Tecnología de GMV para atrapar satélites antes de convertirse en basura espacial
- Agarrar, arrastrar, impulsar, desorbitar y quemar
- Evitar que satélites completos se conviertan en grandes escombros espaciales
GMV ha sabido responder a la confianza depositada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y ha hecho realidad una tecnología que es capaz de retirar del espacio satélites averiados o fuera de servicio y así evitar la multiplicación de basura espacial.
Es obra de un equipo de ingenieros de GMV, en colaboración con técnicos de la también compañía española AVS, a las órdenes de Fernando Gandía, jefe del departamento de Robótica y Autonomía Embarcada.
Bajo las directrices de la directora del segmento de vuelo de Ciencia y Exploración de GMV, Mariella Graziano, la tecnológica española ha concebido y fabricado un sencillo e ingenioso sistema para atrapar satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) y evitar que se conviertan en escombros que viajan sin control alrededor de la Tierra.
El sistema que han ideado y fabricado consta de dos dispositivos bautizados CAT y MICE, ‒ratón y gato en español‒, que aluden a la misión para la que han sido creados, semejante a la del gato que caza ratones. Por ello, el sistema también incorpora diminutas cámaras y minúsculos sensores de proximidad, a semejanza de la sensibilidad de los bigotes y la agudeza visual de los ojos de roedores y felinos.
Para cumplir la labor encomendada, la ESA ha determinado que MICE sea instalado en la parte inferior de los satélites Sentinel de segunda generación de la constelación europea Copernicus. Serán puestos en órbita a partir de finales de 2028 y estarán dedicados a diagnosticar el estado de la atmósfera, la superficie y los mares, así como aportar datos e imágenes para solventar riesgos de seguridad y situaciones de emergencias.
Agarrar, arrastrar, impulsar, desorbitar y quemar
Pero, una vez cumplida la misión que los llevó al espacio o en el caso de que sufran alguna anomalía que les deje fuera de servicio de forma prematura, la agencia europea quiere que sean desorbitados y destruidos con plenas garantías de seguridad antes de que cumplan cinco años de estar inoperativos.
Y ahí es donde entra el dispositivo CAT, el que cumple la labor de cazador. Se sustenta sobre seis brazos que mueven y posicionan una especie de garra con tres dedos. Su función es “atrapar con firmeza al satélite ya en desuso que se pretende eliminar, arrastrarlo e impulsarlo hacia la Tierra y provocar que arda por completo al penetrar en las capas altas de la atmósfera”, puntualiza Andrés Rodríguez Reina, responsable de Ingeniería Robótica Espacial en GMV.
La italiana Mariella Graziano, ingeniera aeroespacial por la prestigiosa Universidad La Sapienza de Roma y con 25 años de experiencia en GMV, ha desvelado que CAT “ya ha superado todos los ensayos en Tierra y sólo falta que sea probado a bordo de un satélite”. Recalca que el sistema de GMV “es más flexible, sencillo, seguro y económico que un brazo robótico”.
Graziano subraya que las previsiones son que CAT sea puesto en órbita “a finales de 2027 o principios de 2028, para cumplir una misión de demostración en vuelo por un coste aproximado de 50 millones de euros”. El satélite con CAT a bordo está diseñado para llevar a cabo su tarea un mínimo de tres veces y luego desintegrarse en la atmósfera. Pero Graziano confía en que pueda llegar a desorbitar “entre cinco y diez satélites”.
Lo que la ESA trata de lograr a través de MICE y CAT es preservar la sostenibilidad del ecosistema alrededor de la Tierra y contribuir a que sea posible desplegar constelaciones de cientos o incluso miles de nuevos satélites con el mínimo riesgo de colisiones posible. Los datos que obran en poder de GMV indican que alrededor de 11.500 satélites siguen en órbita y más de 9.000 siguen prestando servicio.
Evitar que satélites completos se conviertan en grandes escombros espaciales
El sistema de GMV para evitar que satélites completos fuera de servicio se conviertan en desechos que pululan de manera incontrolada alrededor de la Tierra discurre en paralelo con la llamada “Zero Debris Charter” o “Carta de Cero Desechos”, auspiciada por la ESA en colaboración con agencias, industrias, operadores e incluso compañías de seguros.
Es un acuerdo no vinculante que pretende acabar con la generación de nuevos restos de cohetes y satélites en el horizonte de 2030. Solicita a las compañías y agencias propietarias de satélites que los eliminen al final de su vida sin dejar residuos, tanto los emplazados en las órbita terrestres baja y media como los insertados en la órbita geoestacionaria, a 36.000 kilómetros.
El borrador de la “Zero Debris” fue difundido en la cumbre de ministros de la ESA celebrada en Sevilla a principios de noviembre de 2023. Hace breves fechas se han sumado a la iniciativa las agencias espaciales o sus equivalentes de Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Estonia, Lituania, Polonia, Portugal, Rumania, Suecia y el Reino Unido. Una segunda ronda de firmas es posible durante el Salón ILA de Berlín, que se celebrará en la capital de Alemania del 5 al 9 de junio.
La Agencia Espacial Española y el Ministerio de Ciencia están comprometidos con la sostenibilidad del espacio y la reducción de la basura estacionada en órbita. Pero en fuentes oficiales entienden que lo razonable es “esperar a que Bruselas sancione la Ley Europea del Espacio y así para evitar posibles disfunciones entre uno y otro documento”. El criterio español es compartido por otras agencias, por ejemplo, las de Francia (CNES) e Italia (ASI). Con las elecciones europeas programadas para el 9 de junio, la Ley no verá la luz hasta el último trimestre del año.
Según el coordinador del programa de Seguridad Espacial de la ESA, el francés Quentin Verspieren, la “Zero Debris Charter” es la expresión del “compromiso inquebrantable de Europa de convertirse en líder mundial en mitigación y eliminación de desechos espaciales”. La Carta, al igual que el sistema MICE/CAT de GMV y la futura Ley Europea del Espacio buscan fomentar la acción de la comunidad espacial mundial para que las actividades ultraterrestres sean sostenibles en todos los sentidos.