Hisdesat y Defensa desvelan el satélite militar español que encierra más secretos
- Protegidos frente a explosiones nucleares a gran altura
- Los seis meses finales del Spainsat NG I en tierra
Hisdesat acaba de sacar a la luz por vez primera el Spainsat Nueva Generación, el nuevo sistema de comunicaciones encriptadas vía satélite que el operador español de servicios gubernamentales ha desarrollado para el Ministerio de Defensa.
El sistema estará conformado por dos satélites gemelos, Spainsat NG I y NG II, de tecnología digital, del tamaño de un microbús y de 6,1 toneladas de peso, que se colocarán en órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de la Tierra. Los dos han sido concebidos para aportar mayores y mejores transmisiones seguras a las Fuerzas Armadas españolas, la OTAN y países aliados y amigos.
La presentación en sociedad del programa satelital ha tenido lugar en la sede de Thales Alenia Space España en Tres Cantos (Madrid) y sus protagonistas han sido la titular de la cartera de Defensa, Margarita Robles, y su secretaria de Estado, Amparo Valcarce.
Ambas autoridades han contemplado de manera directa el enorme módulo de comunicaciones del Spainsat NG II ‒el segundo ejemplar del sistema‒, y han sido informadas de sus principales características y prestaciones por el director general de Hisdesat, Miguel Ángel García Primo y por el presidente de la compañía, almirante Santiago Bolíbar, para quien el satélite español está en el entorno “de los diez mejores del mundo”.
García Primo ha puesto de relieve ante la ministra que el Spainsat NG es “el satélite de comunicaciones seguras más avanzado de Europa”, ha enfatizado que representa un “salto tecnológico enorme” para la industria espacial española, “al incorporar tecnologías de última generación”, y que va a ser una “herramienta de la política internacional del Ministerio Defensa”.
Protegidos frente a explosiones nucleares a gran altura
¿Cuáles son las singularidades que hacen tan especial a la pareja de ingenios españoles? Pues que son los primeros en haber sido desarrollados para geolocalizar y ser resistentes a interferencias ‒antijamming‒, están protegidos frente a intentos de suplantación de identidad de sus enlaces ‒antispoofing‒ y blindados para impedir los efectos incapacitadores del pulso electromagnético provocado por una explosión nuclear a gran altitud.
¿Qué partes han sido protegidas de explosiones atómicas? El director de Operaciones y Programas de Hisdesat, Basilio Garrido, responde: “Es una información confidencial, pero puedo afirmar que se protege todo lo que hay que proteger”, sentencia. Lo que si aclara es que el módulo de comunicaciones del Spainsat NG II que se encuentra en la sala limpia de Thales Alenia Space está “a punto de concluir el montaje, ajuste y verificación del numeroso hardware y transpondedores responsable de gestionar las bandas X, Ka militar y UHF instaladas en el satélite”.
Garrido resalta que se trata de un proceso de “gran complejidad, al tener que conjugar las tres bandas en una misma estructura, hacerlas compatibles y que funcionen de modo correcto. Es un reto de gran envergadura”. Subraya la importancia de la banda X, que está “basada en dos antenas activas planas de algo más de una tonelada, que van instaladas en la parte superior del satélite”.
Hechas realidad por Airbus Space Systems España en su factoría de Madrid, las dos antenas planas “nos permiten concentrar en un espacio muy reducido el equivalente a 16 antenas parabólicas”. “De ese modo ‒añade Garrido‒ queda espacio libre para embarcar el resto de antenas de mayor tamaño” que, junto con sus equipamientos, son responsabilidad de Thales Alenia Space en España.
Para la transmisión de grandes volúmenes de datos se utiliza la banda Ka, que consta de seis antenas parabólicas clásicas, “que se pueden mover y apuntar a cualquier sitio de la Tierra”. Las dos antenas UHF son del máximo interés para los enlaces de la Fuerza Aérea. Son muy grandes, “en especial la de transmisión, que tiene forma de cono y mide más de 4 metros de longitud”, explica Garrido.
Los seis meses finales del Spainsat NG I en tierra
Con una financiación de 1.400 millones de euros, para la secretaria de Estado, “es mucha la ambición que hemos puesto en los dos satélites”, que van a cubrir “cerca de las dos terceras partes del planeta”: toda Sudamérica, la mayoría de Estados Unidos, África, Europa, Oriente Medio y Asia, hasta Singapur. En el plano tecnológico, el programa incorpora un componente de investigación, desarrollo e innovación “que debe permitir a la industria nacional una participación superior al 40 por ciento”, afirma Valcarce.
El Spainsat NG I está en Toulouse ya totalmente completado, a punto de concluir la última etapa de las pruebas previas a su lanzamiento, que está programado para finales del próximo noviembre. Respecto al NG II, partirá de Tres Cantos en un convoy especial por carretera en los últimos días del próximo mes de mayo con destino a la ciudad francesa, para ultimar los trabajos y efectuar los ensayos finales. Su puesta en órbita está prevista “para junio de 2025”, ha anticipado la secretaria de Estado de Defensa.
El comunicado oficial del Ministerio de Defensa recalca que con los Spainsat NG “es la primera vez que se van a integrar en España satélites de esta dimensión”. Defensa confunde lo que sí que es cierto que se materializa en Thales Alenia Space España en Tres Cantos, que es completar el módulo de comunicaciones con sus tecnologías y las que le aporta Airbus Space Systems España.
Sin embargo, la integración o montaje completo de uno y otro satélite no se lleva a cabo en España. En concreto, es responsabilidad absoluta de Airbus Space Systems France, en la localidad ya citada de Toulouse. Es allí donde se envían los módulos de comunicaciones de ambos satélites que se han completado en Madrid.
Al otro lado de los Pirineos se le integra a cada satélite su módulo de servicio, que incluye un avanzado sistema de propulsión iónico, así como las diferentes antenas y los grandes paneles solares. Es también en Toulouse donde se efectúan las pruebas finales, antes de enviar cada uno de los ingenios a Estados Unidos por vía aérea, para su puesta en órbita desde Cabo Cañaveral en un lanzador Falcón 9 de Elon Musk.
