El PSG golea al Real Madrid y sueña con dominar el fútbol mundial

El Mundial de Clubes tendrá una final europea. PSG y Chelsea lucharán por abrir el trofeo de campeón del mundo de clubes el próximo 14 de julio en Nueva Jersey con Donald Trump como invitado de honor a un deporte que dice conocer bien.
El duelo entre el Real Madrid y el PSG era el gran partido de este torneo que se ha inventado Gianni Infantino como legado de su presidencia en la FIFA. Una gran idea, parecida a la Superliga, pero imposible de jugar dentro de un calendario colapsado. Con calzador y 150 millones de euros al vencedor se puso en marcha la primera edición en Estados Unidos (no se pudo celebrar en China en 2021 por la pandemia) con 40 grados, humedad y jugadores destrozados. A eso hay que añadir el sol de mediodía y un ritmo lento para que el esperado Mundial se haya convertido en un trámite a mayor gloria del que mejor haya sobrevivido a todo esto.
Y ese equipo parece ser el PSG, con permiso del Chelsea, que aplastó al Real Madrid en un partido para olvidar de los blancos. Primero el error de Asencio dentro de área y, después, una patada al aire de Rüdiger que dejó solo a Dembélé para poner el 2-0. Al descanso se llegó con un 3-0 gracias al doblete de Fabián y con la sensación de que podrían jugar 48 horas seguidas que el Madrid sería incapaz de marcarle un solo gol al entramado futbolístico de Luis Enrique.

Xabi Alonso se puso la bata de doctor del fútbol y los jugadores se asustaron. La misma que dejaron Benítez o Lopetegui. La misma que cuelga de algún perchero de Valdebebas y que ningún técnico se atreve a ponerse si quiere ganar algo.

La presión de Vinicius y Mbappé arriba nunca llegó. El francés ha vivido una pesadilla en este Mundial de Clubes por una gastroenteritis que le llevó al hospital y lo ha rematado con una foto de su etapa en el PSG publicado en su Instagram horas antes del partido y días después de retirar la denuncia penal por acoso laboral al que fue su club.

Xabi pedía una cosa y los jugadores hacían otra. Daban igual los errores defensivos. EL PSG bailaba al Real Madrid como bailó al Inter en la final de Champions. La máquina total es obra de Luis Enrique y todos los jugadores han decidido rendirse a su forma de entender el fútbol. No se puede analizar el partido del Real Madrid porque fue un desastre indigno. Las buenas noticias fueron la vuelta de Militao y Carvajal y que los jugadores tienen unas cortas y merecidas vacaciones para volver a jugar a mediados de agosto contra Osasuna en su primer partido de Liga.
La llegada de Alonso parecía de notable, pero este partido ha hecho saltar las alarmas. Si el vasco decide forzar a que las estrellas jueguen a lo que no quieren, puede haber un incendio en el vestuario antes de Navidad. Su ascendencia no es total y eso se nota.

PSG y Chelsea se citan en la primera gran final de un torneo que no es, pero que será y será grande porque la FIFA sabe montar estos circos mejor que nadie… y a Florentino Pérez le gustan. Su Superliga se parece a esto y, algún día, verá la luz. Solo hace falta comprar voluntades y cuadrar el círculo.