La polémica visión de Al-Jazeera sobre Nawal El Saadawi

Desde su ceración en 1996, Al-Jazeera se ha impuesto progresivamente como la matriz de los medios de comunicación de Oriente Medio, y sus métodos y estilo son considerados como estándares por sus competidores. El problema es que el contenido del sitio en inglés de Al-Jazeera difiere, a veces radicalmente, del de la versión en árabe. Un ejemplo ha sido el tratamiento que ha dado la cadena a la muerte de la escritora, militante feminista y doctora egipcia Nawal El Saadawi, figura destacada de la emancipación femenina en el mundo árabe, tras su fallecimiento el 21 de marzo.
Las cuentas de Twitter de Al-Jazeera en árabe y en inglés cuentan dos historias muy diferentes sobre el fallecimiento de la pionera egipcia de los derechos de la mujer Nawal El Saadawi.
"Atacó a las religiones, exigió la legalización de la prostitución y cuestionó el Corán. La muerte se lleva a la polémica novelista Nawal El Saadawi tras 90 años de ideas contrarias a la cultura de la sociedad", rezaba un tuit de la cuenta de Al-Jazeera Arabic, que incluía un polémico vídeo sobre la figura de la escritora egipcia.
Desde el lanzamiento de su canal en inglés en 2006, la emisora ha sido criticada por ofrecer dos narrativas muy diferentes, y a menudo contradictorias, en comparación con su canal hermano en árabe, que se lanzó en 1996. La mayoría de las veces, Al-Jazeera English ignora lo que se emite en el canal árabe y en la edición digital.
"Al-Jazeera tiene dos caras, y quizás más, esto es evidente en el caso de Nawal El Saadawi cuando la describe en su versión inglesa dirigiéndose a Occidente y al mundo como una luchadora por los derechos de las mujeres y el feminismo, cantando sus alabanzas y ensalzándola. En su versión árabe, que representa la plataforma ideológica de muchos grupos que apelan al extremismo, la intolerancia y el odio, Nawal El Saadawi era una tergiversadora, una traidora que ataca a las religiones", declaró a Arab News Hani Naseira, periodista egipcio y experto en medios de comunicación y extremismo.
Al-Jazeera English se distingue de su homólogo árabe en varios aspectos. Mientras que el sitio web en árabe refleja los intereses regionales de Qatar, el sitio en inglés tiene una mayor inclinación internacionalista en sus reportajes. Al-Jazeera inglés informa sobre muchos temas que están en gran medida ausentes en el sitio árabe.
Al-Jazeera árabe, en cambio, tiene mucha menos libertad para informar sobre los acontecimientos regionales -incluido Qatar- que el sitio en inglés. En árabe se pueden encontrar muy pocas críticas a el clima regional y los acuerdos políticos. A menudo también atenúan otros aspectos de la cobertura en árabe de Al-Jazeera, lo que se traduce en una información insuficiente sobre algunos acontecimientos.
Nacido en un contexto nacional y regional particular, el canal qatarí ha ampliado constantemente los límites del debate público en la región, obligando así al resto de la industria panárabe a seguir su ejemplo en cuanto a la liberación del discurso mediático. Al-Jazeera parece haber asumido la ambigua misión de convertirse en un catalizador de la reforma política en el mundo árabe.

Inicialmente aclamado como tal tras las revueltas populares de 2011, el canal es hoy criticado por la apenas disimulada politización de su línea editorial, y acusado de ser en realidad sólo un vehículo para las ambiciones geopolíticas de Qatar.
Esta relación ambivalente entre Al-Jazeera y su audiencia pone de manifiesto las profundas contradicciones que estructuran el canal qatarí- y la industria mediática árabe en general-, desgarrada entre las promesas de democratización y la protección estratégica de los intereses políticos.
Sin duda, Al-Jazeera en inglés cuya línea editorial es menos exaltada en la defensa de las causas árabes que su hermana mayor, desde sus orígenes hace 20 años ha sido la voz del pueblo árabe. Antes de Al-Jazeera, el mundo árabe no estaba representado en los medios audiovisuales ni en el periodismo internacional.
Esta visión, tiene lugar en un momento particularmente polémico, ya que la cadena, ampliamente seguida en el mundo árabe, está dotando a su línea editorial de una orientación cada vez más islamista en la cobertura de la actualidad en Oriente Medio.
Respecto al reto para la cadena, que ha construido su credibilidad sobre su independencia política, el cambio debería haber sido imperceptible. Pero la pérdida de neutralidad, demasiado evidente, parece haber comprometido irremediablemente el nombre de Al-Jazeera a los ojos de la audiencia del mundo árabe.