Los dos problemas que tiene el Real Madrid para fichar a Bono tras la lesión de Courtois

Un mal salto, una mala caída y la temporada se acaba cuando todavía no ha empezado. La rotura del ligamento cruzado de la rodilla es la peor lesión que puede sufrir un deportista. También hay un componente psicológico importante porque por delante hay casi nueve meses de recuperación, pero también aparecen los fantasmas de qué va a pasar con la titularidad de ese jugador cuando se recupere.
El verano no está siendo bueno para el Real Madrid. La salida de Benzema fue un varapalo importante. Mbappé no llega y el número 9 sigue vacío mientras el madridismo se pregunta si Joselu, Vinicuis y Rodrigo serán suficiente para definir los balones de Bellingham.
Ahora llega la lesión de uno de los jugadores más importantes de la plantilla. Un héroe que con sus paradas ha ganado partidos en el épico camino a la final de París de 2022. Parecía que Thibaut Courtois era irrompible, que nada podía tirar abajo esos dos metros de altura... hasta que el chasquido dejó helado al club.

El Real Madrid busca un portero que tenga el nivel más cercano a Courtois. Descartados Ter Stegen y Oblak por motivos obvios, se abren otras posibilidades donde entran en juego De Gea, Kepa, Mamardashvili o Bono.
El que fuera santo y seña del Manchester United se encuentra sin equipo. Una extraña situación que podría acabar con De Gea aceptando alguna oferta de Arabia a finales de agosto si no hay opciones de seguir en Europa. Se rumorea que no es del agrado de Ancelotti y que el club blanco duda de si aceptaría la suplencia una vez recuperado Courtois.
Kepa negocia su llegada al Bayern de Múnich tras unos años irregulares en el Chelsea y en la selección española donde ambos porteros no han convencido ni a Luis Enrique ni a Luis de la Fuente.
Hay que recordar que tanto De Gea como Kepa pudieron ser metas del Real Madrid hace unos años, cuando el club blanco quería deshacerse de Keylor Navas. En el caso de De Gea, un fax roto truncó la operación con ambos porteros preparados en sus respectivos aeropuertos para intercambiar destinos. Zidane fue el entrenador que vetó la llegada de Kepa en el mercado de invierno de 2018 porque no quería desestabilizar aquella plantilla que acabaría reinando varios años en Europa.

Mamardashvili es el jugador franquicia del Valencia. Tiene una cláusula de 100 millones, aunque el club vive una desesperada situación económica y podría venderlo por 25 al Real Madrid. El problema es que el georgiano lleva poco en la élite y le falta recorrido en Europa.
La opción de Bono es la que más gusta al Real Madrid. El marroquí lleva una meteórica carrera desde que salió del Girona y llegó al Sevilla. Su actuación en el Mundial de Qatar fue inolvidable y la rifa por venderlo empezó hace tiempo porque el Sevilla lo vende todo.
Hubiera sido un buen suplente de Courtois en su momento dado que el Real Madrid lleva tiempo intentando colocar a Lunin porque no convence al cuerpo técnico. Ahora podría ser nada menos que el portero titular del Real Madrid si el club blanco soluciona los dos problemas que plantea el fichaje.
Por un lado, el precio. El Sevilla no regalará al jugador y podría pedir hasta 30 millones de euros. En ningún caso aceptarían una cesión a no ser que hubiera una compra asegurada la próxima temporada.
Por otro, la Copa de África de Naciones de 2023 que se celebrará en Costa de Marfil de 11 de enero al 13 de febrero de 2024. Este torneo dejaría al Real Madrid sin portero titular casi un mes, aunque en un momento de la temporada sin partidos europeos.
El Mundial de Qatar obligó a posponer la CAN a junio de 2023, pero las condiciones climáticas llevaron a Patrice Motsepe, presidente de la CAF, a anunciar en una rueda de prensa celebrada en Marruecos: “Aceptamos los consejos que estamos recibiendo, no queremos correr ningún riesgo porque no sería bueno para todo el movimiento jugar un torneo que pasaría desapercibido. Tenemos que posponerlo”.
Si el Real Madrid convence a Bono de no jugar ese torneo, algo que no parece improbable, o resta importancia a su salida esas semanas, el marroquí seguiría el camino de Achraf, el último león del Atlas que vistió de blanco.