Bono se queda sin Supercopa de Europa en su gran despedida con el Sevilla
El Sevilla se presentaba en el estadio de El Pireo de Grecia con el objetivo de levantar, por fin, su primera Supercopa de Europa. Los de Mendilibar viven un final de mercado de fichajes que puede marcar el futuro del club. No es un secreto que el Sevilla vende todo porque necesita generar plusvalías para sobrevivir en este negocio del fútbol. Pero a nadie se le olvida el desastre liguero de la temporada pasada que acabó como campeón de la Europa League en un giro de guion inesperado.
Es lógico que Mendilibar diga que “me están tocando las narices”. El técnico sabe que Bono pondrá rumbo al Al Hilal de la liga de Arabia Saudí donde compartirá equipo con Koulibaly, Neves, Milinković-Savić, Malcom o Neymar, el gran fichaje. Puede haber más salidas como la de En-Nesyri, algo que dejaría al equipo bajo mínimos en un año donde vuelve a la Champions.
Precisamente, el delantero marroquí anotó el primer gol ante el City con un poderoso saltó y un remate la base del palo que dejó a Emerson como espectador de lujo. El Sevilla salió con ganas de plantar cara al campeón de Europa y los de Guardiola no estaban tan rápidos de piernas como se esperaba.
El despliegue físico de ambos equipos fue supremo para estar en agosto, pero el del conjunto andaluz fue un punto superior con carreras y disputas como las que libraron Ocampos, Lamela, Acuña o el veterano Navas que sigue rindiendo a un gran nivel.
Bono volvía a meter en el partido al Sevilla con grandes paradas de reflejos. El meta marroquí se va a una liga en crecimiento y se pierde la oportunidad de despuntar definitivamente en un grande de Europa. Ni Grealish, ni Foden, ni Palmer fueron capaces de anotar el empate. Haaland sufrió el marcaje de Gudelj que lo dejó secó igual que en las semifinales ante el Real Madrid o en la final ante el Inter.
Pero en el 63 el joven Palmer remató con la cabeza un balón que se perdía por la línea de fondo y marco el 1-1, merecido porque hubo momentos de asedio de los que el Sevilla se defendió bien.
La UEFA fue inteligente y decidió no llevar esta final a la prórroga para evitar el desgaste excesivo de los jugadores en una temporada de Eurocopa y Juegos Olímpicos. Tras los 90 minutos empezó la tanda de penaltis con disparos de gran calidad por parte de los dos equipos. Se esperaba que Bono detuviese alguno, pero la precisión fue máxima. Haaland, Julián Álvarez, Kovacic, Grealish y Walker no fallaron, aunque el último lo tocó Bono. Por parte del Sevilla, Ocampos, Mir, Rakitic y Montiel tampoco fallaron, pero Gudelj mandó su lanzamiento al larguero para locura citizen que celebró por todo lo alto su primera Supercopa de Europa.
Mendilibar contó tras el partido que pensaba que Suso se ofrecería a tirar un penalti, pero no fue así y que, si lo hubiera sabido, no habría cambiado a Lamela. Asumió su error y mostró su contrariedad por las ventas que acechan al equipo en una temporada donde puede pasar de todo en vista de la fiebre por fichar estrellas de la liga de Arabia.