El Banco Mundial prevé un crecimiento del 2,8% en Marruecos en 2023
El Banco Mundial (BM) señaló que “en los últimos años, Marruecos ha demostrado, en repetidas ocasiones, su fuerte capacidad para responder con eficacia a las crisis. El terremoto de Al-Haouz del 8 de septiembre es el último de una serie de desastres que ha afectado a Marruecos desde la pandemia de COVID-19. El país ha logrado gestionar con éxito la respuesta humanitaria al terremoto y ha puesto en marcha un ambicioso plan de desarrollo para las provincias más afectadas”.
“El seísmo ha tenido repercusiones humanas y materiales devastadoras, principalmente en las comunidades montañosas aisladas, sin llegar a tener grandes impactos macroeconómicos”, mencionó el BM.
A raíz de una fuerte desaceleración en 2022 que se debe a los diversos cambios climáticos y a las correspondientes perturbaciones de las materias primas, se espera que el crecimiento económico aumente al 2,8 % en 2023, gracias a una recuperación parcial de la producción agrícola, los servicios y las exportaciones netas, según el último informe del Banco Mundial titulado “De la resiliencia a la prosperidad compartida”.
Se supone que esta recuperación se fortalezca a medio plazo y el crecimiento del PIB real alcance el 3,1% en 2024, el 3,3% en 2025 y el 3,5% en 2026, mientras que la demanda interna se recuperará gradualmente de las crisis recientes. La inflación general se redujo a la mitad entre febrero y agosto de 2023, pero la inflación alimentaria sigue siendo alta y sigue afectando desproporcionadamente a las familias más pobres, según advirtió la institución de Bretton Woods.
En su declaración a la prensa, Jesko Hentschel director del Banco Mundial para el Magreb y Malta destacó que “Marruecos ha demostrado una notable resiliencia frente a varias crisis, siendo la más reciente el terremoto del pasado mes de septiembre”. “Sin embargo, el impacto de estos choques sobre el bienestar de la población sigue siendo importante, y las reformas ya planificadas por Marruecos son necesarias para reforzar la resiliencia exterior del país y, sobre todo, para estimular la prosperidad y alcanzar los ambiciosos objetivos de desarrollo definidos en el Nuevo Modelo de Desarrollo marroquí”, continuó.
La clave es el fortalecimiento de la resiliencia de la economía marroquí para seguir siendo capaz de enfrentar las nuevas realidades del mundo actual y recuperar las pérdidas de los últimos años plasmados por la pandemia, la crisis económica y el último seísmo. En este contexto, Marruecos ha emprendido reformas ambiciosas para mejorar el capital humano y fomentar la inversión privada. No obstante, “estas reformas no tendrán el impacto deseado en el desarrollo económico y social más que si se combinan con otras iniciativas cruciales, en particular, la supresión de las barreras reglamentarias e institucionales que limitan la competencia y frenan la reasignación de los factores de producción hacia empresas y sectores más productivos”, advirtió el Banco Mundial.
La fortaleza de Marruecos reside en el mantenimiento del acceso del Estado a los mercados financieros internacionales, a pesar del endurecimiento actual de las condiciones financieras mundiales; lo cual ilustra la resiliencia del reino alauí.
Otros indicadores que muestran la resiliencia externa de Marruecos consisten en la fuerte demanda externa de bienes y servicios del país, a pesar de la desaceleración de la economía mundial. Del mismo modo, “las corrientes de inversión extranjera directa (IED) siguen siendo importantes y se orientan cada vez más hacia el sector manufacturero, mientras que surgieron nuevos nichos industriales modernos, estrechamente vinculados a las cadenas de valor mundiales”, alabó el BM.
Por otra parte, Marruecos ha de seguir en su trayectoria hacia un cambio de paradigma para permitir el empoderamiento económico de las mujeres marroquíes, siendo una etapa crucial para alcanzar las importantes ambiciones del país tal como se han expresado en el Nuevo Modelo de Desarrollo (NMD). El eje primordial de estas reformas es mejorar las condiciones de vida de las mujeres rurales.
En este sentido, el informe del Banco Mundial instó también a la importancia de tener en cuenta los obstáculos que enfrentan las mujeres en las zonas rurales y urbanas, como la movilidad, la inclusión financiera y digital y las condiciones de trabajo.
Más allá de su papel crucial en la promoción de la igualdad de género, el aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral tendría un impacto económico significativo, constituyendo así un potente motor de desarrollo socioeconómico. El informe destaca que el logro de los objetivos del NMD, es decir conseguir una participación femenina en el mercado laboral del 45%, podría estimular el crecimiento en casi un punto porcentual al año.