonización en la región. El Reino conoció un protectorado francés en el Centro, una presencia española en el norte y el sur, y la atribución de un estatuto internacional a la ciudad de Tánger.
El proceso de descolonización de la zona sur de Marruecos se realizó en varias etapas, desde la recuperación de Tarfaya en 1958, y Sidi Ifni en 1969 seguidos por la del Sáhara a partir de 1975.
La posición de España, en tanto que potencia administradora con plenitud de competencias y facultades sobre el Sáhara Occidental, con respecto a Marruecos, ha sido objeto de una evolución significativa con el tiempo, empezando por los acuerdos de 1975, pasando por el desentendimiento, y más recientemente, desde el 7 de abril de 2022, mostrando su apoyo a la iniciativa de Marruecos de autonomía para el Sáhara de 2007, y aceptando el enfoque de Marruecos.
En noviembre de 1975, en un contexto internacional en mutación y con un creciente consenso sobre la necesidad de descolonización del Sáhara, España firmó, tras las necesarias negociaciones, los Acuerdos Tripartitos de Madrid, que marcaron el inicio del fin de la presencia española como potencia en la región estableciendo una administración temporal en la que se incluía a los jefes de Tribus que se integraban en la Asamblea General llamada también Yemáa, creada por Decreto de 1967, a la que se refería específicamente el acuerdo de 1975. Ello pone de manifiesto la importancia del sistema de tribal en la formación de la voluntad del pueblo saharaui como se ha reivindicado recientemente en la III Conferencia Internacional por el Diálogo y la Paz en el Sáhara Occidental organizado por el Movimiento Saharaui por la Paz el 27 de febrero de este año en Las Palmas de Gran Canaria.
Tras ello vino la Ley 40/1975 de 19 de noviembre en la que las Cortes Generales españolas facultaron al Gobierno para llevar a cabo la descolonización de dicho territorio del Sáhara.
Otro acontecimiento diplomático importante que vino a consolidar la decisión española fue la carta enviada el 26 de febrero del 1976 por el representante
permanente de España ante Naciones Unidas al secretario general, en la que España anunciaba formalmente el fin de su presencia en el Sáhara, y declinaba toda responsabilidad internacional en relación con la Administración de dicho territorio, que quedaba de facto bajo la soberanía del Reino de Marruecos.
Mas recientemente, en la declaración conjunta del 7 de abril de 2022, el Gobierno español a través de su presidente declaró que el “Plan de Autonomía marroquí constituye la base más seria, realista y creíble para la resolución de este contencioso regional”. Aceptando una realidad irrefutable, e innegable, la de los derechos del Reino sobre sus provincias saharianas.
Hoy no cabe duda de que España, antigua potencia colonial administradora de la región, al apoyar el estatuto de autonomía de 2007, reconoce la soberanía efectiva de Marruecos sobre su Sáhara, puesto que, jurídicamente no se entiende la aceptación de un sistema de autonomía sin el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental pues ambos conceptos jurídicos son consustanciales. Para Marruecos, dicho territorio siempre ha formado parte integrante del imperio jerifiano, al que estaba y sigue siendo naturalmente e históricamente vinculado.
A punto de cumplirse 50 años del diferendo, es claro que el referéndum representa hoy en día una solución caduca, que además es inaplicable según los propios términos en que se ha manifestado el secretario general de la ONU, quien apuesta por una la solución política en su lugar.
La posición clara y contundente de España en su apoyo a la autonomía propuesta por Marruecos como única solución viable al conflicto ha sido reiterada recientemente por el ministro de Asuntos Exteriores español, Sr. Albares, con ocasión de la reunión llevada a cabo en abril de 2025 con su homónimo de Marruecos en Madrid.
Y avanzando en la misma línea, en posterior entrevista de radio el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, califico de “irresponsables a quienes se apoyan en unos supuestos principios para mantener un conflicto que lleva abierto casi 50 años, ¿por cuanto tiempo más? Se preguntaba, ¿durante 100 años? Rechazando así el mantenimiento de la situación actual, muy desfavorable para el avance hacia una solución definitiva del conflicto.
La alteración de este statu quo será sin duda un catalizador de la paz y la estabilidad en la región, y la solución sostenible al conflicto del Sáhara, siguiendo el espíritu que inspiro los acuerdos de Madrid de 1975 en la búsqueda de la paz en la zona.
Hoy en día, la cooperación entre Marruecos y España se revela más necesaria que nunca, dado el pasado histórico compartido, los intereses comunes y los desafíos inherentes al espacio euro-mediterráneo, que ambos Reinos aspiran a afrontar con resiliencia en el futuro.
El compromiso de Marruecos quedó claro con su colaboración y su solidaridad con España durante las desastrosas inundaciones en Valencia, y, más recientemente con su ayuda ante el apagón sufrido por España.
Actualmente, España es el primer socio económico del Reino, marcando los comienzos de una fructífera cooperación comercial. La cooperación se extiende hoy en día a ámbitos tan estratégicos como la seguridad regional, la gestión de los flujos migratorios, el comercio, las energías renovables así que la cultura y la educación, e ilustra una colaboración multidimensional y polifacética, que explicó detallada y recientemente el ministro Albares. Incluyendo el ámbito deportivo, ambos organizan junto con Portugal el Mundial de Futbol de 2030.
Estoy convencida que esta trayectoria común, enriquecida por la memoria e impulsada por la ambición, contribuirá a instaurar una asociación de excepción entre Marruecos y España e indudablemente generará una inercia beneficiosa para el desarrollo de la región y la colaboración con la Unión Europea.
Por último, no quiero dejar de señalar, siendo yo canaria, la importancia de las declaraciones del presidente de la Autonomía Canaria, Sr Clavijo, en octubre de 2024, apoyando la propuesta de autonomía de Marruecos como la base más seria, realista y creíble para la resolución de este contencioso regional, y ello se revela de gran importancia, aun cuando las relaciones y política exteriores no son competencia de las Comunidades Autónomas, sino del Estado, por dos razones: en primer lugar, porque el Sr. Clavijo es presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias, una de las 17 autonomías en las que se organiza el Estado Español, por lo que sabe perfectamente de que está hablando, y, en segundo lugar, por la cercanía de Canarias con esta tierra.
La grata acogida recibida por el presidente Clavijo en su visita a Marruecos fue expresamente agradecida por el ministro Albares.
María Ángeles Ramos, abogada.