Funcionarios de una cárcel turca amenazan a los reclusos con contagiarles el patógeno si no obedecen sus órdenes

“O sigues las reglas o te infectamos con el coronavirus”

AFP/OZAN KOSE - Soldados turcos hacen guardia frente a la Prisión y el Tribunal de Silivri

El coronavirus agrava todavía más el estado de las prisiones en Turquía. La situación en las cárceles del país ya es, de por sí, bastante deficiente. Con la aparición del brote vírico, llueve sobre mojado; se trata de un nuevo peligro en un entorno, a menudo, superpoblado e insalubre que no reúne las características necesarias para una vida digna.

En todos los países, las prisiones son recintos que, debido a su aislamiento, han sido mirados con lupa por todos los gobiernos cuando se han tomado decisiones preventivas para frenar la expansión de la pandemia. Cuando las condiciones son como las existentes en Turquía, ese riesgo se multiplica.

Puede, incluso, que el contagio sea forzoso. Según el diario turco Zaman, oficialmente clausurado por el presidente Recep Tayyip Erdogan en 2016, un convicto de la prisión de Aksaray -en Estambul- fue amenazado por los funcionarios de la cárcel con ser contagiado con el COVID-19 si no seguía las normas existentes. “Te obligan a seguir las reglas y leyes; de lo contrario, te infectaremos con el coronavirus”, se le dijo a un grupo de prisioneros, como cita el diario emiratí Al-Ain.

Un informe publicado recientemente por la Federación de Asociaciones de Solidaridad con las Familias de los Prisioneros (MED TUHAD-FED, en su abreviatura) sobre el día a día de los presos confirma que las amenazas e, incluso, las torturas, son cosa corriente en buena parte de los centros penales en Turquía.

El documento se centra, sobre todo, en analizar aquellos aspectos que favorecen la expansión del coronavirus en el sistema penitenciario de Turquía. Desde MED TUHAD-FED, inciden en el hecho de que, prácticamente, no se está tomando ninguna medida de prevención para evitar la expansión del coronavirus en las prisiones.

Según apuntan, los primeros que no cumplen reglas de profilaxis son los propios funcionarios de prisiones, que no observan precauciones como el distanciamiento de personas, el lavado de manos o la desinfección de objetos. 

En lo que se refiere a la higiene personal de los convictos, se destaca que, en la mayoría de los centros, no se les facilitan productos de limpieza básicos, como geles desinfectantes, jabón o desodorantes. Además, se incide en que no se llevan a cabo tareas de desinfección de áreas comunes o de celdas.

El informe señala igualmente que, en la cárcel de Kalkandere, al noroeste del país, cerca de la orilla del mar Negro, no se han puesto a disposición de los presos ni mascarillas ni guantes de látex.

El informe enfatiza la necesidad de proporcionar una atención prioritaria a aquellos prisioneros que se encuentren en grupos de riesgo o tengan una mayor vulnerabilidad, como ancianos, madres o aquellos que padezcan patologías previas.

El ministro de Salud de Turquía, Fahrettin Koca

Turquía es uno de los países más afectados por el coronavirus de todo Oriente Próximo. El ministro de salud Fahrettin Koca es el responsable de ir actualizando el total de contagiados, aunque varias voces del personal médico de Turquía ya han alertado de que las cifras oficiales están maquilladas y de que, en realidad, la expansión del COVID-19 por el país es mucho mayor.

Recientemente, una medida destacada que ha tomado Turquía en relación con el patógeno en sus prisiones radica en la liberación de miles de convictos por delitos menores. Además, ha acelerado los trámites parlamentarios para aprobar enmiendas sobre la ley penal que permitirán excarcelar a ciertos presos más rápidamente. En concreto, se amplia el requisito de amnistía temprana para los convictos por violencia sexual o tráfico de drogas, que se aplicará a partir del cumplimiento del 65% de la condena y no del 75%, como hasta la fecha.

No han resultado beneficiados, al menos por el momento, los presos de conciencia, aquellos a los que, por hacer público su rechazo a la deriva totalitaria del Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan, se les han imputado delitos de terrorismo. A lo largo de los últimos años, sobre todo desde el golpe de estado fallido de verano de 2016, Ankara ha recrudecido sus ataques contra instituciones como las Fuerzas Armadas, la prensa y la abogacía.