El jefe del Ejército: “Luchamos con el inconveniente de la fragmentación de la industria de sistemas terrestres”
El Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) desde octubre de 2021, el general Amador Enseñat, de 64 años, ha ofrecido en fechas recientes una panorámica de la situación general por la que atraviesa el componente terrestre de las Fuerzas Armadas españolas y, en relación con rearmarse con nuevas capacidades militares “made in Spain”, ha dejado patente que “luchamos con el inconveniente de la fragmentación de la industria de sistemas terrestres”.
- Trasladar la transformación digital hasta el campo de batalla
- Datos y cifras de un Ejército desplegado en diez escenarios
En su discurso de clausura de las III Jornadas de Defensa organizadas por El Debate, ha dejado sentado que la problemática del tejido industrial nacional “se intenta paliar con la integración, asociación, colaboración y coordinación” entre compañías. Ha reconocido que “tenemos un montón de empresas de sistemas terrestres compitiendo entre ellas por pequeños programas, pero sin capacidad para optar a otros de mayor entidad, bien sea en España, la UE” o en otras geografías.
El JEME se ha referido de manera genérica a los asuntos económicos. Ha reconocido “ser consciente que la industria española necesita mucha inversión pública y privada, a la vez que también requiere certidumbre” respecto a los programas militares y su evolución. Y ha expresado que “nadie de los que estamos aquí desconocemos que, durante muchísimos años, hemos tenido unos presupuestos de defensa muy bajos”, lo que ha tenido repercusiones “sobre la preparación, operatividad, el material y las infraestructuras”.
Los incrementos de los presupuestos de defensa de los últimos años han ayudado “pero no lo suficiente” y, a renglón seguido, ha hecho alusión a una frase de su tierra natal, Galicia, que de algún modo resume la realidad por la que ahora mismo atraviesan las Fuerzas Armadas: “Antes teníamos que comprar y no teníamos dinero, y ahora que tenemos dinero no tenemos qué comprar”.
A los directivos de la industria nacional de defensa les ha enviado el claro mensaje: “Tenemos problemas para adquirir”, porque “la demanda es muy importante, pero la oferta es muy escasa”. Ha rematado sus palabras con la afirmación de que “sólo hay una cosa peor que gestionar la escasez, que es gestionar la abundancia”, en alusión a que el compromiso de las Fuerzas Armadas es utilizar los recursos que los españoles ponen a su disposición “de la manera más rigurosa y eficiente”.
Trasladar la transformación digital hasta el campo de batalla
El general Enseñat ha querido recalcar las cinco prioridades que pretenden cubrir las inversiones en defensa, dentro del planeamiento militar dirigido por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el almirante Teodoro López Calderón. En primer lugar, “mantener las capacidades militares existentes”. Es decir, “que lo que tenemos, funcione”.
A lo que se aspira en segundo y tercer término es a “completar y modernizar las capacidades con las que ya se cuenta”. En cuarto lugar, el objetivo es “adquirir nuevas capacidades, bien para recuperar las que hemos perdido ‒como los sistemas lanzacohetes, ha puntualizado‒ o para adquirir las nuevas capacidades que la revolución tecnológica pone a nuestra disposición”. La quinta prioridad no es otra que “disponer en cantidad y calidad del personal necesario para cumplir nuestras misiones”.
En el plano organizativo de cara a los próximos diez años, el JEME ha reiterado que su horizonte está en la iniciativa conocida como “Ejército 2035”, que se sustenta sobre cuatro pilares. El primero es la Fuerza 2035, “organizada y adiestrada para el cumplimiento de las misiones más exigentes, con personal altamente motivado y preparado y con materiales tecnológicamente avanzados”.
El segundo es remodelar y constituir un apoyo de combate y logístico “que esté a la altura del proyecto Fuerza 2035”. Su elemento clave es la base logística del Ejército de Córdoba, “que se construye con criterios basados en la logística predictiva sustentada mediante tecnologías emergentes y disruptivas”. La tercera meta busca materializar la transformación digital de toda la organización, con la responsabilidad de proyectarla incluso “hasta el campo de batalla”.
Fuerza 2035 es un proyecto cuyo alcance y ambición se ha elevado en los últimos años. Antes prácticamente abarcaba hasta el nivel Brigada, pero se ha extendido “a todo el Ejército”. En su configuración final juega un papel principal el incremento de las capacidades de combate, apoyo y logístico “que hemos recibido o esperamos recibir gracias al aumento de los presupuestos de defensa (…) para poder “operar en un entorno conjunto, combinado, integrado y multidominio”.
El JEME ha recordado que la misión del Ejército es “generar, equipar, preparar y sostener los contingentes terrestres para ponerlos a disposición de la estructura operativa bajo mando del JEMAD”, que es quien dirige las operaciones militares. Los instrumentos humanos que obran en manos del general Enseñat son “el personal, que es lo más importante”. “Tenemos 73.667 hombres y mujeres en activo de los que, aproximadamente, el 10 por ciento ‒alrededor de 7.350‒ están en organismo ajenos”, como el Estado Mayor de la Defensa, la Guardia Real, el Ministerio de Defensa o la UME.
Datos y cifras de un Ejército desplegado en diez escenarios
Ha puesto de relieve que los efectivos del Ejército están desplegados en misiones de la OTAN en Eslovaquia, Irak, Letonia y Turquía. En operaciones de la Unión Europea en Bosnia-Herzegovina, Mozambique, la República Centro Africana y Somalia, y también en el Líbano y en Colombia bajo bandera de Naciones Unidas, todo lo cual totaliza diez escenarios muy distintos.
A lo anterior cabe añadir las actividades de seguridad cooperativa que Ejército desarrolla en Benín, Cabo Verde, Mauritania, Senegal y Túnez. En total, son “aproximadamente, una media de 2.500 militares” fuera del territorio nacional, ha precisado, lo que representa “alrededor de dos tercios del total de los efectivos de las Fuerzas Armadas españolas en misiones en el exterior”.
In terms of statistics, the JEME has announced that the Army's arsenal of weapons systems and mobile platforms amounts to no less than ‘12,594 wheeled vehicles, 1,673 tracked vehicles and 1,125 wheeled combat vehicles’, bringing the total number of motorised land vehicles to ‘around 15,500. To this must be added 223 pieces of field artillery, 210 surface-to-air missile launchers and 108 helicopters’.
With regard to infrastructure, it specified that it is responsible for ’664 properties, of which 450 are permanently inhabited’. Of these, 340 are bases, barracks or establishments, 69 are training grounds, 14 are educational centres and a dozen are ammunition depots, all of which ‘constitute an asset that facilitates recruitment, maintains our territorial presence and allows us to quickly support the civil authorities in alleviating emergencies and the ravages of disasters’.
The ‘four cardinal points’ that guide the Army's actions, summarised by the JEME, are innovation and openness to change; tradition, to be proud of the achievements of those who came before us in the line of duty; values, which are a requirement for military personnel; and, of course, knowledge. He emphasised that the Army's motto is ‘the strength of values’ and that ‘those of us who have committed our blood cannot skimp on sweat’.
General Enseñat recalled that he is working with a view to promoting an Army that is a ‘modern, integrated, balanced and sustainable instrument of deterrence and defence’, while also being ‘decisive, effective, available, close to society and committed’ to constitutional values, and with the capacity ‘to prevent and mitigate possible risks or threats’ to the security, freedom, rights and well-being of the Spanish people.