Haboub Cherkaoui habla del peligro que suponen para la seguridad de su país grupos en continuo movimiento como Daesh

Marruecos muestra su preocupación por la amenaza de los grupos extremistas del Sahel

AFP/FADEL SENNA - Miembros de las brigadas centrales de intervención marroquíes (BCI)

La amenaza terrorista en la región del Sahel supone una de las mayores preocupaciones para gran parte del continente africano. Desde Marruecos, el jefe de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales, Haboub Cherkaoui, afirma que la reciente inactividad en territorios como el alauí no quiere decir que haya desaparecido un peligro que, dice, representa la mayor amenaza militar para Marruecos. Además, afirma que la posición de su país “lo convierte en un objetivo para los grupos del Sahel”, gracias a su buena situación geopolítica. 

Desde que en el año 2015 se creara la Oficina Central de Investigaciones Judiciales, se han desmantelado decenas de células militantes, arrestando algo más de 1.000 presuntos yihadistas. Además, han llevado a cabo una campaña de lucha contra el mensaje radical sobre la fe, inculcado por las organizaciones terroristas y contra el que la oficina dirigida por Cherkaoui ha fomentado una visión moderada a través de cursos de formación locales y regionales para los imanes. 

Esta situación es la que cree debe suponer un mayor quebradero de cabeza, no sólo para Marruecos, sino para toda la comunidad internacional. Asegura que existen numerosos grupos que están llevando a cabo una importante campaña para atraer cada vez más jóvenes a sus filas, a lo que añadió que “la amenaza terrorista persiste mientras haya grupos que recluten y capaciten a sus seguidores en línea, incluido el Estado Islámico del Gran Sáhara (ISGS, por sus siglas en inglés)”. Las últimas cifras hacen saltar las armas en el país liderado por el rey Mohamed VI. La creciente presencia de Daesh en Siria e Irak en la última década ha provocado un aumento de la actividad extremista que, a pesar de su derrota, persiste en la región. 

Haboub Cherkaoui destacó en una entrevista concedida a la agencia de noticias Reuters que el autodenominado Estado Islámico continúa teniendo actividad. Lo que ha hecho, dice, es moverse por el territorio buscando las debilidades de los países del Sahel. Juntarse con otros grupos extremistas para aprovechar las porosas fronteras y las redes de tráfico se ha convertido en objetivo prioritario de estas organizaciones. De hecho, tanto Mali como Níger han sufrido una continua batalla contra extremistas, que al mismo tiempo han utilizado la guerra civil de Libia para crear un espacio de actuación para los grupos yihadistas. 

AFP/FADEL SENNA  -   Un miembro del servicio de seguridad antiterrorista de Marruecos ante la sede del Buró Central de Investigaciones Judiciales, en una foto de archivo.

Ya a finales de febrero, el primer ministro marroquí, Saad Eddine El Othmani, participó en una cumbre de seguridad del Sahel en Yamena. En ella ofreció su ayuda para combatir de forma activa la amenaza yihadista, abogando incluso por el entrenamiento de tropas. Uno de los aspectos que también preocupa en el seno del Gobierno de Marruecos es la entrada de algunos ciudadanos de su país en la organización terrorista, y que sean esos los que se hayan trasladado desde Oriente Medio hasta posiciones más cercanas a la frontera alauí. 

Según los datos aportados por el jefe de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales, 1.645 marroquíes se unieron a grupos yihadistas en Siria e Irak, incluidos 745 que murieron en ataques suicidas o en batalla. La gran mayoría de los 1.645 lucharon por Daesh. De los 407 que lograron sobrevivir, 270 han regresado a Marruecos y 137 fueron procesados – la ley marroquí castiga hasta con 10 años a aquellos que se unen a grupos extremistas en el extranjero –. También añadió que hasta 288 mujeres y 391 menores de edad también fueron trasladados a las zonas de conflicto. 

Desde Marruecos esperan poder contar con la ayuda europea y norteamericana para combatir la amenaza terrorista. La ayuda que prestaron mediante su servicio de inteligencia fue clave y contribuyó a arrestar numerosos yihadistas y frustrar ataques en Francia, Bélgica, Italia, España, Alemania y, recientemente, Estados Unidos. Ahora esperan que esos mismos países les ayuden a lidiar con la amenaza extremista ya que, dijo Cherkaoui: “Nuestro éxito depende del intercambio continuo de inteligencia con nuestros socios”. 

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