Joselu y la magia del Bernabéu llevan al Real Madrid a una nueva final
Cuando Alphonso Davies anotó el gol del Bayern de Múnich no sabía que el huracán estaba a punto de pasar por el Bernabéu. El canadiense, que puede vestir de blanco en dos meses, finalizó la contra perfecta y calló al estadio para que fueran los bávaros los que hicieran temblar los cimientos del cuarto anfiteatro.
Ancelotti metió más pólvora. Brahim, Modric, Camavinga... y un delantero nacido en Sttutgart que se llama Joselu Mato. Un 9 de esos que no ve el Real Madrid desde hace años con la obligación de darle la vuelta al partido o, al menos, llevarlo a la prórroga. La misión no era imposible, pero las sensaciones no eran las de hace dos temporadas. El equipo no dominaba, no hundía al Bayern y se dejaba llevar por las pérdidas de tiempo de su rival.
El empate de Nacho se anuló por falta del defensa. Pero la inercia empezó a hacer creer al Real Madrid. Neuer tuvo el único fallo del partido. Había realizado paradas dignas de Oliver Kahn, pero un disparo fácil se le escapó y Joselu empató el partido. El segundo gol fue un centro de Rüdiger que el delantero gallego mandó dentro con la tibia y que el VAR tuvo que validar.
En ese momento el Bernabéu obraba el milagro de 2022. Quedaban 9 minutos más otros dos minutos que añadió el árbitro polaco. Era imposible que se le escapara la 18º final de su historia al equipo blanco. Tuchel había desmantelado a su equipo con cambios preparados para aguantar el 0-1 para meterse atrás y esperar al pitido final.
De Ligt empató el partido en el último minuto. Otro milagro se obró en la Castellana. El juez de línea levantó la bandera y el árbitro pitó un fuera de juego que siempre será un misterio porque el VAR no podía entrar a corregir algo que se había pitado en el césped. Por lógica, los colegiados deberían haber dejado terminar la jugado y, luego, revisarla, como pasó con el tanto de Joselu, pero algo les hizo pitar y desactivar la tecnología.
Es parte de la magia del Real Madrid en Europa. Un equipo que con su presencia mueve voluntades por mínimas que sean. Nadie sabrá qué pasó en esa jugada anulada antes del gol, pero en el recuerdo estará un equipo que se vuelve a citar con una final de Champions dos años después para conseguir el 15º título europeo de su historia.
El camino a Wembley pasa por tres partidos de Liga donde Ancelotti tendrá que decidir qué hace con la portería. Si le da el premio de jugarla a Lunin o devuelve al once a Courtois después de su lesión. También la duda de si Nacho jugará, posiblemente, su último partido o será Militao el que vuelva a la zaga.
Bellingham tiene un mes para recuperarse y estar a su máximo nivel. Londres espera al campeón de Europa, el Real Madrid quiere estrenar esa ciudad donde nunca ha ganado una Champions, en frente, el Dortmund que no quiere ser un invitado a la fiesta del 1 de junio.