Alejandro Giammattei, nuevo presidente de Guatemala

Alejandro Giammattei se convertirá en el nuevo presidente de Guatemala tras una veintena de años tratando de lograr alcanzar la Presidencia del país guatemalteco o un puesto público, afán que él mismo ha vinculado a su intención de “servir” al pueblo. El médico, empresario y político había intentado ya hasta en tres ocasiones convertirse en presidente de la nación y en dos alcanzar la Alcaldía de la capital.
El Tribunal Supremo Electoral anunció que, según los resultados preliminares y teniendo en cuenta que los datos eran "irreversibles", el candidato del partido de centroderecha Vamos había logrado alzarse con el puesto presidencial; frente a la otra aspirante, la ex primera dama Sandra Torres, cabeza de la socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza. Todo ello tras celebrarse sin sobresaltos, ni incidentes, la jornada electoral.
Giammattei, exdirector del Sistema Penitenciario, médico y cirujano de profesión, pero empresario y político de carrera, se convirtió en el noveno presidente de la era democrática, la cual dio comienzo en Guatemala en 1986 con la llegada al poder del democristiano Vinicio Cerezo, después de varias décadas de regímenes militares que se sucedieron en el poder mediante golpes de Estado y fraudes electorales. Además, el nuevo máximo dirigente guatemalteco, de 63 años, tiene la peculiaridad de que padece esclerosis desde hace más de 40 años, lo cual no ha sido óbice para desarrollar su carrera profesional y política.
Más de 1,8 millones de votantes dieron su confianza a Giammattei, que obtuvo el 59% de los votos en la segunda vuelta electoral, en unos comicios protagonizados por la baja participación, del 42%, en los que venció a Sandra Torres, que se quedó con 1,3 millones de sufragios.
Giammattei, favorito en los sondeos previos, se vio siempre como ganador claro y en una conferencia de prensa, previa a conocer la confirmación inicial del resultado por parte del Tribunal Supremo Electoral, agradeció el apoyo de todos los que le votaron: "Vengo a decirles, este humilde servidor, que va a ser un inmenso honor ser el presidente del país".

El futuro presidente de Guatemala, que asumirá el cargo el próximo 14 de enero en sustitución de Jimmy Morales y que se ha caracterizado por proponer "mano dura" contra los criminales y un "muro económico" para frenar la inmigración irregular, prometió ser un hombre "al servicio" de la gente y "cercano" a la población para "reconstruir el país". También quiso comunicar que dentro de su equipo están "muy comprometidos en lo que nos toca".
Las felicitaciones vinieron desde varios sectores, incluso por parte del actual presidente, Jimmy Morales, quien lo instó a trabajar por la unidad de Guatemala, y del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien le dijo a Giammattei, que ganó con "un claro triunfo" y que tiene el apoyo de su entidad para trabajar "en beneficio del pueblo".
Por su parte, el presidente de los empresarios organizados, Juan Carlos Tefel, dijo que los próximos cuatros años deberían estar centrados en temas como la desnutrición, la transparencia, la generación de empleo, la certeza jurídica, la inversión en infraestructura o la defensa de la propiedad privada. También calificó el triunfo de Giammattei como una victoria que le da "legitimidad al próximo Gobierno a pesar de que la abstención superara el 50%.
Giammattei, quien tiene 3 hijos y camina apoyado sobre dos muletas debido a su enfermedad, había presumido en varias ocasiones de ser el primer presidente con diversidad funcional y tendrá por delante varios retos, como la lucha contra la corrupción y la impunidad, la desnutrición, la educación, la pobreza o la violencia.
Precisamente, combatir la pobreza, que afecta a más de la mitad de la población, la violencia y la migración aparecen como los mayores problemas a los que se tendrá que enfrentar Giammattei.
La pobreza afecta en Guatemala al 59,3% de su población y es, entre otras causas, consecuencia de que miles de habitantes, especialmente de pueblos indígenas, migren hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. El país centroamericano, en donde el salario mínimo es de 2.992.37 quetzales mensuales (388,6 dólares) y el costo de la canasta básica alimentaria supera los 3.597quetzales (467,1 dólares), tiene a casi la mitad de sus niños menores de cinco años (49,8%) con desnutrición crónica, la tasa más alta de América Latina.

De hecho, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales asegura que el 1% de los habitantes más ricos de Guatemala suman el 40% de los ingresos de los más pobres y que esta desigualdad social priva de servicios esenciales como agua potable, salud y electricidad especialmente a los indígenas. En este escenario, los pueblos indígenas denuncian que continúan siendo marginados del desarrollo y actualmente se enfrentan a la explotación de los recursos naturales en su territorio.
El combate de la violencia es otro de los desafíos del nuevo presidente. Su antecesor, Jimmy Morales, se propuso como una de sus prioridades reducir la criminalidad en el país. Su Administración, según reconocen algunos organismos de derechos humanos como el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), ha reducido los homicidios, pero Guatemala sigue siendo considerado como uno de los países más violentos; e integra, junto a El Salvador y Honduras, el Triángulo Norte de Centroamérica, una de las áreas más pobres y violentas del mundo. De los 4.778 asesinatos con los que cerró el país en 2015, según las estadísticas del Consejo Nacional de Seguridad (CNS), se pasó en 2018 a 3.885 asesinatos, es decir, 893 menos en los últimos tres años, lo que representa un 18,6%.
Pese al descenso de la criminalidad, son miles los guatemaltecos que cada año buscan alcanzar el denominado ‘sueño americano’ ante la falta de oportunidades en su país, pero también por el territorio han pasado varias caravanas de migrantes provenientes desde El Salvador y Honduras, que huyen de la miseria y la violencia.
Las pandillas, más conocidas como 'maras', prácticamente tienen de rodillas a los guatemaltecos por las constantes extorsiones que afectan, sobre todo, al transporte de pasajeros y a los comerciantes, flagelo que contribuye con la migración irregular.
El reto del nuevo jefe de Estado será no solo mejorar las condiciones de seguridad y generar empleo para contener la migración, sino también decidir si continúa o da marcha atrás al acuerdo de tercer país seguro que firmó Guatemala con Estados Unidos, su principal socio económico.
Las remesas que cada año envían los guatemaltecos radicados en el gigante norteamericano representan un 10% del Producto Interno Bruto (PIB) y este año las previsiones de las autoridades de la Junta Monetaria (JM) es que se llegue a los 10.100 millones de dólares.
En este sentido, el director ejecutivo de la Cámara de la Industria, Javier Zepeda, detalló a la agencia de noticias Efe que el próximo Gobierno debe "concentrarse mucho en la generación de empleo como una fuente para contrarrestar la violencia en el país", además de "generar condiciones para descentralizar las actividades económicas y la inversión en infraestructura". En cuanto al plan de Gobierno de Giammattei sostuvo que lo importante es saber "cómo lo hará, con qué equipo y con qué financiación", y sugirió que hay oportunidades de invertir en temas de alianzas públicas y privadas y atención a la desnutrición crónica.