Los comunistas marroquíes quieren seguir gobernando con los islamistas

Por Rachid Elalamy
Foto: El secretario genral del PPS y Ministro de la Vivienda, Nabil Benabdallah.
El Partido del Progreso y el Socialismo (PPS) de Marruecos, que es heredero del Partido Comunista, quieren seguir en el actual Gobierno con los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) del primer ministro Abdelilah Benkirane. Este deseo político, que está por encima de las divergencias ideológicas entre los antiguos comunistas y los islamistas marroquíes, fue ratificado en el Noveno Congreso que el PPS celebró hace unos días en la ciudad de Buznika, cerca de Rabat. El PJD llegó al poder en 2011 tras ganar las elecciones legislativas y alcanzar un pacto de gobierno con los nacionalistas del Partido del Istiqlal (PI) y otras fuerzas como el conservador y berberista Movimiento Popular, el PPS y los independientes. Los socialistas de la USFP rechazaron la oferta islamista. El experimento duró lo que tenía que durar… Hasta el verano de 2013, cuando los ministros nacionalistas abandonaron el Ejecutivo tras meses de tensiones y enfrentamientos con los islamistas. Benkirane se vio en la obligación de negociar con otras fuerzas parlamentarias la formación de un nuevo gabinete. Pactó con la Agrupación Nacional de Independientes (RNI), un partido de tendencia liberal formado en 1970 por Ahmed Osman, primer ministro del rey Hasan II. El PPS expresó su voluntad de seguir en el Gobierno de Benkirane. En octubre de 2013, tras el visto bueno del rey Mohamed VI, Marruecos tuvo nuevo Ejecutivo. En el primer Gobierno de Benkirane, el PPS consiguió cuatro carteras; en el segundo, salió reforzado al lograr cinco. En ambos casos, el secretario general del partido, Nabil Benabdallah, se quedó con el Ministerio de la Vivienda. Benabdallah, además de otras funciones, desempeñó el cargo de ministro de la Comunicación y portavoz del Gobierno entre noviembre de 2002 y octubre de 2007. Sustituyó a Mulay Ismail Alaui en la secretaria general del PPS en mayo de 2010. El último congreso de los antiguos comunistas lo ratificó en el cargo. Por lo visto, el jefe del PPS se encuentra feliz y a gusto en un gabinete liderado por los islamistas. Aunque el PPS, como otras fuerzas de izquierda marroquíes, atraviesa hojas bajas y no tiene mucho prestigio en los sectores laicos del país, su apuesta por gobernar con Benkirane es firme. La mayoría de los 2.000 congresistas de Buznika saludaron la coalición de los antiguos comunistas con los islamistas. Los seguidores más fieles de Benabdallah no dudan del éxito del matrimonio entre el PPS y el PJD.
Voces críticas
Nabil Benabdallah ganó el Noveno Congreso, porque tuvo la suerte de que dos de sus contrincantes que aspiraban a la secretaría general del PPS, Mohamed Grine y Said Saâdi, gran defensor de la igualdad entre hombres y mujeres cuando fue ministro del Gobierno del socialista Abderrahman Yusufi, se retiraron de la carrera. Pero a pesar de la victoria del reelegido secretario general del PPS, el cónclave comunista no fue una balsa de aceite. Los dos candidatos alternativos denunciaron numerosas “irregularidades” en la organización del congreso y la elección de más de 1.000 delegados e incluso una agresión contra un militante crítico hermano de Mohamed Grine, que tuvo que ser ingresado en el Hospital Cheikh Zayed de Rabat. Según fuentes del propio partido, el congreso no consiguió cerrar el descontento interno en el PPS, donde algunos sectores no ven con buenos ojos la estrategia gubernamental que sigue Nabil Benabdallah y critican la falta de democracia interna. Los críticos acusan al secretario general de haber hecho del PSS un partido a su medida, colocando en puestos de dirección a militantes y cuadros fieles. El nuevo comité central del PPS está constituido por unos 1.000 miembros, es decir 300 más que en el Octavo Congreso. El sector crítico está convencido de que este aumento de miembros en la instancia dirigente del partido beneficia políticamente a Benabdallah.