La DANA hace emerger del fango un nuevo partido político

Automóviles y escombros amontonados en una calle tras las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias en Paiporta, cerca de Valencia, España, el 5 de noviembre de 2024 - REUTERS/ MANUEL AUSLOOS
La DANA, una de las peores catástrofes de la historia moderna de España, por sus muertos, desaparecidos, familias destrozadas e innumerables daños materiales, ha permitido también vislumbrar una luz de esperanza

Prolongando la consigna de “solo el pueblo salva al pueblo” ha surgido del fango y los escombros un nuevo partido político: “Avante Dos Tercios”, que tuvo su primera andadura a comienzos de año, pero concretado ahora. Promovido por militares retirados que quieren dejar a sus hijos y nietos las enseñanzas de esta amarga experiencia, el recién creado movimiento social que se presenta como partido político, se centra en una reivindicación de fondo: reformar la Constitución española. 

La reflexión sobre la DANA, las imprevisiones, la descoordinación, la necesaria furia tan justa como ciega, las justificaciones de unos y otros, la ausencia de responsabilidades ha permitido constatar a los españoles que el Estado de las Autonomías no ha funcionado, y que la Constitución de 1978 se ha quedado en gran parte obsoleta. 

Cumplió su función, y fue necesaria para superar una etapa difícil para España, en la que la libertad y la democracia estaban ausentes. Hoy, casi medio siglo después no ha sabido responder a las necesidades.

No es la primera vez que el Estado de las Autonomías falla. Ya ocurrió antes en el incendio forestal de Guadalajara en julio de 2005 en el que murieron 11 personas, casi la totalidad del retén enviado para apagar el fuego. Hubo descoordinación y Castilla La Mancha se quedó sola ante el fuego.     

Similar a lo que ocurriría años después en la Sierra de la Culebra y en Losacio, provincia de Zamora, ante el incendio que arrasó 34.000 hectáreas de un parque natural y otras 30.000 de zona montañosa. Esta vez no hubo víctimas, pero la descoordinación fue total. La Junta de Castilla y León no disponía de medios suficientes. La “solidaridad” de otras Comunidades Autónomas solo llegó cuatro días más tarde. 

También falló el Estado de las Autonomías en el terremoto de Lorca en 2011, en el que la Comunidad murciana se quedó sola ante la desolación reinante. En los primeros momentos sólo recibió ayuda solidaria de la provincia limítrofe de Almería, por iniciativa popular, sindical y del tejido empresarial. Pero Almería no tenía jurisdicción para intervenir en Lorca, porque dependía de la Junta de Andalucía, y ésta no podía intervenir en otra Comunidad Autónoma sin la autorización del Gobierno de la nación.

Entre las catástrofes más sonadas a las que ha tenido que hacer frente el Estado de las Autonomías, fue la del Prestige, un vertido de 60.000 toneladas de petróleo ocurrido en Galicia y provocado por el hundimiento en 2002 del buque que las transportaba. La catástrofe afectó a 2.000 kilómetros de las costas española, francesa y portuguesa, y mostró igualmente la insuficiencia de las operaciones de ayuda y prevención del Estado. Los protocolos no funcionaron y el conjunto de las Administraciones, desde el Gobierno de la nación al de la Junta de Galicia y los Ayuntamientos concernidos, mostraron su incompetencia y su reacción de lavarse las manos cual Pilatos y echar las culpas a otros.

Con estos antecedentes en la memoria de todos, ante la nueva catástrofe de la DANA en Valencia, algunos ciudadanos, jubilados del Ejército, profesionales y exfuncionarios han querido dar este paso adelante y constituir un partido que regenere la estructura y el funcionamiento del estado español. 

“Avante Dos Tercios”, además de predicar la reforma profunda de la Constitución, dotando al Gobierno central de las prerrogativas en cuanto a los poderes fundamentales le corresponden – Fuerzas Armadas, fuerzas de seguridad, política exterior, recursos, educación, sanidad, inmigración, recaudación, pensiones, etc. - defiende la necesidad de minimizar el papel de las regiones y provincias, que deben ceñirse a la política cultural, lingüística y social. Juan Lamas, Juan Muñoz Ajo y Luis Baile Roy, sus organizadores, están convencidos de que el pueblo español, que ha mostrado su alto grado de solidaridad y entrega, será capaz de superar esta prueba y volver a recuperar el prestigio de España en su entorno natural europeo y mediterráneo, y en el mundo.