El efectivo pierde terreno en España

- Seguridad: identidad digital única, biometría
- Datos de pago en otros países y regiones
- Cinco desafíos que la industria aún no ha resuelto
España se posiciona como uno de los países con mayor uso de tarjetas de débito para pagos presenciales y online. El 83 % de los usuarios utiliza ya tarjetas de débito para pagos online, con un crecimiento notable del uso de dispositivos inteligentes. Así lo revela el nuevo informe de Nuek, compañía tecnológica especializada en infraestructura de pagos de Minsait (Indra Group), que identifica las principales brechas que aún frenan una experiencia financiera verdaderamente universal, segura y sin fricciones.
La apuesta en España por el uso de tarjetas se confirma también en los pagos presenciales donde, tal y como constata el estudio, el 92 % de la población bancarizada utiliza tarjetas de débito y el 75 % tarjetas de crédito. Cabe destacar que el 48 % de la población declara haber tenido dificultades para usar su medio de pago preferido, un porcentaje que, aunque alto, es una de las tasas más bajas del estudio.
El estudio “La digitalización y democratización de los pagos del consumidor”, que presenta la compañía, ha sido elaborado junto a AFI (Analistas Financieros Internacionales) y se basa en más de 5.200 encuestas realizadas en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay, España, Italia, Portugal y Reino Unido. La compañía constata que, si bien el uso de pagos digitales continúa creciendo, persisten obstáculos estructurales que impiden una experiencia verdaderamente universal, segura e interoperable para millones de personas.
“Cuando pese a los avances, aún persiste un tercio de la población que en algún momento no ha podido realizar sus transacciones de pago como querría, el problema no es de tecnología. Es de diseño. En Nuek creemos que la verdadera innovación en pagos no consiste en ofrecer más opciones, sino en ofrecer una experiencia que simplemente funcione, sin pensar, sin adaptarse, sin frenar”, afirma Javier Rey, director ejecutivo de Nuek.
Seguridad: identidad digital única, biometría
Según el estudio, el consumidor español evoluciona hacia pagos más rápidos, seguros y digitales. Y con ese objetivo, el 60 % de la población bancarizada en Europa, incluida España, ya muestra una predisposición favorable a utilizar una identidad digital única para pagar, identificarse y realizar operaciones financieras. A nivel general, el 70 % de los usuarios latinoamericanos y el 60 % de los europeos estaría dispuesto a utilizar una sola credencial para pagar, identificarse y realizar operaciones financieras o de acceso a servicios. Este cambio de paradigma anticipa una convergencia entre los mundos de la identidad, la autenticación y la transacción.
Esta tendencia se enmarca en el impulso de la billetera digital europea (EUDI Wallet), que busca consolidar una identidad digital interoperable y segura en toda la Unión Europea. Se espera que para 2030, el 80 % de los ciudadanos y empresas adopten esta solución. Desde el punto de vista empresarial, el 47 % de los responsables de negocio encuestados consideran que la identidad digital única es clave para una experiencia de pago sin fricciones si bien admiten la existencia aún de ciertos retos, como la interoperabilidad entre servicios y plataformas online; o la necesidad de una regulación clara y efectiva que permita su despliegue.
Otro de los grandes cambios que identifica el informe es el aumento de las passkeys o la consolidación de la biometría como estándar de autenticación. Un 63 % de los usuarios consultados en Europa y Latinoamérica con dispositivos inteligentes utiliza actualmente su huella o rostro para autorizar pagos. En América Latina, esta preferencia se asocia con la sensación de mayor seguridad. En Europa, pesa más la rapidez y comodidad del gesto.
Este cambio se produce en paralelo al avance de tecnologías como la tokenización, que reemplaza los datos reales de la tarjeta por un código único —el token— que se transmite durante la transacción.
Según el informe, una de cada tres transacciones de e-commerce en España ya está tokenizada, lo que ha permitido reducir el fraude hasta en un 60 % e incrementar la tasa de autorización en un 5 %. La seguridad deja de ser un obstáculo y se convierte en facilitador de experiencia.
Datos de pago en otros países y regiones
El informe confirma que el efectivo, aunque en retroceso, sigue siendo dominante en contextos donde no hay alternativas reales, como ocurre en Colombia o Ecuador, donde más del 60 % de los pagos presenciales se siguen realizando en cash. Además de en España, las tarjetas de débito se consolidan como principal medio de pago en mercados como Portugal, Chile y Uruguay, mientras que en México y Brasil compiten con las tarjetas de crédito. También crecen con fuerza los pagos desde cuenta, gracias a soluciones como Pix (Brasil), MBWay (Portugal) o Bizum (España). En Argentina, Colombia y Perú, las transferencias inmediatas comienzan a consolidarse como opción habitual.
El pago sin contacto, por su parte, se consolida como norma. Más del 60 % de los usuarios con dispositivos inteligentes lo utiliza habitualmente. Pero el fenómeno va más allá: el 70 % de los usuarios en países como Colombia, México o Perú desea extender este modelo a otras acciones, como confirmar una operación, enviar dinero o vincular una nueva tarjeta con un solo toque.
Esta nueva forma de relacionarse con el dinero no es solo más rápida. Es más intuitiva, más accesible y más alineada con los hábitos móviles y digitales de la mayoría. Lo que hasta hace poco era una innovación tecnológica, hoy se convierte en una expectativa básica del consumidor.
Cinco desafíos que la industria aún no ha resuelto
A pesar del avance, el informe plantea cinco fricciones estructurales que la industria aún debe resolver si quiere cumplir la promesa de una experiencia de pago verdaderamente universal, segura y sin fricciones.
Primero, el acceso sigue siendo desigual: tener medios de pago digitales no garantiza poder usarlos en todos los contextos.
Segundo, la seguridad aún se percibe como fricción: aunque tecnologías como la biometría y la tokenización ya mejoran la experiencia, muchos usuarios siguen enfrentando procesos lentos o poco intuitivos al pagar.
Tercero, falta integración: los sistemas de pagos no siempre funcionan igual entre países, bancos o plataformas, lo que obliga al usuario a adaptarse.
Cuarto, pagar es cada vez más una forma de identificarse, y eso requiere reglas claras y tecnología confiable.
Y quinto, la experiencia aún no es invisible: el objetivo ya no es solo pagar sin contacto, sino sin obstáculos, sin interrupciones, sin esfuerzo.