Europa y Japón son pioneros en arrancar escombros posicionados en órbita

La ESA ha establecido unas recomendaciones para que los fabricantes y operadores de satélites y cohetes europeos utilicen materiales que reduzcan la creación de escombros en el espacio - PHOTO/ESA-P. Sebirot
Las misiones ADRAS-J2 y ClearSpace-1 serán las primeras en atrapar grandes pedazos de basura espacial y hacer que ardan en la atmósfera
  1. Atrapar, desorbitar y quemar
  2. La tarea europea de limpieza está programada para 2026

Extirpar, controlar o neutralizar en el espacio ultraterrestre las grandes cantidades de fragmentos y desechos ocasionados por los lanzamientos espaciales que a ritmo acelerado se suceden desde 1957 es una imperiosa necesidad si se quiere salvaguardar la sostenibilidad de la vida y la economía mundial.

El último informe de la Agencia Espacial Europea (ESA) sobre basura espacial fechado en junio de 2023 señala que sus radares y telescopios siguen la trayectoria de 35.150 escombros que viajan sin control alrededor del planeta Tierra a cerca de 28.000 kilómetros por hora. Pero las estimaciones de la red de vigilancia espacial de la ESA indican que existen 36.500 objetos mayores de 10 centímetros, un millón de un tamaño comprendido entre 1 y 10 centímetros y 130 millones menores de 1 centímetro.

Las comunidades de científicos e ingenieros vinculados con las agencias espaciales de todo el mundo hace años que vienen alertando a las empresas de servicios de lanzamiento, operadores de satélites y gobiernos de la necesidad de establecer normas para evitar la proliferación de escombros y la urgencia de eliminar los fragmentos y restos de cohetes y satélites ya existentes en nuestro espacio exterior.

Un astronauta a bordo de la Estación Espacial Internacional señala en lugar de impacto de un minúsculo fragmento, que a la altura del complejo orbital viajan a mucha mayor velocidad que una bala - PHOTO/NASA

De manera prioritaria, resulta forzoso barrer la saturada órbita baja del Planeta Azul, que es aquella que alcanza hasta los 2.000 kilómetros de altura. Hay que ponerse manos a la obra puesto que “para tener un desarrollo sostenible en la Tierra, tenemos que asegurar el uso sostenible del espacio”, grito lanzado por el emprendedor japonés Mitsunobu Okada, de 51 años que, con su empresa Astroscale fundada en 2013, está comprometido en eliminar los objetos en órbita críticos e inútiles.

Pero conseguir la meta deseada es fácil de decir y muy difícil de acometer. Acabar con los desechos que ya se encuentran en el exterior es una tarea titánica que lleva aparejada grandes inversiones para poner a punto las tecnologías que deben ofrecer las soluciones óptimas. En vanguardia van la ESA y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), las organizaciones que están más implicadas en afrontar el reto.

El empresario japonés Mitsunobu Okada (de pie) ha creado la compañía Astroscale para eliminar basura espacial en órbita - PHOTO/Gov. Japan 

Atrapar, desorbitar y quemar

Ambas agencias han comenzado por lo más sencillo, al menor en apariencia. Tanto la JAXA como la ESA tienen en marcha proyectos para eliminar las grandes estructuras inservibles que, por diversos motivos, se les han quedado dando vueltas alrededor del planeta. La misión que va en cabeza es la japonesa ADRAS-J, acrónimo en inglés que significa Eliminación Activa de Escombros por Astroscale Japón.

La misión pretende desorbitar y destruir sin dejar restos la segunda etapa de propulsión del lanzador japonés H-IIA, una estructura de 3 toneladas, 11 metros de longitud y 4 de diámetro que vaga sin control a unos 600 kilómetros alrededor de la Tierra.

En tal estado de descontrol absoluto se encuentra desde el 23 de enero de 2009, fecha en la que colocó en órbita la sonda espacial Ibuki 1, fabricada por Mitsubishi Electric y dedicada a medir la cantidad de dióxido de carbono y metano que se acumula en nuestro planeta. Cumplida su misión, la etapa final del H-IIA se quedó atrapada en órbita y no reentró en el campo gravitatorio terrestre, lo que la hubiera destruido por completo en su rozamiento con las capas altas de la atmósfera.

El ADRAS-J2 se lanzará en 2025 para atrapar la segunda etapa de propulsión del cohete japonés H-IIA, de 3 toneladas, 11 metros de longitud y 4 de diámetro posicionado a 600 kilómetros - PHOTO/Astroscale

La JAXA ha encarado en dos etapas el reto de eliminar lo que queda en el espacio del lanzador H-IIA. La primera ha consistido en que el pequeño satélite ADRAS-J de 150 kilos se ha posicionado a varios cientos de metros del cohete y lo ha inspeccionado desde todos los ángulos posibles. La tarea no resulta sencilla ya que “los escombros en órbita baja se mueven a cerca de 8 kilómetros por segundo, unas diez veces más rápido que una bala”, recuerda.

Lo ha hecho desde mediados de abril, tras acercarse poco a poco desde que el 18 de febrero fuera puesto en órbita. Concluida con éxito la tarea del ADRAS-J, la JAXA acaba de volver a asignar a Astroscale la segunda y definitiva misión: desorbitar la enorme estructura del H-IIA, lo que debe ocurrir a lo largo de 2025 con un segundo satélite, el ADRAS-J2. Dotado con un brazo robótico, atrapará e impulsará a lo que queda del cohete para que penetre en la alta atmósfera y su rozamiento a gran velocidad lo haga arder por completo.

La iniciativa europea es ClearSpace-1, que en 2026 pretende capturar y desorbitar el pequeño satélite de 94 kilos Proba 1, situado a unos 550 kilómetros de altitud - PHOTO/ESA-ClearSpace

La tarea europea de limpieza está programada para 2026

La ESA también está empeñada en probar tecnologías para arrancar desechos del espacio. Su iniciativa se llama ClearSpace-1 y su meta es capturar y desorbitar el pequeño satélite europeo Proba 1, de 94 kilos, situado a unos 550 kilómetros de altitud. La tarea no resulta sencilla ya que “los escombros en órbita baja se mueven a cerca de 8 kilómetros por segundo, unas diez veces más rápido que una bala”, recuerda el director general de la ESA, Josef Aschbacher.

Fabricado por un consorcio liderado por la empresa alemana OHB, el despegue de la misión de demostración está programado para 2026, en una fecha todavía no anunciada. ClearSpace-1 es la segunda tentativa de la ESA, que en la pasada década intentó desarrollar el satélite e.Deorbit de 1.600 kilos, pero fue cancelado. 

Las agencias espaciales tienen en desarrollo satélites para atrapar grandes estructuras en órbita, que serán impulsadas para que penetren y ardan en las capas altas de la atmósfera terrestre - PHOTO/ESA-David Ducros 

Hasta la fecha y que se tenga conocimiento, Estados Unidos ha efectuado un único ensayo para desorbitar basura espacial. El Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea lazó el 29 de enero de 2003 el micro satélite experimental XSS-10.

De 31 kilos y equipado con minúsculas cámaras de alta resolución, su labor consistió en inspeccionar la segunda etapa de propulsión de un cohete Delta II de Boeing, que se encontraba sin control en una órbita a 800 kilómetros de altura. Que haya trascendido, ninguna otra misión semejante se ha llevado a cabo por parte de la NASA o la Fuerza Espacial de Estados Unidos.

Secuencia del primer proyecto de desescombro espacial de la ESA, eDeorbit, que no ha llegado a hacerse realidad - PHOTO/ESA-David Ducros

El ritmo de lanzamientos al espacio crece de manera trepidante. En 2023 se efectuaron 222 lanzamientos orbitales, de los que 98 fueron a cargo de la compañía SpaceX de Elon Musk para posicionar su constelación de satélites Starlink, que cuenta con 2,7 millones de clientes en 75 países, según la compañía. A fecha 3 de mayo de 2024, permanecen en órbita 6.327 ingenios Starlink, aunque Musk quiere desplegar un total cercano a los 12.000. Encontrar soluciones a la basura espacial y a la saturación de objetos en órbita exige un esfuerzo de cooperación internacional.