“La Bene” cumple 65 años de solidaridad española en Marruecos
Se reúnen todos los lunes para comer y recordar lo que fue la ciudad de su infancia: Casablanca. Se oye hablar español y francés y también dariya, el dialecto árabe marroquí. Hoy hay paella. Teresa Pol Riera es una las 20 personas que acuden habitualmente a la cita semanal que convoca “La Bene” en su sede del centro de Casablanca, en el barrio de Gauthier.
Teresa está muy agradecida a La Sociedad Española de Beneficencia de Casablanca (La Bene, como la conoce todo el mundo) por su labor de ayuda a españoles residentes en Marruecos en situación de necesidad. Nació en Barcelona y llegó a Marruecos en la década de los sesenta. Ha vivido en varias ciudades del país porque su marido trabajaba en presas como buceador especializado y también en distintos puertos marroquíes reparando barcos bajo el agua. No es que Teresa tenga una necesidad específica, y está bien de salud, pero las reuniones en “La Bene” animan su vida social entre españoles.
“Con estos almuerzos semanales sales de la rutina y hablamos de todo: de España y de Marruecos”, comenta. Teresa explica que hay personas muy mayores que ya no se pueden mover fácilmente para quedar con amigos en la ciudad y por ello estas reuniones son como agua caída del cielo. “Te reúnes con gente con la que tienes mucho en común por haber vivido tantos años en Casablanca y hacemos muchas actividades, leemos libros y a veces cosemos, que se me da muy bien”, añade.
Teresa tiene a sus tres hijos, seis nietos y tres bisnietos repartidos entre Casablanca, Rabat y la ciudad francesa de Montpellier. “Para mí Casablanca es un buen sitio para estar cerca de mi familia: Rabat está a una hora de distancia en coche y de vez en cuando me desplazo en avión a Montpellier y Barcelona”.
Muchos de los que acuden a “La Bene” nacieron en la primera mitad del siglo XX, periodo en el que Casablanca recibió emigrantes españoles que huían de la hambruna de principios de siglo y de la Guerra Civil en el 36. Otros llegaron por que se casaron con marroquíes o porque el destino les trajo aquí por razones profesionales.
En la conversación de los comensales es inevitable que aparezca el desarrollo de Casablanca como capital económica del país. Y la comparan con la Casablanca del siglo pasado. Ahora hay muchas más empresas internacionales, mejores carreteras e infraestructuras y también más restaurantes gastronómicos de comida marroquí e internacional que dan a la metrópoli un ajetreo constante.
Teresa, que llegó en el 62 a Tánger y se trasladó a Casablanca en el 68, recuerda que hacía casi toda su vida social entre españoles. Organizaban excursiones a los bosques de los alrededores y pasaban el día entre picnics y yincanas. Uno de los lugares de encuentro era La Cascade, un restaurante en plan chiringuito en medio del bosque cerca de Casablanca.
“También disfrutábamos de la playa de Dahomey, entre Casablanca y Rabat. Allí los españoles coincidíamos con familias francesas e italianas”, relata Teresa. “Cuando no nos íbamos de excursión, estábamos casi siempre en la Casa de España; celebrábamos la fiesta de Andalucía, la fiesta de Madrid y en San Jordi regalábamos una rosa y vendíamos libros”, añade.
Los comensales de los almuerzos de “La Bene” vienen de distintos puntos de la geografía española. Hay una santanderina que se casó y se vino a Marruecos, otro es de padres españoles pero nació en Casablanca. Son muchos y cada uno tiene su historia. También hay hijos de matrimonios entre españoles, por una parte, y marroquíes, italianos y franceses, por otra. Y todos conocen a Soledad.
Soledad López es el alma mater de “La Bene”. Es la enfermera que se ocupa de todos los mayores y dependientes de Casablanca y alrededores y también de los de la región de Rabat y Kenitra. “Nos ocupamos de sus problemas de salud, chequeos, operaciones y tratamientos en coordinación con las clínicas y hospitales y también hacemos trabajo social para los que lo necesitan”, explica. Los lunes un médico pasa consulta y eso hace que los españoles se animen a ir a “La Bene”.
Soledad estudió enfermería en Barcelona y trabajó en Suiza pero se casó con un marroquí y en 1981 llegó a Marruecos. Desde hace muchos años su vida profesional está ligada a la labor de ayuda de “La Bene”.
Muchas personas que se quedaron en Casablanca después de la independencia de Marruecos en 1956, no tenían seguridad social por falta de acuerdos bilaterales con España. “La situación de vulnerabilidad según se hacían mayores y tenían más problemas de salud ha hecho de ‘La Bene’ un salvavidas al que agarrarse cuando han venido mal dadas”, explica Soledad.
José Pablo Diaz de Cerio es el tesorero desde hace décadas y se encarga de que los ingresos se optimizen al máximo. En la actualidad, “La Bene” se financia con aportaciones del Estado a través de dos ministerios: el Ministerio de Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Y, en buena parte, también de las aportaciones de empresas instaladas en Marruecos. No es imprescindible ser una empresa española para unirse al club de patrocinadores de “La Bene”, pero la gran mayoría lo son.
“Las necesidades aumentan y los fondos son justos, necesitamos más empresas colaboradoras, explica Alberto Ordobás, presidente de “La Bene”. Alberto conoce bien Marruecos por sus 14 años de experiencia en el país y aúna esfuerzos para mejorar la vida de los que por unas razones u otras necesitan ayuda.
“La Bene” atiende aproximadamente a 80 personas en las demarcaciones de Casablanca y Rabat. Hace unos meses uno de los beneficiarios de “La Bene” se rompió una pierna y se pasó una temporada de rehabilitación en una residencia del Estado español en Tetuán, en el norte del país. Alberto explica que esa residencia y otra que hay en Tánger son destinos habituales cuando los españoles en situación de necesidad ya no pueden valerse por ellos mismo. Intentamos organizar viajes al norte para que conozcan el trabajo de estas residencias y sepan que allí les podrán atender bien si vivir solos se hace inviable”.
Antes de la pandemia, se planificaban diversas actividades para recaudar fondos. Desde hace dos años, “La Bene” organiza en diciembre un Mercadillo de Navidad en la sede de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Casablanca, con quien mantienen un acuerdo de cooperación. Aquí se junta la comunidad española y los marroquíes con lazos con España para escuchar flamenco, comer churros, beber cerveza y hablar español. Es un evento donde las empresas montan un stand y dan a conocer sus servicios y productos. A “La Bene” le sirve para ingresar algo de dinero para sus actividades. Los más jóvenes tiran penaltis en el stand de La Liga, se oye hablar español por todas partes y el éxito de público hace que los organizadores pongan un límite de aforo para evitar aglomeraciones. Por eso para el año que viene se está estudiando un lugar más grande. “Pretendemos llegar cada vez a más socios benefactores para sensibilizarles en nuestra misión de ayudar a los españoles que lo necesiten”, concluye Ordobás.