¿Quién propicia el choque militar entre Argelia y Marruecos?
Mahbes, como antes lo fuera Esmara en octubre del año pasado, ha sido objeto de un ataque con cohetes que según medios marroquíes impactaron cerca de una jaima donde se encontraban algunas autoridades presenciando un desfile conmemorativo del 49º aniversario de la Marcha Verde con la que el Ejército y miles de ciudadanos marroquíes entraron en la excolonia española en noviembre de 1975.
Las Fuerzas Armadas Reales respondieron al ataque enviando un dron que bombardeó varios vehículos de las milicias del Frente Polisario causando varias bajas, entre ellos un dirigente del grupo atacante.
Tanto en este episodio en Mahbes, como en el anterior en Esmara, el Ejército marroquí se ha abstenido de utilizar “el derecho de persecución” y contratacar a las fuerzas hostiles en sus acuartelamientos de retaguardia.
Los milicianos del Frente Polisario realizan a menudo patrullas en lo que el movimiento independentista considera “territorios liberados”, la zona del Sáhara situada al este de los muros de defensa construidos por Marruecos que han dividido en dos el territorio de la antigua colonia española: una parte administrada por Marruecos en torno al 85 % de la zona; y otra “liberada” por el Polisario que no abarca más del 15 %.
Las FAR han respondido siempre a los ataques realizados en territorio marroquí y a menudo efectuado respuestas armadas en el “territorio liberado” por el que circulan las unidades del Polisario. Pero nunca han atacado las retaguardias del movimiento independentista, situadas en territorio argelino.
Hassan II cuenta en sus memorias que para evitar tener que utilizar el derecho de persecución ante los ataques de la guerrilla polisaria, él mismo decidió que los muros defensivos construidos en los años 79 y 80 del siglo pasado, dejasen una parte del territorio del Sáhara Occidental fuera de los mismos. En caso de edificar los muros siguiendo la línea fronteriza se corría el riesgo de que las Fuerzas Armadas marroquíes (FAR) entrasen en territorio argelino lo que conllevaba la posibilidad de un conflicto entre los dos países.
Hassan II no quería la guerra con Argelia; su hijo, tampoco. Si bien, tanto después de la Independencia de Marruecos, como durante los reinados de Hassan II y de Mohamed VI, han existido opiniones en el estamento militar marroquí sobre la necesidad de adoptar medidas drásticas frente a los ataques armados procedentes del exterior: por unidades militares argelinas en Amgala 1 y Amgala 2, y por las milicias del Frente Polisario hasta desde 1976 hasta 1991 y reanudadas a partir de 2020.
El intenso rearme que llevan a cabo tanto Argelia como Marruecos tiene otro significado. No es de preparación para la guerra, sino por la búsqueda de potencia de segundo nivel en el Estrecho por parte de Marruecos (el nivel principal son los Estados Unidos, Gran Bretaña y España), así como el de fuerza dominante en toda la fachada atlántica de África del Norte hasta el Golfo de Guinea; y, por parte de Argelia, el reconocimiento internacional de su potencia militar en el Mediterráneo central como nexo entre Europa y África, como por la necesidad de proteger sus fronteras (6.700 kilómetros de lindes terrestres, y mil kilómetros de costas), y el de proteger sus yacimientos petrolíferos y mineros. Marruecos necesita un gran Ejército para su proyección exterior, mientras que Argelia lo necesita para su seguridad interior.
Esto no excluye que por ambas partes existan tentaciones de empujar a un nivel de confrontación bélica más importante, pero los dos regímenes son conscientes de que un enfrentamiento militar no conduciría a ninguna victoria del uno sobre el otro, y no tendría apoyo internacional de los propios aliados, grosso modo de los Estados Unidos con Marruecos, y de Rusia con Argelia.
Las escaramuzas que llevan a cabo las milicias del Polisario pretenden dos objetivos: defender ante las Naciones Unidas su papel de protagonista en el conflicto (Argelia y el Polisario quieren que sea el protagonista “único”; mientras que dentro mismo de la población del territorio se contesta su pretensión de “partido único”; y, en segundo lugar, provocar a Marruecos para que reconozca oficialmente y proporcione medios militares a movimiento autonomistas o secesionistas argelinos como el MAK (Movimiento de Autonomía de la Cabilia, dirigido por Ferhat Mehenni), o crease células armadas dentro del vasto movimiento Hirak que cuestionó al régimen militar durante dos años con manifestaciones multitudinarias cada semana en todo el país.
Pese a los innumerables ataques de las milicias del Frente Polisario contra poblaciones civiles o destacamentos de seguridad marroquíes, Mohamed VI nunca aceptó otorgar al Movimiento de Autonomía de la Cabilia un carácter de “movimiento de liberación nacional” que podría justificar su suministro de armas y explosivos.
Es más, por dos veces en los discursos solemnes que tienen lugar anualmente, el rey marroquí se ha dirigido a las autoridades de Argelia ofreciéndose para entablar un diálogo “sin condiciones”. Hasta el momento, Argel no ha respondido a las ofertas de su vecino del oeste.