El sultanato quedará vacante cuando fallezca Qaboos bin Said, sin descendencia y cuya salud ha empeorado, y se espera sucesor

Omán prepara la sucesión del sultán

AP/AGENCIA DE NOTICIAS DE OMÁN - Fotografía de archivo del sultán Qaboos bin Said de Omán. El gobernante omaní, de 79 años, ha regresado a su sultanato después de viajar a Bélgica para un chequeo médico, informó la agencia de noticias estatal del sultanato el viernes 13 de diciembre de 2019

La salud de Qaboos bin Said al-Said, sultán de Omán, sigue deteriorándose y se especula con quién será su próximo sucesor cuando muera; cuestión que no está clara aún ya que no tiene hijos, ni hermanos y todavía no hay designación oficial de sucesor para su cargo. Cuando fallezca serían sus familiares más cercanos quienes diriman su sustituto y para ello tendrán el plazo de tres días a partir de su muerte; si no hay acuerdo, entonces se entronizará a la persona indicada por el propio sultán en una carta que debe dejar lista. 

Qaboos bin Said al-Said, de 79 años, ha gobernado Omán durante los últimos 50 años dotando a su país de un tono conciliador y neutral dentro de la esfera de Oriente Medio. Ahora, la larga enfermedad del sultán se ha visto agravada y no tiene descendencia, ni hermanos que le sucedan. En este escenario, cuando fallezca serán sus familiares o personas más próximas de la corte quienes nombren sucesor en un plazo de tres días a contar desde el deceso del monarca. Si no hay acuerdo sobre este extremo deberán abrir una carta que el sultán debe dejar escrita y sellada antes de su muerte y en la que designará sucesor. 

En concreto, según recoge oficialmente el artículo 6 de la Ley Básica del sultanato, la familia real debe elegir sucesor en el plazo de tres días desde que se produzca la vacante y si no hay acuerdo el Consejo de Defensa de la Nación, el jefe de la Corte Suprema y los jefes de las dos Cámaras del Consejo Consultivo abrirán juntos el sobre que contiene la elección de Qaboos y luego entronizarán a la persona que él designó. Situación esta última que parece muy próxima por las desavenencias existentes en el seno familiar, incluso dentro del propio Consejo.

Se mantiene el secreto sobre la sucesión del sultán para evitar dudas sobre la autoridad del propio máximo responsable del sultanato. De hecho, existen dos sobres sellados con el nombre del nuevo sultán, uno dispuesto en otro palacio real emplazado en la ciudad portuaria sureña de Salalah. Esta segunda misiva está preparada por si acaso debido al débil estado de salud del sultán y a disputas no resueltas dentro del Consejo y dentro del ámbito familiar. Se presume que tiene el mismo contenido que la otra carta, con el mismo nombre del sucesor, y que su existencia únicamente se debe a su condición de recambio por si se extravía la primera o hay dudas sobre su autenticidad. 

Qaboos bin Said regresó hace escasos días de Bélgica, donde ha estado tratándose de su cáncer de colon, enfermedad que le ha afectado durante los últimos cuatro años y cuyo tratamiento ha visto interrumpido ahora. Se esperaba su estancia allí hasta finales de enero, pero finalmente ha regresado antes. No es la primera vez que viaja al extranjero por razones médicas importantes, que han provocado diferentes ausencias; de hecho, durante su estancia en tierras belgas se tuvo que ausentar de la cumbre anual del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en Arabia Saudí, donde la delegación nacional fue representada por el viceprimer ministro omaní. 

Omán es una nación de la península arábiga con un terreno que abarca desiertos (el 80% del territorio es desértico), oasis en lechos de ríos y largas costas en el golfo Pérsico, el mar Arábigo y el golfo de Omán y limita al oeste con Yemen, país inmerso en varios años de guerra, y al norte con Emiratos Árabes Unidos (EAU), nación que ha protagonizado en las últimas décadas un gran florecimiento económico, siendo uno de los países más destacados de la región y principal aliado del gigante Arabia Saudí. Omán obtuvo la independencia del Reino Unido en 1971 y a partir de ahí se fue desarrollando hasta convertirse en uno de los países más estables de todo Oriente Medio. 

Tras años de aislamiento, la independencia y la llegada al poder del sultán Qaboos bin Said trajeron a Omán un gran progreso y una etapa de riqueza. Las principales fuentes de ingresos del Estado provienen del petróleo y del gas natural, materias primas que lo convierten en uno de los países ricos de la zona. 

A pesar de los grandes recursos, la nación omaní no destaca por la ostentación, por indicación del sultán, quien incluso ordenó prohibir la construcción de todo edificio que pretendiese superar los 100 metros de altitud. Lo que más destaca en la capital Mascate es la blanca y grandiosa mezquita del sultán Qaboos, con sus cinco imponentes minaretes; templo que fue ordenado edificar en 2001 para conmemorar los 30 años del reinado de Qaboos, y que incluye majestuosas salas, patios y jardines. 

El actual sultán pertenece a la 14ª generación de la dinastía Al-Busaidy, que fijó el sultanato tras echar a los colonos portugueses en el siglo XVIII, y se educó en India y la Real Academia Militar de Sandhurst, un centro elitista de Reino Unido conocido por educar a príncipes y herederos de Oriente Medio. Tras regresar de su formación académica, su padre le tuvo confinado en palacio hasta que en 1970 se materializó un golpe de Estado llevado a cabo por los servicios secretos británicos contra su progenitor, Said bin Taimur, que derivó en su llegada al poder. Qaboos fue conocido por ser el encargado de acabar con toda presencia comunista apoyada por la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), principalmente en la región del sur de Dhofar, en la frontera con Yemen, y supo convertir un reino atrasado con solamente 10 kilómetros de carretera, sin instalaciones educativas ni sanitarias, en un país avanzado y próspero. 

Omán es un régimen que ha estado en las últimas décadas apartado de las tensiones regionales vividas, con un sultán que ha sido uno de los pilares básicos en la política de Oriente Medio durante los últimos casi 50 años.

La nación omaní ha mantenido un papel en gran medida neutral y conciliador en la región; Un ejemplo de ello se dio en su papel desempeñado en el marco de las conversaciones entre Irán y Estados Unidos sobre el acuerdo nuclear que se firmó en 2015, el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), por el que se limitaba el programa atómico iraní a cambio de beneficios políticos y económicos; el cual ha acabado siendo fuente de enfrentamientos diplomáticos por las tensiones entre estadounidenses e iraníes a cuenta de este. También, el sultanato acogió conversaciones entre Arabia Saudí y los rivales rebeldes hutíes activos en la guerra de Yemen. 

Omán tampoco se posicionó en la disputa protagonizada en el seno del Golfo entre EAU, Bahréin y Arabia Saudí, por un lado, y Qatar, por el otro, a raíz del bloqueo político y económico impuesto por los primeros (junto con Egipto) sobre el país qatarí, al que se acusa de apoyar a grupos terroristas y de intromisión en asuntos internos de otros Estados. 

Omán es considerado también como un aliado de Occidente y Estados Unidos le ha tenido en cuenta como un estrecho colaborador en la lucha contra el terrorismo

La política omaní de ser amigo y colaborador de todos y enemigo de nadie le ha reportado una situación cómoda en el avispero de Oriente Medio y también una situación financiera estable y envidiable que ha propiciado su progreso económico.