2024 se va a cerrar con más de 12 nuevos satélites españoles en órbita

Si se cumplen las expectativas que están programadas, el último cuatrimestre del año en curso va a representar todo un hito para el sector espacial español.
Los directivos de la industria nacional están muy atentos a los acontecimientos dentro y fuera de nuestras fronteras ya que, si se hace realidad el calendario de previsiones de lanzamientos orbitales desde Estados Unidos e India, el año 2024 se va a convertir en el que más grandes y más sofisticados ingenios españoles se posicionan en órbita alrededor de la Tierra.
Ya son seis los satélites “Made in Spain” que han volado al espacio en lo que va del presente año y, al menos, otros siete que lo van a hacer antes del 1 de enero de 2025. Ocurrirá, siempre que no haya retrasos por incidencias técnicas o debidas a la situación atmosférica en las bases de despegue.

Las primeras plataformas españolas que deben alzar el vuelo en lo que resta de año son un mínimo de cuatro pequeños satélites de la compañía FOSSA, el primer eslabón de una constelación que ofrecerá conectividad IoT de baja potencia. Sus dos socios fundadores, Julián Fernández y Vicente González, mantienen absoluta reserva sobre su número total y características. Lo que es seguro es van a partir a bordo de un cohete Falcón 9 de la compañía SpaceX desde la base espacial de Vandenberg, en California.
Será en la misión compartida Transporter-12, que cada cuatro meses configura el magnate Elon Musk para que llevar al espacio al mismo tiempo una elevada cantidad ‒alrededor de un centenar‒ de ingenios de pequeño tamaño y peso de instituciones, centros de investigación, empresas y start-ups de diferentes países. El lanzamiento estaba previsto para octubre, pero se ha demorado a una fecha todavía no concretada entre noviembre y el 31 de diciembre.

Hisdesat y Sener ultiman el trabajo en sus satélites
El siguiente disparo planeado es la prueba de fuego que tiene en vilo a los altos directivos de Sener Aeroespacial, Jose Julián Echavarría y Diego Rodríguez. Es la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA), que consta de dos satélites y cuyo contratista principal es la citada compañía. Es una misión muy compleja, que pretende demostrar que un par de satélites son capaces de volar en formación con una muy alta precisión entre ambos, a la vez que estudian con gran detalle la débil corona interna del Sol.
La Agencia ha confirmado el 28 de agosto que el lanzamiento simultáneo de las dos astronaves está previsto “para finales de noviembre”. En concreto, la ventana de despegue se abre el 29 de noviembre, fecha en la que despegarán en la configuración más potente del cohete indio PSLV, acrónimo en inglés de Vehículo de Lanzamiento de Satélites Polares. La ESA confía en que los satélites llegarán al Centro Espacial Dhawan de la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO) en la segunda quincena de octubre.
Pero la campaña de lanzamiento que se espera con mayor inquietud es la del satélite de comunicaciones seguras Spainsat NG-1, del que Atalayar ha escrito ríos de tinta. Su propietario y operador, Hisdesat, afirmaba en junio de 2023 que el despegue en un Falcón 9 sería “en 2024”. Meses después, que se produciría “a finales de 2024”, lo que se ha convertido en que será “a finales de 2024 o principios de 2025”.

El Spainsat NG-1 es el primero de una pareja desarrollada para proporcionar comunicaciones encriptadas al Ministerio de Defensa español y países amigos o aliados. Con tecnologías de nueva generación, ambos están protegidos frente a intentos de suplantación de identidad de sus transmisiones, disponen de capacidad de geolocalización y resistencia ante interferencias y poseen un blindaje para impedir que los pulsos electromagnéticos que provocan las explosiones nucleares a gran altitud puedan neutralizar su funcionamiento. El segundo, Spainsat NG-2, se lanzará un año después.
Lo anterior son expectativas, pero, lo que ya es una realidad son los seis nuevos satélites españoles que se han posicionado en el espacio a lo largo de los primeros ocho meses del año, y que ya están en servicio o a punto de estar operativos. Los últimos cinco viajaron en la misión Transporter-11 del Falcón 9 de SpaceX, que despegó el 16 de agosto desde la base de Vandenberg. Cuatro son cubesats 6U de Sateliot, compañía con sede en Barcelona. Otro, LUR-1, pertenece a AVS, empresa española localizada en el Parque Tecnológico de Álava.
De 57 kilos al despegue, con un panel solar desplegable y una vida útil estimada en cinco años, LUR-1 ‒que en euskera significa tierra‒ es un microsatélite equipado con Mice, el instrumento que la compañía y GMV han desarrollado para desorbitar satélites de la constelación Copernicus de la Unión Europea y la ESA y su programa “Zero Debris 2030”.

Cinco enviados a órbita en agosto
LUR-1 incorpora a bordo un experimento de telecomunicaciones cuánticas satelitales o QKD. “Se trata de un detector de fotones capaz de comprobar si los que recibe tienen la misma polarización que los enviados por un emisor laser instalado en tierra”, explica la directora de Espacio de AVS, Cristina Ortega.
LUR-1 también está dotado con una cámara de siete bandas espectrales en visible e infrarrojo cercano. Cristina Ortega aclara que su función es “proporcionar imágenes de alta definición de 1,5 metros de resolución a instituciones y centros de investigación del País Vasco, como HAZI y AZTI, para estudiar los recursos naturales en el territorio y el litoral”. También queremos “validar el sistema de procesado para poder comercializar las imágenes”.

De diseño, estructura y cometido muy diferente al LUR-1 son los cuatro ingenios de Sateliot, cuya función en órbita a 500 kilómetros de altura es comenzar a dar forma a la constelación de comunicaciones 5G de Internet de las Cosas (IoT) que la compañía fundada y dirigida por Jaume Sanpera quiere “intentar comenzar a comercializar antes de finales de 2025”. Cada uno de los que se lanzaron el 16 de agosto es un cubesats 6U de 20 x 10 x 35 centímetros, un peso de 10 kilos y con un emisor mono haz.
La constelación final constará de alrededor de 64 ingenios semejantes, cuya previsión inicial es desplegarlos en órbita a lo largo de 2025. Pero “ahora estamos diseñando otro modelo bastante más grande y multi haz ‒apunta Jaume Sanpera‒ con lo que no sería necesario poner tantos en el espacio”. Pero sean más grandes o más pequeños, Sanpera asegura que Sateliot ya tiene suscritos “en torno a medio millar de contratos con clientes de muy diferentes países, entre ellos Australia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, India, Indonesia Nigeria, México y Sudáfrica”.

Sanpera recalca que, aunque “hay 4 millones de dispositivos IoT conectados con operadores como, por ejemplo, Iridium, Orbcomm, Viasat, Inmarsat, hemos firmado para dar servicio a 8 millones de dispositivos”. Es el doble de lo que hay en la actualidad, porque “la tendencia de los precios es a la baja y cada vez hay mayor numero que necesitan tener conectividad como la que ofrecemos”.
No hay que olvidar que, en España, el año 2024 espacial comenzó con el satélite Horacio, de Satlantis, dedicado a observar y medir emisiones de gases de efecto invernadero con una cámara iSIM-90 de alta resolución en los espectros visible e infrarrojo y una resolución de hasta 2 metros. Fue lanzado a principios de marzo en la misión Transporter-10 de SpaceX. Así es que, salvo imponderables, para finales de año habrá en órbita al menos una docena más de satélites “Made in Spain”, que serán muchos más en 2025.