Las perspectivas de paz entre Arabia Saudí e Israel trazan un nuevo Oriente Medio
Arabia Saudí da pasos discretos en favor del entendimiento, Israel tiende la mano al Reino y EE. UU. trata de impulsar la normalización.
Oriente Medio podría estar a punto de presenciar uno de los acontecimientos más relevantes de los últimos años. Desde hace varios meses, un importante número de altos cargos estadounidenses viajan a Arabia Saudí con un objetivo: lograr que el Reino e Israel alcancen un acuerdo de paz. Aunque en los comunicados oficiales de la Casa Blanca o el Departamento de Estado hacen referencia a la estabilidad de la región o a los avances en la guerra en Yemen cuando informan sobre las reuniones entre estadounidenses o saudíes, la normalización entre ambos países es una cuestión clave dentro de los encuentros.
De la misma manera, cargos importantes israelíes visitan Washington para analizar la situación con sus socios americanos, como ha sido el caso del reciente viaje del director del Mossad, David Barnea, quien abordó los pasos que está dando la Administración de Joe Biden hacia la normalización con altos funcionarios de la Casa Blanca y de la CIA, según señalaron fuentes estadounidenses a Axios.
De esta forma, Arabia Saudí podría convertirse en el siguiente país árabe en establecer relaciones con Israel, siguiendo la estela de otros como Marruecos, Emiratos Árabes Unidos o Bahrein, quienes firmaron la paz con Jerusalén en el marco de los Acuerdos de Abraham.
No obstante, la dimensión y repercusión que tendría la normalización entre Arabia Saudí e Israel sería superior debido a la importancia del Reino en el mundo árabe-musulmán. El rey saudí Salman bin Abdulaziz es considerado considerado el Guardián de los Santos Lugares por millones de musulmanes del mundo, mientras que la nación -que alberga las ciudades más sagradas del Islam: Meca y Medina- se presenta como la mayor potencia árabe y musulmana.
Es por ello que, si un Reino con tanto peso y simbología para el islam reconoce y establece lazos con Israel, podría cambiar la perspectiva de miles de musulmanes y árabes respecto al Estado judío. “La paz israelo-saudí es un hito importante que enviaría un mensaje muy claro a todo el mundo árabe y musulmán de que Israel forma parte de Oriente Medio y está aquí para quedarse”, explica la periodista israelí Emily Schrader.
Sin duda, la posición de Israel en la región se vería reforzada con un acuerdo de paz con el Reino. Tal y como señala Frida Ghitis, columnista en medios como la CNN o The Washington Post, la normalización diplomática para Israel “supondría un gran paso hacia la realización de un sueño que ha tenido desde su fundación, la perspectiva de vivir en paz con sus vecinos”. Aunque también sería beneficioso para Arabia Saudí, ya que, de acuerdo con Ghitis, “el Reino se encontraría en una posición mucho más fuerte, sobre todo frente a su rival de siempre, Irán”.
Desde que se firmase el denominado ‘Acuerdo del Siglo’, la normalización entre Israel y Arabia Saudí se ha convertido en el siguiente paso y el nuevo objetivo de la Administración Biden. No obstante, previamente a los Acuerdos de Abraham, la paz israelí-saudí ya se comenzó a construir hace años gracias a reuniones secretas para abordar la seguridad en la región y, sobre todo, las amenazas que representa Irán. Incluso se llegó a especular sobre un posible encuentro en 2020 entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el principie heredero saudí, Mohamed bin Salman, aunque altos cargos diplomáticos saudíes lo han negado.
La República Islámica ha tenido un papel clave en el acercamiento entre Arabia Saudí e Israel. Ambos países miran con recelo la fuerte influencia de Teherán en la región, sobre todo, en la llamada ‘Media Luna Chiita’. De hecho, el propio Mohamed bin Salman, ha reconocido que Israel no es un enemigo, sino “un potencial aliado” en diferentes aspectos. Igualmente, Israel se ha presentado como un socio para el Reino, destacando que Irán es el enemigo común.
En este sentido, Teherán ya se ha pronunciando respecto a la posible normalización entre ambas naciones, señalando que un acuerdo de paz entre Riad y Jerusalén “dañaría la paz y la estabilidad regional”. Hace tan solo unos meses, Irán y Arabia Saudí restablecieron lazos después de años de disputas gracias a la mediación de China. No obstante, según apunta Schrader “la paz entre ambos no ha ido tan bien como quieren hacer creer a la opinión pública”.
Sobre la reacción iraní a la posible normalización, la periodista israelí subraya que “lo que más teme el régimen iraní es la paz israelo-árabe”. Es obvio que en Teherán no celebrarán un acuerdo de paz entre Riad y Jerusalén, ya que esta normalización dejaría al régimen “cada vez más aislado en su posición frente a Israel”, tal y como señala Ghitis.
Pequeños avances, gran repercusión
Los lazos entre Riad y Jerusalén se han estrechado notablemente tras los Acuerdos de Abraham, tratado que, a diferencia de otros países, no fue criticado por el Reino. Es más, altos cargos saudíes, como el ministro de Asuntos Exteriores, el príncipe Faisal bin Salman, han admitido beneficios tras la firma de los acuerdos. De la misma forma, Bandar bin Sultan al-Saud, antiguo jefe de la inteligencia del Reino y exembajador saudí en Washington, llegó a criticar a los líderes palestinos por su obstaculizar las negociaciones entre israelíes y árabes y por su rechazo a los Acuerdos de Abraham.
El verano pasado, las relaciones entre el Reino e Israel experimentaron un nuevo avance después de que Riad anunciase la apertura de su espacio aéreo a todas las aerolíneas civiles, incluidas las israelíes. El presidente Biden celebró esta decisión y la calificó como “un impulso hacia una mayor integración de Israel en la región”. Tras Arabia Saudí, Omán también decidió abrir su espacio aéreo a las aerolíneas israelíes el pasado mes de febrero, un movimiento que el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Eli Cohen, definió como “una decisión histórica”.
Desde el Gobierno israelí han tratado de llegar a un acuerdo con Riad para establecer vuelos directos desde Tel Aviv al Reino con el objetivo de facilitar la peregrinación a la Meca -una obligación de todos los musulmanes- a todos los árabes israelíes. “Espero que esto suceda en marzo del próximo año”, declaró recientemente Cohen, según recoge el medio KAN. El jefe de la diplomacia israelí recordó que los musulmanes representan el 20% de la población del país y que, actualmente, para viajar a las ciudades santas de Arabia Saudí deben tomar una ruta por Jordania, lo que “cuadruplica los costes”.
Ambos países también se han asociado recientemente en materia energética. A pesar de no mantener relaciones diplomáticas, la empresa israelí SolarEdge Technologies Inc. ha acordado con la compañía saudí Ajlan & Bros Holding desplegar energía renovable en el estado del Golfo, tal y como informó Bloomberg a principios de esta semana.
La energía puede ser uno de los puntos fuertes de asociación entre ambos países, así como otras industrias innovadoras y tecnológicas. “La destreza tecnológica de Israel combinada con el capital saudí beneficiaría a ambos países”, destaca el analista Niranjan Marjani. Marjani también considera que una normalización “podría conducir a una mayor diversificación de las relaciones internacionales de Arabia Saudí y brindar mayores beneficios económicos al Reino”.
Por otro lado, Riad ha avanzado en la paz con Israel mediante el ámbito educativo. La educación es una herramienta clave para transformar la sociedad y construir puentes con otras culturas y pueblos. Conscientes de ello, las autoridades saudíes han decidido eliminar referencias antisemitas y antisionistas de los libros de texto de los centros educativos. Por ejemplo, se han eliminado frases como “enemigo sionista” u “ocupación israelí”.
De acuerdo con un estudio de IMPACT, los cambios realizados este año en el plan de estudios saudí, en relación con los últimos cinco años, son positivos respecto al contenido antiisraelí y antisemita. Por otra parte, también se ha avanzado en temas de género y se han añadido contenidos contra el grupo libanés Hezbolá, los hutíes de Yemen -respaldados por Irán- y el movimiento de los Hermanos Musulmanes.
No obstante, tal y como recuerda Ynet, los libros de texto todavía no reconocen a Israel y no enseñan sobre el Holocausto. Igualmente, los mapas ignoran por completo la existencia de Israel y no mencionan su nombre, el sionismo todavía se describe como un movimiento colonial y racista europeo, y todavía hay lugares donde se describe como la "entidad sionista”.
Aun así, los cambios impulsados por el príncipe heredero saudí alientan las esperanzas de paz y tolerancia en Oriente Medio y promueven la integración de Israel en la región. “Los cambios que está haciendo Bin Salman son extremadamente valientes, sin precedentes y son una señal de lo que vendrá”, indica Eric Agassi, vicepresidente de IMPACT, en declaraciones recogidas por Ynet.
El papel de EE. UU. y las consecuencias para los palestinos
Mientras Arabia Saudí da pasos discretos en favor del entendimiento e Israel tiende la mano al Reino, Estados Unidos trata de alcanzar esta ansiada normalización que sería un gran logro para la política exterior de Washington en Oriente Medio; y más en la actualidad, con China mostrando un interés cada vez mayor en la región.
La Administración Biden ha revelado que la paz entre Riad y Jerusalén es un interés de seguridad nacional, por lo que se ha barajado la posibilidad de que Washington respalde el posible programa nuclear civil que aspira a desarrollar Riad a cambio de restablecer relaciones con Israel.
Esta normalización entre Israel y Arabia Saudí es tan importante para Estados Unidos porque le permitiría recuperar su posición en Oriente Medio. Igualmente, este hito supondría un gran logro en política exterior antes de las elecciones del próximo año. “Un acuerdo con Arabia Saudí situaría al Reino en el bando de Washington, en un momento en el que se ha acercado a China. En la competición global entre China y Occidente, sería una victoria para Occidente”, explica Ghitis.
Sin embargo, tal y como recuerda Osama Al Sharif, columnista en Arab News, “Biden fue agresivo con Arabia Saudí antes y después de su elección. Los saudíes no olvidaron ni perdonaron. Así que se están haciendo los duros”. “Además, los nuevos dirigentes saudíes están cambiando su forma de relacionarse con Estados Unidos. Se están reafirmando como potencia regional con sus propias prioridades en política exterior, de ahí su posición respecto a Rusia y sus vínculos más estrechos con China”, añade.
A pesar de los avances y la buena sintonía, la postura oficial de Arabia Saudí -transmitida por el ministro de Exteriores- continúa siendo clara: “la normalización solo puede tener éxito si se aborda antes el problema palestino”. Muchos analistas consideran que, para avanzar en la cuestión palestina es necesario antes una normalización entre el Reino e Israel, algo que muchos consideran un impulso para paz entre israelíes y palestinos.
“Creo absolutamente que el conflicto palestino-israelí se beneficiará de la paz con Arabia Saudí porque allana el camino para que los líderes palestinos reconozcan la realidad de que Israel no se va a ir a ninguna parte y que, cuanto más intentan promover una visión extremista de "borrar a Israel del mapa”, más perjudican a los palestinos y a al futuro Estado palestino”, explica Schrader.
Por su parte, Ghitis considera el conflicto palestino-israelí se encuentra estancado por muchas razones, y estas no van a desaparecer si se firma un acuerdo de paz entre Arabia Saudí e Israel. “Los palestinos están profundamente divididos. Hamás, que controla Gaza, no está dispuesta a reconocer el derecho de Israel a existir. La Autoridad Palestina está plagada de corrupción y disfunciones”, menciona la columnista, quien también recuerda que muchos palestinos se han sentido profundamente decepcionados al ver cómo los países árabes, uno tras otro, establecían relaciones diplomáticas con Israel.
Optimismo pese a los desafíos
A pesar de los avances y los pasos positivos tomados por ambas partes, la situación sigue siendo incierta en lo que respecta a la normalización. En los últimos meses se han vivido varias espirales de violencia entre israelíes y palestinos que han dejado decenas de muertos y heridos. Asimismo, mientras la tensión aumenta en Cisjordania, la actual coalición que lidera Israel no es la idónea para alcanzar un acuerdo de paz con Arabia Saudí. “El Gobierno de extrema derecha de Israel es tan controvertido e impopular que no es fácil que los saudíes se comprometan en este momento”, indica Al Sharif.
Riad quiere compromisos claros que beneficien a los palestinos. Tal y como señala The Jerusalem Post, la promesa que hizo Jerusalén de no anexar asentamientos durante los próximos años para establecer relaciones con Emiratos Árabes Unidos no es suficiente para los saudíes. Y, aunque Netanyahu trate de desviar la cuestión palestina de la normalización, centrándose en la cooperación tecnológica, militar y en crear una alianza contra Irán, para el Reino saudí los beneficios de los palestinos son clave.
Por este motivo y con el objetivo de facilitar una normalización con Riad, se ha hablado de posibles concesiones a los palestinos por parte de Israel, aunque miembros del Partido Sionismo Religioso -integrante de la coalición del Gobierno- ya han anunciado que no aceptarán dichas concesiones. “Este es el consenso de toda la derecha”, señaló la ministra Orit Struck, según recoge KAN. Igualmente, el asesor israelí de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, ha destacado que Israel “no concederá nada que erosione su seguridad”.
Además de avances en la cuestión palestina -como frenar los planes de construcción de asentamientos en Cisjordania-, Riad espera conseguir de Estados Unidos una alianza de defensa al nivel de la OTAN y el respaldo para un programa nuclear civil a cambio de la normalización diplomática con Israel.
A pesar de las declaraciones de algunos miembros del Gobierno israelí respecto a las concesiones a los palestinos, otros integrantes del gabinete, como el ministro de Exteriores, se han mostrado optimistas acerca del proceso. De la misma forma, el propio Netanyahu ha destacado que su país podría unirse con Arabia Saudí a través de un ferrocarril durante la presentación de un plan ferroviario que conectaría la ciudad de Kiryat Shmona, en el norte de Israel, con Eilat, ubicada en el mar Rojo. Según el primer ministro, la ruta “podrá vincular a Israel con Arabia Saudí y la península Arábiga en el futuro”. "También estamos trabajando en eso”, añadió.
La posible normalización entre Israel y Arabia Saudí abre un nuevo horizonte en un Oriente Medio en constante cambio. Teniendo en cuenta los Acuerdos de Abraham y su repercusión, la paz entre Riad y Jerusalén podría arrojar grandes beneficios, tanto para ambos países como para la región en conjunto.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.