Mohamed VI pide a los marroquíes que ignoren las doctrinas yihadistas

Natalia González Velázquez

Pie de foto: Mohamed VI saluda a los asistentes a la fiesta de celebración de sus 16 años en el trono

Desde el Palacio Real de Rabat, Mohamed VI,   que cumple 16 años en el trono, ha pedido a todos los marroquíes que no se dejen influir por las doctrinas extranjeras que vienen de fuera, haciendo referencia al radicalismo islámico y al yihadismo, que ya se ha llevado consigo a 1.350 marroquíes a las filas del Daesh en Siria e Irak.

Deben asumir, dice el rey de Marruecos, “la tolerancia y la moderación”, atributos a los que ha alabado como los “valores de la civilización” marroquí.

“¿Hay alguna razón para que renunciemos a nuestras tradiciones y nuestros valores de civilización marcados con el sello de la tolerancia y la moderación, y nos abracen doctrinas ajenas a nuestra educación y nuestra moral?”, preguntaba Mohamed VI a su pueblo.

La respuesta fue rotunda. “Obviamente no. Así que no permitas que nadie que venga de fuera te dé lecciones sobre tu religión”, aconsejaba con firmeza el rey de Marruecos, interesado en preservar “la identidad del pueblo marroquí”.

En un país con más del 60% de analfabetismo, el monarca también se ha referido a la necesidad de reformar la educación, ya que es en ella donde “radica el futuro del país” y la “defensa contra el extremismo”.

En Marruecos, un país que se rige por el rito sunita Maliki, se han desmantelado 30 células terroristas en los últimos dos años. Sin embargo, es el único país del norte de África que no ha sido atacado por el yihadismo. Mohamed VI puso en marcha un programa de seguridad en las calles de las principales ciudades del país para protegerse del terrorismo: policías y agentes armados vigilan atentos a cualquier incidente extremista.

Además, ha aumentado la vigilancia de los servicios secretos de inteligencia en las redes sociales y forma imames en el discurso moderado de inspiración sufí en las mezquitas para evitar que muchos de sus jóvenes caigan en el islam más radical.

“Así como nuestro abuelo Mohamed V fue exiliado por el triunfo de los valores humanos y espirituales, hoy luchamos contra el extremismo y el terrorismo”, pronunciaba Mohamed VI en su discurso.

El yihadismo no fue el único protagonista de su discurso. También hizo alusión a “la situación de precariedad e inseguridad que viven los marroquíes de regiones remotas y aisladas, sobretodo en el Atlas y en el Rif”, regiones montañosas situadas en el centro y norte del país que carecen de servicios médicos y escuelas, incluso de agua y electricidad. Tampoco se olvidó del Sáhara, donde pretende llevar a cabo una regionalización avanzada y un modelo de desarrollo provincial.

Pie de foto: El embajador de Marruecos en España, Fadel Benyaich, acompañado de su esposa tras su intervención en la recepción celebrada en Madrid

Celebración en Madrid

En Madrid, el embajador de Marruecos en España, Fadel Benyaich, celebró una multitudinaria recepción a la que asistieron autoridades políticas y militares españolas, como el ministro de Justicia,  Rafael Catalá, el director de Casa Árabe, recién nombrado nuevo embajador en Irán, Eduardo López Busquets, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Fernando García Sanchez y el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, general Jaime Domínguez Buj. También asistieron el ex presidente del Congreso, José Bono, y la ex ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, así como miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en España, como el embajador de Argelia, Mohammed Haneche, empresarios con intereses en Marruecos y representantes de medios de comunicación.

En su intervención, tras la interpretación completa de los himnos de Marruecos y de España, el embajador marroquí agradeció la asistencia de todos los invitados y resaltó el excelente momento que atraviesan las relaciones entre España y Marruecos, en todos lo sectores. Benyaich destacó la cooperación antiterrorista frente a la amenaza del Daesh y el control de la inmigración irregular y terminó su intervención con un ¡viva España! ¡viva Marruecos!.