El presidente sirio, Bachar al-Asad, recibe en Damasco al ministro de Exteriores iraní para fortalecer sus vínculos con Teherán y encarar de forma conjunta el régimen de sanciones

Siria e Irán refuerzan su cooperación económica para contrarrestar “las sanciones opresivas impuestas por los enemigos”

AFP PHOTO / HO / SANA - El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian (izquierda), hablando con el presidente sirio, Bashar al-Assad, en la capital, Damasco, el 29 de agosto de 2021

La reactiva sociedad conformada por Irán y Siria, asentada desde la guerra del Líbano de 2006 como el Eje de la Resistencia, fortalece sus vínculos en mitad del asedio económico impuesto por Estados Unidos y respaldado por la comunidad internacional a golpe de sanciones. Los estragos materiales que atraviesan ambos países, significativamente agravados por la crisis de la COVID-19, han empujado a sus líderes a sumar fuerzas para revertir un escenario adverso que lamina a pasos agigantados sus posiciones de poder.

El presidente de Siria, Bachar al-Asad, recibió el domingo a la delegación del recién estrenado ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amirabdollahian, en el Palacio Presidencial. El canciller persa se deshizo en elogios hacia el líder sirio, destacando incluso la “exitosa celebración” de las elecciones presidenciales de mayo en las que venció con más del 95% de los votos. Los términos de la conversación abarcaron “temas de interés mutuo” como son la cooperación política y militar, y la configuración del nuevo orden regional. Al-Asad agradeció a sus interlocutores el renovado apoyo de Teherán.

El ministro de Exteriores sirio, Faisal Mekdad, también estuvo presente durante el diálogo con al-Asad. Horas antes, de hecho, el canciller persa había sido recibido por su homólogo en el aeropuerto de Damasco. Inmediatamente después de la recepción, el titular de Exteriores iraní mantuvo una reunión preliminar y en solitario con Mekdad, en la que trataron los últimos acontecimientos acaecidos en la región a raíz de la crisis en Afganistán y los lazos de colaboración en materia económica, el tema más relevante de la cita.

“Irán y Siria están elaborando un plan para el desarrollo activo de la cooperación económica y comercial para contrarrestar las sanciones opresivas impuestas por los enemigos”, reveló Amirabdollahian después de la cumbre, haciendo referencia a los acuerdos alcanzados por ambos países en enero de 2019. Entonces, el primer ministro sirio, Imad Khamis, y el vicepresidente iraní, Eshaq Yahanguirí, segundo de a bordo de Hasán Rohani, estamparon sus rúbricas en un documento de 11 puntos que sellaba su colaboración estratégica en diversos sectores económicos. Una colaboración invocada “a largo plazo” con una serie de plazos aún por cumplir.

Irán ha inyectado en la última década un total de 5.600 millones de dólares al régimen de al-Asad, según The Syria Report. El montante ha ido destinado principalmente a los sectores petrolero y eléctrico con el objetivo de extender sus tentáculos sobre la economía siria. Una carrera de fondo en la que ha competido con Rusia y de la que el dictador sirio se ha visto enormemente favorecido. Al mismo tiempo, Damasco y Teherán habrían tratado de tejer conexiones con otros países que afrontan también un régimen de sanciones, como Venezuela, para impulsar una economía paralela capaz de sostenerse en este marco de debilidad.

La visita del nuevo ministro persa constituye toda una declaración de intenciones del nuevo Ejecutivo iraní liderado por Ebrahim Raisí. El presidente electo y antiguo jefe de la judicatura, que tomó posesión el pasado 5 de agosto, trata de amarrar a uno de sus socios regionales a medida que se estancan las negociaciones para la reactivación del pacto nuclear. El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) pende de un hilo y Teherán trata de fortalecer su posición en un momento delicado para Estados Unidos tras su abrupta retirada de Afganistán. 

La estabilidad del régimen de al-Asad depende en gran medida del respaldo iraní, iniciado durante el estallido de la guerra civil siria. Teherán nutrió de fondos, efectivos y armamento a las fuerzas del Gobierno sirio con el objetivo de aplacar a los insurgentes y mantener un statu quo favorable. Todo ello con la participación de Moscú. El ministro Amirabdollahian se pronunció en este sentido, describiendo a Siria como una “tierra de resistencia”. El canciller persa subrayó, además, el trabajo conjunto sobre el terreno y las victorias conjuntas logradas. Una acción que trajo consigo el rechazo frontal de la comunidad internacional y provocó el inicio de las sanciones contra el régimen sirio tras la atroz represión ejercida contra la población civil.

Teherán sorteó las restricciones después de suspender su programa nuclear con motivo de la firma del JCPOA durante la Administración Obama, sin embargo, el paquete de sanciones contra la República Islámica se reanudó y engrosó tras la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018 bajo el mandato de Donald Trump. Esta decisión provocó el restablecimiento de las labores de enriquecimiento de uranio y el reinicio de los objetivos nucleares persas. En cualquier caso, las sanciones han herido de gravedad a Irán, un país en crisis que vivió a mediados de julio la última oleada de protestas contra el régimen.

La visita del ministro de Asuntos Exteriores persa se produjo un día después de la cumbre internacional en Bagdad a la que asistieron los representantes de Egipto, Jordania, Qatar, Francia, Irán, Arabia Saudí, Emiratos, Kuwait, Turquía e Irak para discutir los últimos movimientos de las placas tectónicas que sostienen Oriente Medio. Las agencias de noticias sirias e iraníes coinciden en que el ministro Amirabdollahian trasladó al presidente al-Asad, sin representación en la cita, los términos de la conversación. Los lazos se fortalecen.