La estabilidad política y el impulso económico y diplomático de los últimos años han convertido al Reino en una de las principales potencias de la región del Magreb

Marruecos continúa afianzando su poder regional

PHOTO/ARCHIVO - Plaza de la Jemaa el-Fnaa, Marrakech

Desde hace aproximadamente una década, la economía del Reino de Marruecos –que alcanza ya un PIB de más de 100 000 millones de euros– se ha venido consolidando como una de las economías más prometedoras del continente africano. Su enorme dinamismo en materia financiera y diplomática le ha permitido situarse como la quinta potencia económica de África y la tercera en la región norte del continente.

Entre algunos de los factores determinantes para este desarrollo se encuentran su posición geográfica –muy estratégica de cara al comercio internacional–, su sistema político, o la llegada al trono de Mohamed VI, en el año 1999. Tal como señalaba Lucía Bonet, analista de Riesgo País, en la XIV Jornada de Riesgo País de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce), Marruecos ha experimentado “una profunda transformación” desde la coronación del monarca, y se sitúa ya como uno de los países musulmanes “con mayores libertades civiles”.

Así pues, esta relativa estabilidad política y social de la que goza el país –una estabilidad única en la zona–, ha propiciado la llegada de dinero extranjero. Marruecos es, a día de hoy, “el primer receptor de inversión directa exterior del Magreb”, y su reingreso en la Unión Africana en el año 2017 no ha hecho más que fortalecer este liderazgo económico. Es más, la expansión de su política inversora hacia el continente africano, aparentemente sin intenciones “colonialistas”, le ha conferido unos excelentes resultados.

“La economía marroquí ha experimentado una notable modernización durante las últimas décadas gracias a la apuesta de las autoridades por la mejora del entorno inversor, lo que ha permitido crear muchas oportunidades”, afirmaba Ricardo Santamaría, director de Riesgo País y Gestión de Deuda de Cesce. Evidencia de ello es el ascenso hasta la posición 53 del ranking anual Doing Business, escalando más de 60 puestos en una década.

El país alauí ha estado apostando fuertemente por el desarrollo de determinados sectores como el sector aeronáutico, el agrícola o el automovilístico, en el que Marruecos ya se ha posicionado como “el primer exportador de coches del continente africano, por delante de Sudáfrica”, sostenía Lucía Bonet. Del mismo modo, el cierre de una de las mejores campañas agrícolas de la historia del Reino ha permitido aumentar notablemente el volumen de las exportaciones.

Los obstáculos del liderazgo marroquí

Sin embargo, el desarrollo económico del Reino de Marruecos no está exento de problemas y desafíos. Según la Compañía de Seguros de Crédito, el empleo de los jóvenes, el potencial de crecimiento y los desequilibrios en las cuentas públicas serán algunos de los principales retos que definirán la evolución económica del país en los años venideros.

Además, a esto se le suman las hostilidades que ha provocado el fortalecimiento de la posición alauí en la región. Mientras Marruecos continúa trabajado en aumentar su dominio en el Magreb, algunos estados europeos han adoptado una postura distante y algo recelosa hacia los planes de desarrollo financiero del país norteafricano.

De hecho, a pesar de que las relaciones diplomáticas y comerciales entre Marruecos y España han sido históricamente privilegiadas para ambas partes y suponen, para las empresas españoles, unas exportaciones por valor de más de 7.400 millones de euros; la reticencia del Gobierno español a reconocer la marroquindad del Sáhara podría ampliar la brecha entre los dos países.

La cuestión saharaui fue también una de las causas que incentivó la ruptura de relaciones entre Argelia y el Reino alauí. No obstante, la postura de Marruecos ante esta situación – lejos de las amenazas comerciales acontecidas en relación al caso español –, están vinculadas al refuerzo del presupuesto militar. De cara al año 2022 se espera que Marruecos alcance una inversión cercana a los 5.000 millones de euros en materia de Defensa y armamento que, en plena escalada de tensión con Argel, afiance su posición hegemónica.

Por su parte, en lo referente a la relación entre ambas potencias, el director del Moroccan Institute for Policy Analysis (MIPA), Mohamed Masbah, sostenía para la agencia de noticias EFE que "la mejor opción ahora es que ambos vuelvan al 'statu quo' anterior y mantener la revalidad dentro de un nivel mínimo".

Entre tanto, Marruecos continúa movilizando sus relaciones internacionales y diplomáticas y fomentando nuevas alianzas con países que respaldan su soberanía en el territorio saharaui. Algunos de ellos son Reino Unido, China o Israel, que a partir de la firma de los Acuerdos de Abraham –de los que se acaba de celebrar el primer aniversario–  han normalizado sus relaciones con el país. Asimismo, entre las inversiones por parte de estas potencias, se destaca la cesión de los derechos exclusivos de exploración de gas y petróleo en las aguas saharauis a una empresa israelí.