Venezuela se asocia con China para construir la primera base científica en la Luna
Venezuela es la primera nación del continente americano que se ha sumado al ambicioso megaproyecto liderado por China y Rusia de levantar en la próxima década una base permanente en las cercanías del Polo Sur de la Luna.
Su nombre oficial es Estación Internacional de Investigación Lunar o ILRS ‒acrónimo del inglés International Lunar Research Station‒ y es una iniciativa conjunta de la Agencia Espacial de la Federación de Rusia (Roscosmos) y la Administración Espacial Nacional de China (CNSA).
Sin embargo, la guerra de Ucrania centra la inmensa mayoría de las inversiones tecnológicas de Moscú, que ha dejado que Pekín lleve la batuta de la ILRS. Bajo el citado condicionante, la vicepresidenta y ministra de Ciencia y Tecnología de Venezuela, Gabriela Jiménez, y el administrador y máximo responsable de la CNSA, el profesor Zhang Kejian, sellaron el 17 de julio pasado por videoconferencia el acuerdo que formaliza la adhesión de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), creada en octubre de 2007 y en funcionamiento desde enero de 2008.
La institución china que por el momento asume la dirección de ILRS es el Laboratorio de Exploración del Espacio Profundo o DSEL, que también ha entablado conversaciones con las agencias espaciales de Malasia y Pakistán de cara a formalizar su participación.
El responsable del DSEL, Wu Yanhua, ha anticipado que tiene en proceso de creación una organización que se va a encargar “de gestionar, distribuir, coordinar y supervisar los trabajos de la base lunar robótica”. La pretensión chino-rusa es que la ILRS esté concluida en 2035. Sus planes son ensayar hasta 2030 las tecnologías de descenso y de retorno a la Tierra de muestras de rocas lunares. Y entre 2031 y 2035 desplegar sistemas de comunicaciones, de generación de energía eléctrica y de investigación.
La contribución de Nicolás Maduro
La principal aportación de la Agencia espacial venezolana que dirige Marglad Bencomo desde septiembre de 2019 son sus infraestructuras espaciales terrenas. El presidente Hugo Chávez adquirió a Pekín en noviembre de 2005 su primer satélite de comunicaciones ‒VeneSat-1, bautizado Simón Bolívar‒, que fue construido en China y lanzado también desde el país asiático el 29 de octubre diciembre de 2008.
El contrato incluía levantar en Venezuela dos instalaciones terrenas dotadas con grandes antenas parabólicas para el seguimiento y control del satélite. Una está situada en el centro del país, en la base aeroespacial capitán Manuel Ríos (estado de Guárico), a 200 kilómetros de Caracas.
La segunda, que hace las veces de estación de respaldo de la anterior, se encuentra en el llamado fuerte militar Manikuyá, en el estado Bolívar, a unos 515 kilómetros al sureste de la capital nacional. Lo previsible es que la CNSA haya acordado la construcción de nuevas y grandes antenas parabólicas para reforzar el seguimiento de sus futuras misiones lunares, marcianas y hacia otros planetas.
Con mayor peso e influencia política y económica que Moscú en la nación caribeña, las autoridades de Pekín llevan más de un año haciendo la corte al Ejecutivo de Caracas para lograr su entrada en el megaproyecto de construir la primera base científica en la Luna.
Una delegación oficial de altos responsables del sector espacial de Pekín aterrizó en Caracas a mediados de abril para renovar el contenido del acuerdo marco bilateral en materia de ciencia, tecnología e investigación, así como para ampliar una línea de becas para formar a ingenieros y técnicos venezolanos en universidades e instituciones espaciales chinas.
Las contrapartidas en las que confía Maduro
La comisión de autoridades espaciales chinas estaba encabezada por Xu Hongliang, el secretario general de la Administración Espacial Nacional China (CNSA), la agencia espacial del país asiático. Le acompañaban los presidentes de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC), Wu Yansheng; de la Academia China de Tecnología Espacial (CAST), Li Daming; y el de la Corporación Industrial Gran Muralla (CGWIC), Hu Zhongmin.
La CASC es el gran contratista estatal y principal del programa espacial de China; la CAST se dedica al diseño, desarrollo y fabricación de lanzadores, cápsulas espaciales y satélites de todo tipo, mientras que la CGWIC es la encargada de comercializar a escala mundial los productos y servicios de la CAST.
¿Cuál es la contrapartida que recibirá el Ejecutivo de Nicolás Maduro? Lo probable es que el Gobierno de Caracas esté ultimando la compra o ya haya contratado en secreto un segundo satélite gubernamental de comunicaciones, el VeneSat-2 Guaicaipuro, para prestar los servicios de telefonía, televisión e Internet que dejo de cumplir el VeneSat-1.
Fabricado por la CAST, el VeneSat-1 se perdió en marzo de 2020 debido a un fallo técnico en órbita, por lo que es urgente que el Venesat-2 vuele al espacio cuanto antes. Las negociaciones para una segunda plataforma de comunicaciones se remontan a la visita del presidente Maduro a China en septiembre 2018. No obstante, es posible que Venezuela haya ralentizado la compra y haya apostado por contratar los servicios de los satélites comerciales Apstar o ChinaSat de la empresa estatal China Satellite Communications.
La hoja de ruta de la ILRS fue presentada en sociedad el 16 de junio de 2021 en San Petersburgo (Rusia), durante la Conferencia de Exploración Espacial Global organizada por la Federación Internacional de Astronáutica. Allí se mostraron los objetivos científicos del proyecto, sus distintas fases y su calendario de lanzamientos.
El pistoletazo de salida hacia la ILRS lo dará la sonda espacial rusa Luna-25, cuyo despegue está programado para el próximo agosto en una fecha todavía no anunciada. De 1,8 toneladas, Luna-25 debe posarse sobre las inmediaciones del polo sur y reiniciar las varias misiones científicas que terminaron en fracaso. El Kremlin no ha conseguido posicionar sobre el satélite natural de la Tierra ningún artefacto desde que el 22 de agosto de 1976 lograse posar con éxito Luna-24, hace de eso nada menos que 47 años.