Sener ya tiene empaquetados los dos sofisticados Proba-3 que volarán al espacio desde India
- Demostrar una tecnología para el vuelo espacial en formación
- La corona solar genera tormentas geomagnéticas que alcanzan la Tierra
La satisfacción se percibe en el rostro de Diego Rodríguez, el director de Espacio y Ciencia de Sener, quien hace alrededor de 15 años apostó por meter de lleno a su compañía en el “berenjenal” de convertirse en el contratista principal de la Proba-3 de la Agencia Espacial Europea, una misión de demostración de extraordinaria complejidad tecnológica y científica.
Ahora, tal día como el 29 de octubre, la pareja de astronaves Proba-3 ya es una realidad, han superado las pruebas en tierra que se les exigen antes de ser enviadas al espacio. Así es que Diego Rodríguez se muestra dichoso y contento de cara a su puesta en órbita desde India, cuya fecha está a la vuelta de la esquina, al estar programado el lanzamiento para los primeros días de diciembre.
Así ha quedado patente en la presentación oficial de la misión a la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant; a la directora de Ciencia de la Agencia Espacial Europea (ESA) y también del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), la británica Carole Mundell; al director ejecutivo de la Agencia Espacial Española (AEE), Juan Carlos Cortes; a la plana mayor de Sener, capitaneada por Andrés Sendagorta; y a los alrededor de doscientos directivos y profesionales del ecosistema espacial nacional que no han querido perderse la ocasión.
Uno de los protagonistas clave de la ceremonia de espaldarazo a Proba-3 se llama Javier Benito, es ingeniero de Airbus Space Systems España, acumula 35 años en la compañía, y ha sido el responsable último de integrar todos los sistemas e instrumentos que van embarcados en cada uno de las sondas y después probar y verificar que todo funciona como está previsto. A la pregunta de qué ha sido lo más difícil durante los largos años de desarrollo y fabricación de la pareja Proba-3, la respuesta de Javier Benito es inmediata: “Yo diría que no ha habido nada fácil”.
La razón principal de las dificultades que Sener, Javier Benito y su equipo de profesionales repartidos por 40 compañías de 16 países han tenido que afrontar y superar para dar vida a la pareja de Proba-3 es que se trata de dos astronaves diferentes. Pero no solo eso, ambas son de gran sofisticación técnica, deben volar en formación juntas pero no revueltas, separadas entre sí de forma segura por la escasa distancia de 150 metros en el inmenso cosmos y que, para completar los retos asumidos, las dos funcionan de manera autónoma.
Demostrar una tecnología para el vuelo espacial en formación
En esencia se trata de dos satélites distintos que funcionan y actúan de manera independiente, que se comunican entre sí y calculando su posición y trayectoria con respecto a su homólogo sin la intervención de técnicos desde tierra. Así es que su funcionamiento y las maniobras sincronizadas que deben llevar a cabo en el espacio ultraterrestre están definidas y programadas desde antes de su colocación en la trayectoria orbital que tienen asignada.
En el llamado análisis de misión de Proba-3, se han devanado los sesos los ingenieros de Deimos, que han calculado que los dos satélites deben situarse “en una órbita elíptica, cuya distancia menor a la tierra ‒perigeo‒ sea de 600 kilómetros y la mayor ‒apogeo‒ de 60.000 kilómetros”, ha concretado Ignacio Tourné, director de Desarrollo de Negocio de Deimos.
En definitiva, todo se ha confabulado para que Proba-3 sea la misión más compleja a la que ha tenido que hacer frente y dar vida un reducido equipo de la industria espacial española, bajo la batuta de Sener como contratista principal de la misión y responsable del segmento de vuelo y terreno. Además de Deimos, Airbus Space Systems España ha acometido el diseño y la fabricación de las dos plataformas. El desarrollo del subsistema de vuelo en formación, la dinámica de vuelo y el GPS relativo le ha correspondido a GMV.
De la última empresa citada, su directora de Desarrollo de Negocio de Espacio, Mariella Graziano, destaca que la fusión de algoritmos y los avanzados sistemas de guiado, navegación y control, para que cada satélite pueda efectuar las distintas tareas que tiene encomendadas y “ambos se comporten como una estructura única rígida… algo que nunca se había hecho antes”.
Y es que, hay que repetirlo, Proba-3 pretende demostrar en órbita una tecnología de vuelo en formación con una precisión, estabilidad y alineamiento jamás alcanzada, de milímetros. Lo recalca Noelia Peinado, coordinadora del programa de Tecnología de Soporte General de la ESA, para quien, cuando los dos Proba-3 estén en el espacio “y operativos, serán la primera misión de vuelo en formación de alta precisión y la primera en observar la corona interna del Sol”.
La corona solar genera tormentas geomagnéticas que alcanzan la Tierra
Hay que dejar sentado que el Sol es la única estrella que los científicos pueden estudiar de cerca. Por ejemplo, la sonda Solar Orbiter, es una misión espacial conjunta de la NASA y la ESA puesta en órbita en febrero de 2020 para analizar la heliosfera y el viento solar. Su responsable, la profesora Anik de Groof, aclara que Proba-3 “tiene objetivos científicos muy diferentes”. La corona solar que va a estudiar es la fuente de gran parte de la actividad solar que influye en la Tierra, cuyas tormentas geomagnéticas “pueden afectar a las comunicaciones por radio, los sistemas de navegación, los satélites y las redes eléctricas”, como ya ha ocurrido.
En la puesta de largo de proba-3, el director de la AEE, Juan Carlos Cortés, no solo ha querido resaltar la importancia tecnológica de la misión y de los protagonistas españoles que la han hecho realidad. También ha aprovechado la ocasión para poner de relieve que “España ha seguido una estrategia espacial de éxito” y que, “a fecha de hoy, hay más de diez misiones lideradas por España y estamos en el grupo de cabeza de países con capacidad de hacer un lanzador completo”.
Ha recordado que la industria espacial española ha pasado “de ser subcontratistas a competir con nuestros clientes, camino difícil que no tiene vuelta atrás, que hubiera sido imposible sin el apoyo público”. También ha querido anticipar que su organización “ya trabaja en la Estrategia Espacial 2035", que queda muchísimo por hacer y que, en la próxima conferencia ministerial de la ESA, por parte española se invertirán “del orden de 1.500 millones y habrá muchísimas posibilidades de liderar el futuro”.
La ministra Diana Morant ha intervenido para decir que Proba-3 “es un triple hito”: Un avance tecnológico, un avance para Sener y un avance para nuestras empresas y para nuestro país”. También es del parecer que “la innovación no se entiende sin riesgo” y que el papel de su ministerio es “acompañar a los emprendedores”. La directora de Ciencia de la ESA, Carole Mundell, ha puesto en valor el hecho de que España haya realizado “importantes esfuerzos económicos y políticos para posicionarse como actor clave de la industria espacial europea”.
¿Por qué dos satélites para una única misión de observación del Sol? Uno de los satélites, el que podría denominarse principal, es el “Coronógrafo”, que lleva a bordo el instrumento encargado de apuntar directamente al Sol. El segundo juega el papel de “Ocultador”, es decir, de eclipsar al Sol al interponerse entre el Astro Rey y el “Coronógrafo”. Incorpora un disco de 140 centímetros de diámetro y equipos láser y ópticos para calcular la posición y actitud relativa entre los dos satélites y posicionar a uno de otro con una precisión de pocos milímetros.