Comienza la cuenta atrás para que el Ariane 6 devuelva a Europa uno de sus pilares estratégicos

Con el Ariane 5 (centro) ya fuera de producción, el director general de la ESA, el austriaco Josef Aschbacher, afronta el reto del despegue inaugural del Ariane 6 (izquierda) y el retorno al vuelo del más pequeño Vega - PHOTO/ESA-D. Dos Santos
Con su campaña de lanzamiento en marcha, Bruselas acude a regañadientes al amigo americano para paliar su frágil autonomía de acceso al espacio
  1. Estados Unidos en socorro de Europa
  2. En manos del Falcón 9, el principal competidor del Ariane 6

La estratégica industria europea de servicios de lanzamiento espaciales va camino de ver la luz y salir del oscuro túnel en el que se encuentra desde hace casi un año.

El primer Ariane 6 ya está en su plataforma de lanzamiento en la base de Kourou, en la Guayana francesa, con las interconexiones entre el cohete y los servicios en tierra ya instaladas - PHOTO/ESA-CNES-ArianeGroup-Arianespace

La primera campaña de lanzamiento del nuevo vector no recuperable de transporte espacial Ariane 6 acaba de comenzar en la Guayana francesa, con la vista puesta en que su vuelo inaugural pueda tener lugar en una fecha todavía no precisada “entre el 15 de junio y el 31 de julio”. Es lo que sostiene la Agencia Espacial Europea (ESA)

Bajo la atenta y preocupada mirada de Bruselas, la ESA supervisa los preparativos finales del despegue del Ariane 6, que avanza a marchas forzadas y con paso temeroso para devolver a Europa su perdida autonomía de acceso al espacio, de la que tanto la Unión Europea como la ESA han presumido durante las pasadas décadas.

De diseño disruptivo concebido para trasladar de Francia a Guayana las estructuras del Ariane 6, el Canopeé es un carguero de propulsión convencional y eólica, con cuatro velas verticales articuladas - PHOTO/ESA-CNES-ArianeGroup-Arianespace

El primer ejemplar del Ariane 6 ya se encuentra en su plataforma de lanzamiento en la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa, tras llegar por vía marítima hace pocas semanas. Un comunicado fechado el 6 de mayo del responsable industrial del cohete, la compañía francesa ArianeGroup, afirma que “ya se han completado todas las conexiones mecánicas entre el núcleo central del lanzador y sus dos aceleradores principales”, los propulsores encargados de proporcionar la energía necesaria para elevarlo al espacio.

El último informe conjunto de situación fechado el 26 de abril emitido por la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia espacial francesa (CNES) y ArianeGroup señala que el Ariane 6 ha sido sometido durante cuatro semanas a una “revisión final integral, tanto del cohete como de su sistema de lanzamiento” y que los resultados “serán anunciados a principios de mayo”, lo que todavía no ha ocurrido.

Un equipo conjunto de la ESA, el CNES, ArianeGroup y Arianespace posiciona el núcleo central del Ariane 6. Una vez completado, su altura será superior a los 60 metros - PHOTO/ESA-CNES-ArianeGroup-Arianespace

Estados Unidos en socorro de Europa

Pero mientras la campaña de lanzamiento sigue su curso en las costas de América del Sur, a más de 7.000 kilómetros de distancia de París, Europa ha tenido que llamar a la puerta del amigo americano para que acuda en su rescate, a semejanza de lo que ocurrió en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial,

La ayuda que acaba de prestar Washington y que se prolongará al menos durante todo el año 2024 no ha sido por causa de un grave conflicto bélico en el que peligren las democracias del Viejo Continente. Para eso ya está la OTAN liderada por Estados Unidos, como queda patente con la guerra en Ucrania.

A diferencia de la decisiva intervención militar norteamericana en la Gran Guerra europea a partir de abril de 1917 y de su entrada directa en la Segunda Guerra Mundial en diciembre de 1941, la actual contribución norteamericana no está encaminada a socorrer la supervivencia de las democracias europeas.

El portugués Rodrigo da Costa (segundo por la izquierda) es el director de la EUSPA, la Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (EUSPA), responsable de la gestión de la constelación de navegación Galileo - PHOTO/EUSPA

La razón del auxilio que presta la Casa Blanca, la Fuerza Espacial de Estados Unidos, la NASA y la industria espacial norteamericana se produce en respuesta a la petición formulada por Bruselas a través de su Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (EUSPA) y también de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El motivo es poner remedio urgente al hundimiento de uno de los pilares de la autonomía estratégica europea, cuya consecuencia a día de hoy sigue siendo la carencia absoluta de vectores orbitales que brinden a las autoridades europeas la posibilidad de acceder de manera independiente al espacio ultraterrestre. Ello tiene su reflejo económico y laboral en la industria espacial europea. 

Un Falcón 9 de Elon Musk posicionó en órbita por vez primera una pareja de satélites Galileo de la Unión Europea. Volverá a hacerlo en el segundo semestre del año - PHOTO/ESA-P. Carril

En manos del Falcón 9, el principal competidor del Ariane 6

Europa contaba hace alrededor de un año con más que suficientes capacidades soberanas para posicionar en órbita satélites civiles y militares de observación, comunicaciones, navegación y también sondas científicas de todo tipo. De una holgada situación en décadas anteriores se ha pasado en pocos meses a no tener capacidad de enviar a la órbita absolutamente nada.

Como si se tratara de una tormenta perfecta, a los últimos fracasos de los lanzadores italianos Vega y Vega C ‒que los obligan a permanecer en tierra hasta solventar sus deficiencias‒, se unió el cierre de las cadenas de producción del lanzador Ariane 5. Su clausura se produjo mucho antes de que el citado cohete pesado europeo efectuase su último despegue desde la Guayana francesa en julio de 2023. En España, ha afectado a Airbus Space Systems y Airbus CRISA, que aportan importantes estructuras y equipos electrónicos a ambos cohetes europeos.

A la espera del vuelo inaugural del Ariane 6 en pleno verano, como muy pronto, el comisario europeo de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, y el director general de la ESA, el austríaco Josef Aschbacher, no han tenido más remedio que acudir a regañadientes a contratar los servicios del lanzador recuperable norteamericano Falcón 9 de la compañía SpaceX del magnate Elon Musk, el cohete frente al que pretende competir el Ariane 6.

El EarthCARE es un satélite diseñado para ofrecer datos precisos que permitan conocer cómo las nubes y los aerosoles influyen en el clima de la Tierra - PHOTO/ESA-AOES Medialab

La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, el director ejecutivo de la EUSPA, el portugués Rodrigo da Costa, y Josef Aschbacher han tenido que pasar un trago amargo y pagar alrededor de 180 millones de euros, un sobre precio superior al 30 por ciento. De ese modo, Bruselas ha conseguido tener prioridad en efectuar dos lanzamientos de satélites Galileo, la constelación europea equivalente al GPS norteamericano. El primer disparo se ha producido el 28 de abril y los dos ingenios completan los 30 Galileo ya en órbita.   

Si el acuerdo entre la ESA y SpaceX se desarrolla tal y como está programado, otro Falcón 9 lanzará antes de que concluya el mes de mayo el satélite científico europeo EarthCARE desde la base espacial de Vandenberg, en la costa de California. Otra misión de la ESA a cargo del Falcón 9 será HERA, con destino al sistema binario de asteroides Didymos, que SpaceX tiene programada para octubre. Y para finales de año está previsto el despegue de otro Falcón 9 con dos nuevos satélites Galileo. Y después, ya veremos qué pasa.

Son las consecuencias negativas de un programa como es el Ariane 6, que comenzó en 2014, que cuando despegue llevará cuatro años de retraso, que ha exigido una inversión que supera los 3.500 millones de euros inicialmente estipulados y que todavía debe demostrar que es capaz de hacer frente a su mayor competidor. Ese es precisamente el norteamericano Falcón 9, que por precio y fiabilidad se ha convertido en el campeón mundial y al que el Ariane 6 tiene muy difícil desbancar y ni siquiera igualar, por no decir imposible.